El wifi nuestro de cada día: bulos, sospechas y realidad sobre su influencia en la salud

La ondas electromagnéticas y el wifi en particular llevan bajo sospecha 30 años cuando en los años 90 comenzaron a surgir voces que señalaban los supuestos daños a la salud que provocaban. El investigador y físico, Alberto Nájera, doctor en Neurociencia, desmiente que el router que tienes en tu casa y la señal de tus vecinos sean responsable de los dolores de cabeza, mareos, menos de un cáncer. El científico, nos tranquiliza: podemos seguir usando el móvil de despertador en la mesilla, "que el único problema es que no vamos a dormir por estar viendo vídeos hasta las 2.00 de la madrugada y eso sí no es bueno para la salud".

Alberto Nájera, director del Comité Científico Asesor de Radiofrecuencia y Salud subraya que no se ha demostrado vinculación de enfermedades con estos campos electromagnéticos que emiten señales extremadamente débiles, incapaces de "provocar daños celulares", a pesar de las voces alarmadas que auguraban una avalancha de tumores de cerebro. Los informes periódicos de entidades científicas sobre las radiofrecuencias tratan de acallar los relatos que circulan sobre el tema, que sigue siendo un punto y seguido.

Un 5 % de personas se cuentan entre los afectados por la llamada electrosensibilidad, un trastorno que los colegios de los profesionales sanitarios de España y del mundo y la Comunidad científica rechazan reconocer como enfermedad. La OMS tampoco la considera una enfermedad, aunque estos pacientes achaquen sus síntomas que van desde ansiedad, vómitos, dolores de cabeza, tos, escozor de ojos, irritabilidad, hasta insomnio y eccemas en la piel a los ondas electromagnéticas, a las radiofrecuencias, como el wifi.

"La enfermedad electromagnética no está reconocida en Suecia", como dicen los que argumentan que la wifi es mala para la salud. "No es una enfermedad", explica este investigador: lo que ha reconocido la Justicia "es que los síntomas que padecen estas personas pueden ser son motivo de incapacidad, pero no reconocen la enfermedad, porque no se ha demostrado que haya una vinculación entre estos síntomas y la presencia de ondas de baja frecuencia".

No hay ningún problema en dormir con el telefóno al lado de la mesilla o con el wiFi encendido. Si lo hubiera estuvieramos viviendo una incidencia epidemiológica, porque gran parte de la población a nivel mundial duerme con el móvil al lado

Uno de los médicos que diagnostica la electrosensibilidad en España es Mariano Bueno Cortés, experto en Medicina Biológica, del Centro Biosalud, en Zaragoza, una consulta sin Wifi, porque aunque no cree que puede provocar que esta tecnología "daños irreparables", es un convencido de que puede afectar a "algunas personas más sensibles a estímulos electromagnéticos".

Bueno Cortés considera que igual "que hay personas más sensibles a productos químicos, por ejemplo, también las hay más sensibles a estímulos electromagnéticos" o aquellos que tienen" un sistema inmunitario que no está en condiciones normales", o "que padecen enfermedades crónicas e importantes. Estas personas sí que son más sensibles a la acción de estos campos electromagnéticos, entre ellos las las wifi."

El Jefe Médico del centro zaragozano, que atiende pacientes diagnosticados alli por hipersensiblidad electromagnética y fibromialgia, entre otras, distingue que cuando habla de daños del wifi no habla en términos de cáncer o de cuestiones graves, sino de "alteraciones" como insomnio, urticaria, dolores articulares o dolor de cabeza". Son hechos que vemos a diario en la consulta en la clínica, en pacientes que han venido con problemas, con esa sintomatología, por ejemplo, y hemos visto que cuando se ha eliminado esa radiación" han desaparecido los síntoma. "Son hechos en relación causa efecto de tipo inmediato".

A Minerva Palomar, la Justicia le reconoció en 2012 una incapacidad permanente por síntomas que ella achacaba a las ondas electromagnéticas. Dolores musculares, pérdida de memoria y un debilitamiento de su sistema inmune. Fue una sentencia pionera y muchos ven en ella la confirmación de teoría sobre la malignidad del wifi y otras tecnologías que emiten radiación.

Sin embargo, casi 30 años después la protocolos médicos definen la electrosensibilidad como un estado subjetivo que debe ser tratado por psicólogos o psiquiatras. El físico Alberto Nájera, Profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-La Mancha, reconoce que estas personas "sufren mucho" y que tienen "síntomas muy limitantes, que son reales", pero subraya ninguno de estos "se ha demostrado que estén vinculados a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia". "No niego que los pacientes sufran una enfermedad, pero aclara "nadie ha demostrado que esas radiaciones provoquen ese efecto".

