Cómo salir de un bucle de dudas que te impide tomar una decisión: "Sobrepensar es opcional"

Cómo salir de un bucle de dudas que te impide tomar una decisión
La rumiación mental nos impide tomar decisionesgetty images
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Hay pensamientos que nos asaltan una y otra vez, nos atormentan y nos obsesionan, hasta el punto de entrar en un estado de ansiedad que nos impide tomar ninguna decisión ni llegar a la solución a un problema. Terminamos posponiendo esa decisión, lo que nos termina conduciendo a una preocupación mayor, a una tensión física y a un agotamiento emocional que, con el tiempo, podría incluso convertirse en depresión.

"Pensar es inevitable, pero sobrepensar es opcional", nos dice la psicóloga Júlia Pascual, autora de 'No te comas el coco', para explicar que es posible frenar el ciclo de la rumiación, ese 'comecocos' que cada vez ocupa más espacio en la mente. "La persona se siente atrapada en una espiral de pensamientos intrusivos que no puede detener, dejándola vacía, sin fuerzas y desconectada de la realidad. Este estado de sobrepensar lleva a que la persona pierda la capacidad de atender al presente, ya que toda su atención está dirigida hacia su mundo interno, en un juego mental que se vuelve autodestructivo y perverso", sostiene la psicoterapeuta.

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Cuando una persona sobrepiensa es incapaz de tomar decisiones. Se encuentra atrapada evaluando todas las posibilidades una y otra vez, pero no puede actuar. "Cuando no logramos tomar una decisión, nuestra mente entra en un estado de bloqueo, atrapada en un bucle de análisis excesivo. Buscamos certezas absolutas en un mundo incierto, y al no encontrarlas, seguimos dando vueltas sin llegar a una conclusión. Parecemos que intentamos ser videntes como si tuviéramos una bola mágica que nos indique y nos de señales de lo qué hacer", indica Pascual.

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Parálisis por sobreanálisis

Lo que prevalece en este estado es el miedo a equivocarnos. "Nos preguntamos: ¿Y si elijo mal? ¿Y si me arrepiento? ¿Y si hay una opción mejor que no estoy viendo? Estas dudas pueden alimentar la ansiedad y reforzar la indecisión. Desde un punto de vista psicológico, el exceso de opciones y la rumiación mental nos paralizan. En lugar de confiar en nuestra capacidad de elección, intentamos prever todas las consecuencias posibles, lo que nos impide actuar", indica.

Los principales errores que cometemos al tomar una decisión, según Pascual, son los siguientes:

  1. El exceso de búsqueda de información. Cayendo en la parálisis por sobreanálisis.
  2. Delegar que otros tomen la decisión por mi.
  3. No parar de consultar a los demás qué harían.
  4. Postergar y alargar la toma de decisiones.
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Cómo escapar del estado de bloqueo

¿Cuál es la manera de salir de esa parálisis? "La clave no está en buscar la decisión perfecta, sino en entrenarnos para tomar decisiones sin esperar sentirnos 100% seguros. La acción es la que nos da claridad, no el sobreanálisis. Pensar demasiado no nos da más control, solo más ansiedad", sostiene la psicóloga, que nos proporciona varios consejos para salir de los comecocos de la mente.

  • Identifica tu comecocos. No debemos confundir nuestra propia esencia con esa imagen, duda o pensamiento que nos genera malestar. "Identificalo, puedes ponerle un nombre 'mi saboteador interno', 'mi vecina pesada', 'mi runrún', 'mi inquisidor interno', etc.", propone Pascual.
  • Deja pasar el pensamiento trampa bloqueando la respuesta. En lugar de detenernos en pensamientos, imágenes o dudas intrusivas, deberíamos procurar dejarlas pasar sin responderles ni analizarlos. "No se trata de evitar pensar en ellas (porque eso las refuerza), sino de restarles importancia y bloquear la respuesta que nos atrapa en el sufrimiento. Luchar contra los pensamientos los hace volver con más fuerza", complementa.
  • Escribe para liberar la mente. Escribir sobre esos pensamientos que no podemos dejar pasar por mucho que lo intentemos es una herramienta poderosa. "La escritura ordena las ideas y frena el bucle obsesivo. Además, ayuda a darnos cuenta de si estamos repitiendo los mismos pensamientos sin sentido. Escribir 'desparasita' la mente, especialmente en personas que crean escenarios ficticios y terminan creyéndolos como reales", concluye.