Enganchar a los menores al vapeo: los hay con forma de juguete y ya se regalan en comuniones

Imágenes como las del reciente vídeo viral de una niña que recibe un vapeador como regalo de comunión, –algo que no ha dejado de generar reacciones entre los usuarios, disparando las críticas y la controversia–, se suman a las advertencias que vienen realizando reiteradamente multitud de asociaciones, expertos y profesionales del sector sanitario: los menores se enganchan cada vez antes al vapeo; una antesala, muy a menudo, del tabaco.

Los llamados cigarrillos electrónicos se han convertido en una moda en la que cada vez hay más niños presentes. Lo denunciaba recientemente el presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), Andrés Zamorano, señalando que algunos menores “tienen su primer contacto con la nicotina a los 11 años” y recalcando que “no son inocuos”.

“Consiguen fumadores a edades cada vez más jóvenes. Si la edad media del primer contacto con el tabaco convencional está en los 14 años, con los vapeadores y cigarrillos electrónicos estamos viendo cómo hay chicos y chicas que tienen su primer contacto con la nicotina a los 11 años o incluso antes", señalaba tras el XIII Congreso del CNPT celebrado a finales del pasado mes de abril en el marco de la 9ª Conferencia Europea sobre Tabaco o Salud (ECTOH).

En la misma línea lo hace ‘Nofumadores.org’, que clama contra la “industria dañina” del vapeo, asegurando, en relación al último vídeo viral del regalo de la niña de la comunión, que crea “adictos a la nicotina desde los 9 años”.

Pidiendo el fin de su comercialización y “prohibirlos en toda la Unión Europea”, subrayan que “vapear es fumar”, y llaman a no caer en engaños: “Estos productos nos mandan casi a la edad de piedra de la lucha contra el tabaquismo”, lamentan desde sus redes sociales.

Los vapeadores enganchan a los menores con atractivos diseños y bajos precios

Impulsados a menudo por unos olores y sabores endulzados, quienes los comercializan también han buscado encandilar al consumidor con sus diseños, intentando hacerlos divertidos, con aspecto de juguete, más atractivos e inofensivos, usando además como infalible gancho final sus bajos precios. Los hay entre 7 y 15 euros y cada vez están más presentes en distintos tipos de establecimientos, como bazares, tiendas de alimentación o incluso en máquinas de vending en centros comerciales, según alertan.

Todo ello, en su conjunto, y al margen de un marco legal que piden endurecer con nuevas y más estrictas leyes, ha provocado que el consumo de vapeadores haya crecido exponencialmente entre los más jóvenes.

Según datos de la XXIV encuesta realizada por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) con motivo de la 'Semana sin Humo' que se celebra del 25 al 31 de mayo, y que este año lleva como lema ‘Mejor el paseo que el humo o el vapeo’, el 19,2 por ciento de los adolescentes de 14 a 18 años fuma o consume algún derivado del tabaco, pero los vapeadores son los preferidos para uno de cada cinco, seguido de las cachimbas, que emplean el 14,3 por ciento, mientras que un 13,1 por ciento se decanta por los cigarrillos convencionales.

El vapeo, la antesala del tabaco

El estudio, que además ha batido récord de participación con un total de 9.711 personas de todas las comunidades autónomas, tal como subraya Susana Morena, coordinadora de la ‘Semana Sin Humo’, demuestra cómo los nuevos productos derivados del tabaco son "la puerta de entrada" a los cigarrillos convencionales para los más jóvenes.

El 19,2 % de los chavales de entre 14 y 18 años se declara fumador o vapeador, y son precisamente los cigarrillos electrónicos los preferidos, ya que los consumen hasta el 20,8 % de los adolescentes.

Más allá, mientras, el 14,3 % consume cachimba, el 13,1 % opta por el cigarrillo convencional y un 7,5 % consumen tabaco mezclado con cannabis (porro).

Estas cifras se invierten en el siguiente grupo de edad: los jóvenes de 19 a 24 años que fuman ascienden al 32,3 %, pero en esta franja, el producto más consumido es el cigarrillo convencional (19,1 %), seguido de los vapeadores (13,8 %) y las cachimbas (11,5 %). La proporción de consumidores de tabaco mezclado con cannabis se mantiene en un 6,7 %.

Todo ello, sostiene Susana Morena, demuestra que "el cigarrillo electrónico es la forma en que se inician los jóvenes para pasar después al tabaco convencional".

Según afirma, se inician “por la falsa sensación de inocuidad de estos dispositivos que se ha divulgado masivamente en las campañas de márketing con intereses comerciales dirigidos a los jóvenes".

A este respecto, solo el 62 % de los encuestados sabe que la cachimba o pipa de agua es nociva para su salud, tanto si se usa con tabaco como con productos sin nicotina. Por el contrario, el 29,7 % ignora sus efectos perjudiciales, porcentaje que asciende al 40 % entre los fumadores. Y todo ello pese a existir ya evidencia científica sobre sus estragos para las vías respiratorias a pesar del poco tiempo que llevan en el mercado, y la "que irá saliendo en los próximos años", según censura la doctora.

Ante esta situación, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria urge también a las autoridades a emprender iniciativas legislativas sobre estos dispositivos y campañas informativas, a poder ser dirigidas al ámbito escolar y juvenil.

"Es muy grave que, en pleno 2023, el 30 % de los jóvenes de 19 a 34 años se considere fumador: tenemos que revisar el mensaje que estamos dando y por qué nuestra juventud se sigue enganchando al tabaco y sus derivados", ha apostillado la vicepresidenta de la sociedad científica, Paula Chao.