Entre 2017 y 2019 se han realizado una cuarentena de estudios independientes han determinado que la exposición al wifi supone alrededor del 10 % de la exposición total y que los niveles habituales están muy por debajo de los valores establecidos por la Comisión Internacional para la Protección ante Radiaciones no Ionizantes (ICNIRP, por sus siglas en inglés). Esos son los más recientes, pero desde que surgieron las teorías antiWifi o anti antenas, en los años 90 se vienen realizando y ninguna lo relaciona con enfermedad alguna.

"En algunos experimentos, afirma este divulgador científico, cuando "se pone una antena wifi sin encenderla, solo instalarla ya produce efectos sobre la salud de estas personas: falta de concentración, dolores de cabezas, malestar, incluso que se pueden ver. Lo que la Ciencia explica que se produce como efecto nocevo , pero cada vez más "estudios están demostrando que es una enfermedad psicosomática".

Mariano Bueno Cortés reitera que no se puede pensar que las ondas que emite el Wifi y otros aparatos pueden afectar a todos por igual. Por ejemplo, "con el tabaco, hay gente que se fuma un paquete diario y hace deportes sin problemas, mientras otro "fumando menos, no puede ni subir las escaleras". "Hay factores que son incluso genéticos que puedan predisponer a una mayor sensibilidad a este tipo de radiaciones o depende de que situación tiene la persona, que otras enfermedades tiene; decir que una un paciente, por ejemplo, tenga una enfermedad autoinmune, porque tiene Wifi en casa y en el trabajo, pues sería una barbaridad".

Sin embargo, añade, "otra persona con una enfermedad autoinmune, como pueda ser una artritis reumatoide en determinados casos, puedan agravarse sus síntomas porque esté sometido a la acción negativa de una wifi, pues esto sí lo podemos decir, pero son casos determinados y concretos."

¿Cuánto hay de verdad o bulo sobre eso de dormir con el móvil o de apagar el router antes de irte a dormir?

Todo emite radiaciones, las cocinas, los microondas, los móviles, las antenas, vigilabebés, televisores inteligentes, aparatos de aire acondicionado y también el wifi al que conectamos la mayoría de esos dispositivos, muchos otros sistemas que utilicen transmisión por radiofrecuencia y cada vez más de todo esto tenemos en nuestras vidas, son "la televisión o las ondas FM, de la radio, son mucho más intensa que la de los móviles y la wifi, pero de esa nadie se queja, porque esa no se ve".

"La frecuencia que emite un microondas es muy parecida a la frecuencia de nuestra wifi. La diferencia es que un microondas emite con una intensidad un millón de veces más que la wifi por eso podemos calentar la leche por esa potencia".

Lo cierto es que la radiación inalámbrica que emiten las redes de wifi son radiaciones no ionizantes, mucho más débiles que la de otros objetos tecnológicos como pueden ser las que emite una placa de inducción, o un microondas.

"¿Podemos calentar una taza de leche con nuestro router? No, porque la intensidad es extremadamente baja", asegura Nájera, que se lleva las manos a la cabeza por todas las teorías infundadas que lee sobre el tema.

Vivimos en "un océano de ondas electromagnéticas que están por todas partes, pero "casualmente les afectan solo las que se ven, porque las antenas, los móviles y las wifi, y se olvidan de todas las demás, porque son las que se ven", apunta el profesor Nájera. Estas ondas del tipo no inonizante, no tienen la intensidad suficiente para interactuar y romper moléculas, como si hacen otras radiaciones, como las que emiten los aparatos de rayos X, por ejemplo.

"En todos los experimentos de los últimos 30 años, de series epidemiológicas, de niveles de exposición no hay evidencias de que haya efectos" sobre la salud desde que empiezan la expansión de las antenas", pero antes también había radiación. "

En cualquier municipio de España hay cientos de antenas de radiofrecuencia para que nuestros teléfonos móviles y otros dispositivos puedan conectarse a Internet y funcionar correctamente. ¿Cuánto hay de verdad o bulo sobre eso de dormir con el móvil o de apagar el router antes de irte a dormir?

"Hay varias creencias, lo de cargar el móvil en la mesilla de noche o tenerlo debajo de la almohada, que no se está usando los niveles de exposición que emiten son elevadamente bajos y hay estudios que lo demuestran realizados a nivel europeo y en la Universidad de Castilla de la Mancha que establecen los valores de exposición y hemos podido comprobar que estos límites son extremadamente bajo, por lo que es improbable que se produzca ningún tipo de efecto", tranquiliza Alberto Nájera.

"No hay ningún problema en dormir con el telefóno al lado de la mesilla o con el wifi encendido. Si lo hubiera estuvieramos viviendo una incidencia epidemiológica con gente teniendo enfermedades, porque gran parte de la población a nivel mundial duerme con el móvil al lado. El verdadero peligro cerca de la mesilla es que no nos deja dormir, porque nos ponemos a ver videos hasta las 2.00 de la mañana y eso sí es un problema. "

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