Qué es el delirio de persecución: "Sentía que todos estaban en mi contra"

Álvaro estaba en la universidad cuando fue diagnosticado de un trastorno depresivo mayor con síntomas psicóticos, concretamente con delirio de persecución. “No fui al psicólogo cuando debí haber ido. Tardé mucho en pedir ayuda porque pensaba que se me iría pasando, pero fue a peor, y sin darme cuenta, había dejado todo y estaba otra vez en casa de mis padres sin fuerzas para nada”, comparte con Yasss el joven de ahora 29 años.

El delirio de persecución en palabras de Álvaro: “Fue una auténtica tortura, lo peor de la depresión”

La depresión me destrozó”, recuerda, “pero te hablo de no tener fuerzas ni para levantarme de la cama e ir al baño a hacer pis. Tenía que hacerlo en una botella. Y si no tenía fuerzas ni para las cosas más básicas, imagínate para otras como ver a amigos, leer, ver una película, salir a pasear, comer con mis padres… Nada. Estaba muerto en vida”.

Y poco a poco, por la mente de Álvaro comenzaron a aparecer ideas delirantes: “al principio sentía que todos estaban en mi contra o que me juzgaban, que se reían de mi y esas cosas. Pero pasaban las semanas y esa sensación se convirtió en una certeza. Estaba convencido de que habían creado un grupo de WhatsApp para reírse de mí, y también pensaba que venían a la puerta de mi casa a ver si me veían y hacerme fotos. Fue una auténtica tortura, lo peor de la depresión”.

Aunque fueron necesarios dos años de tratamiento psicológico y farmacológico, Álvaro superó su depresión y reconstruyó su vida, pero confiesa que a veces tiene miedo a volver a pasar por lo que pasó. “La depresión me destrozó, pero tener delirios me hundió todavía más, y a veces me asusta acabar igual sin darme cuenta”, reflexiona. Por eso, habla de lo que vivió, “para ayudar a personas que como hice yo, no dan importancia algo que sí es importante".

Qué es el delirio de persecución

Los delirios son creencias falsas que la persona asume como totalmente ciertas, y que si bien por sí solos no son un trastorno mental, sí que son un síntoma de numerosos problemas psicológicos.

Estas creencias, como ya hemos visto, son completamente falsas. En otras palabras, no se pueden demostrar ni con la experiencia ni con la lógica. Además, la persona se aferra a sus delirios y poco a poco, condicionan su vida, a menudo llegando a sufrir por ellos (por ejemplo, aislándose, gastando mucho dinero o realizando comportamientos temerarios).

A mayores, los delirios se pueden acompañar de desorientación, cambios bruscos del estado de ánimo, alteraciones de la personalidad, problemas de concentración y memoria, lenguaje desorganizado o cambios en el patrón del sueño.

Pero los delirios no son siempre idénticos. Varían de una persona a otra, pudiéndonos encontrar delirios erotomaníacos (crees que alguien está enamorado de ti, cuando no es así), delirio mesiánico (crees que eres una especie de Dios o mensajero del mismo), delirio de Capgras (crees que un impostor ha suplantado a un familiar) y un largo etcétera. Pero de todos ellos, el más común es el delirio de persecución.

El delirio de persecución se caracteriza por la creencia de que una o varias personas te están persiguiendo física o psicológicamente, para hacerte daño. Es decir, que te siguen por la calle, que te critican, que te intentan aislar, que se burlan de ti o que te odian.

Cuáles son las causas del delirio de persecución

Los delirios se han relacionado con una alteración en el lóbulo frontal del cerebro.

Las alteraciones en dicha área pueden provocar dificultad para controlar el comportamiento o para identificar lo que es correcto o es falso, y en ocasiones pueden derivar no solo en delirios, sino también en alucinaciones. Éstas, se pueden asemejar mucho al contenido del delirio. Por ejemplo, tener alucinaciones auditivas de un timbre sonando y creer a pies juntillas que son tus vecinos, que te odian.

Sin embargo, en muchas ocasiones, no se encuentra un origen cerebral de los delirios y hay que tratarlos en función del trastorno psicológico principal que la persona sufre. Por ejemplo, un trastorno depresivo mayor, un trastorno bipolar, una esquizofrenia o un trastorno de personalidad.

En cualquier caso, si sufres un delirio es necesario acudir a un profesional de la salud mental para identificar la causa y para pautar un tratamiento individualizado.