¿Por qué mis relaciones de pareja duran tan poco tiempo?

En tu grupo de amigos hay uno que lleva con su pareja cinco años, otro que acaba de cumplir tres y el otro acaba de celebrar su primer aniversario. Mientras tanto, tú das las gracias si aguantas tres meses con alguien. ¿Te suena esta historia?

Para muchas personas, las relaciones de pareja son efímeras, como estrellas fugaces que llegan de repente y casi sin darse cuenta, se esfuman. Puede resultar muy frustrante buscar el amor, pero que nunca llegue a asentarse del todo. Pero, ¿por qué a veces es tan difícil lograr que una relación dure?

1. A veces es cuestión de incompatibilidad

Párate a pensar en el tipo de parejas que estás buscando y en la compatibilidad que hay entre vosotros. Muchas veces, nos obsesionamos con un ideal de pareja, una persona con unas características muy concretas, pero que a la hora de la verdad no conecta con nuestra personalidad, con nuestro modo de vida o con nuestras expectativas de futuro. Por ejemplo, te pueden gustar las personas con una personalidad fuerte, pero cuando tienes una relación con alguien así, te agobias y te sientes inseguro.

A veces pasa lo contrario: proyectamos una imagen de nosotros mismos que atrae a alguien, pero después no se corresponde con cómo somos realmente. La persona se frustra, se siente engañada y acaba cortando.

¿Cómo evitar esto? Analizando con calma qué es lo que quieres en una persona y qué es lo que realmente te haría feliz (a veces estos dos aspectos no coinciden), e intentando ser sincero al cien por cien con la gente que conoces para que no se lleven una imagen equivocada de ti.

2. Las relaciones liana, un parche con fecha de caducidad

Otro gran motivo por el que las relaciones duran poco es porque no nos permitimos algo de tiempo para estar a solas. Sí, lo sé, el amor llega cuando llega, pero tampoco podemos forzarlo metiéndonos en una nueva relación de pareja cuando cortamos con la anterior.

Este tipo de vínculos se conocen como ‘relaciones liana’, es decir, todavía no has soltado la anterior persona y ya te estás agarrando a una nueva. ¿Qué efectos tienen? Que son un parche emocional: no superas el duelo de la ruptura porque estás centrado en la nueva relación, y aunque evitas el dolor, también evitas el crecimiento personal. A corto plazo, como vemos, estás ocupado, pero a largo plazo tu autoestima se puede ver muy deteriorada y la relación con gran seguridad no va a durar.

3. ¿Autosaboteas tu relación?

Una parte de ti quiere enamorarse y que todo fluya, pero otra se siente tan agobiada e insegura que acaba boicoteando la relación. ¿Cómo?

  • Idealizando a la otra persona y creando unas expectativas muy altas. Cuando descubres que tu pareja no es perfecta (porque nadie lo es), te decepcionas.
  • Evitando discutir a toda costa. Piensas que discutiendo estropearás todo, pero las relaciones sanas se construyen a partir de conversaciones serias e incómodas.
  • Mintiendo. Por miedo o inseguridad, engañas a la otra persona sobre tu pasado (por ejemplo, el motivo de tu anterior ruptura), sobre tu presente (por ejemplo, fingiendo tus gustos y opiniones para que coincidan con las de tu pareja) y sobre tu futuro (por ejemplo, adaptando tus planes de futuro a los suyos para quedar bien).

4. La necesidad de control es tu gran enemiga

Cuando tenemos muchas ganas de que una relación funcione, podemos volvernos unos obsesos del control. ¡Alerta roja! No puedes controlar todo lo que siente tu pareja, lo que siente tú o hacia dónde avanza la relación.

Para que el amor sea sano, es necesario aprender a tolerar la incertidumbre. Siempre existe el riesgo de que tu pareja se desenamore, de que conozca a alguien más o de que todo se tuerza, pero el miedo a que pase algo desagradable no puede llevarnos a actuar de forma controladora.

5. Dinámicas tóxicas aprendidas y no superadas

En último lugar y no menos importante, están las dinámicas tóxicas que hemos adquirido en relaciones del pasado y que repetimos sin darnos cuenta cuando conocemos a alguien nuevo. Por ejemplo, los celos retrospectivos que sientes cuando tu pareja habla de sus ex, el miedo a que te pongan los cuernos, revisar las redes sociales de tu pareja para ver a quién le da likes, la necesidad de hacerlo todo juntos, etc. Todos estos hábitos son muy dañinos. Ambos necesitáis ser independientes para funcionar mejor juntos.

Si has vivido una relación tóxica y tienes secuelas, es mejor pedir ayuda profesional antes de meterte en una nueva relación.