Mi pareja quiere abrir la relación, pero yo no: una psicóloga explica qué hacer

El modelo de relación imperante sigue siendo la monogamia, pero durante los últimos años se han normalizado otras formas de amar, de vincularnos y de disfrutar de la sexualidad y de la afectividad. Afortunadamente, cada día que pasa, encontrarnos a alguien con una relación abierta o con una relación poliamorosa es más habitual. Pero, ¿estos modelos de relación son ‘aptos’ para todo el mundo?

¿Hay un modelo de relación perfecta?

Las relaciones al igual que las personas evolucionan, cambian, y una persona monógama puede sentir en un momento de su vida la necesidad de explorar nuevos modelos de relaciones, al igual que una persona en una relación abierta puede optar por la monogamia durante una temporada. En otras palabras, no hay un modelo de relación perfecta ni a nivel general, ni para una persona en concreto.

Si te paras a analizar lo que has querido y esperado del amor y del sexo a lo largo de tu vida, ¿podrías decir que siempre ha sido lo mismo? Probablemente no. Ahora párate a pensar en tu relación de pareja actual. ¿Sientes lo mismo que al principio? No, y no pasa nada. Ni peor ni mejor, simplemente diferente.

Nos obligamos a pensar que el amor debe ser siempre idéntico, cuando eso es imposible. La confianza, la intimidad, la pasión y otros rasgos de las relaciones sufren variaciones a lo largo de los años. Pasa lo mismo con la idea de la monogamia: un buen día te das cuenta de que es imposible sentirte solo atraído por una persona, de que es abrumador no volver a conectar emocionalmente con alguien, de que te gustaría volver a tontear en un bar o de que no te importaría que tanto tu pareja como tú os acostaseis con otras personas. Sin embargo, para abrir la relación es necesario consenso.

Mi pareja quiere abrir la relación y yo no, ¿qué hacemos?

Imagínate la siguiente situación: tu pareja comienza a valorar la opción de abrir la relación, te lo va dejando caer sutilmente, y llega un momento en el que te plantea hacerlo explícitamente. Ya no hay vuelta atrás. No puedes ignorar la situación. Tienes que reflexionar, tomar una decisión y comunicársela a tu pareja. Pero, ya has reflexionado y la decisión está tomada: no quieres una relación abierta, estás a gusto siendo monógamo. El problema es que no sabes cómo decírselo a tu pareja porque:

  • No quieres cortar sus alas. Quieres que tu pareja tenga libertad para hacer lo que quiera, pero esa libertad implicaría renunciar a la monogamia.
  • No quieres que tenga carencias en la relación y acabe dejándote. Te asusta que le falte algo y acabe o bien siendo infiel, o bien cortando para poder acostarse o vincularse con otras personas.
  • No sabes muy bien cómo expresarte de forma asertiva. La conversación es muy delicada y no sabes cómo decir lo que sientes sin herir sus sentimientos.

Que estos miedos no te paralicen. Tus necesidades son igual de importantes que las de tu pareja. Si no dices nada, pueden surgir conflictos y tensiones en la relación e incluso podéis acabar rompiendo por falta de comunicación.

Cómo decirle a tu pareja que no quieres una relación abierta

  1. Antes de rechazar, infórmate bien. No es cuestión de buscar artículos en Google, sino de escuchar a tu pareja para saber qué es lo que ella quiere de una relación abierta. A veces nos agobiamos mucho pensando que una relación abierta es acostaros con alguien cada fin de semana, cuando no tiene por qué ser así. Cada pareja crea sus propias reglas y a lo mejor no son tan malas como tú piensas.
  2. Sé sincero con tus necesidades. No te debes avergonzar de lo que sientes y quieres. Es importante exponer tus argumentos intentando desligarte de emociones pasajeras como los celos o el miedo.
  3. No cedas por miedo. Una cosa es probar porque tienes curiosidad, y otra muy distinta abrir la relación porque te aterra perder a tu pareja. Si abres la relación, que sea porque realmente te apetece.
  4. Hablad de las consecuencias de no abrir la relación. Pregúntale a tu pareja si todo va a seguir como hasta ahora o si va a tener alguna carencia. Muchas veces, evitamos exteriorizar estas inseguridades por miedo, pero para tener una relación sana es necesaria mucha comunicación. Habla, habla y habla hasta cuando el tema de conversación es incómodo.
  5. Si estás preparado, plantead la posibilidad de una relación abierta mixta. En este modelo de relación, uno de los dos es monógamo y el otro mantiene relaciones afectivo-sexuales con otras personas.