El impacto del Covid-19 ocasiona a largo plazo un mayor riesgo de muerte y complicaciones de salud, según un estudio
Un estudio revela que las personas hospitalizadas por COVID-19 enfrentan un mayor riesgo de muerte hasta dos años y medio después del alta
La doctora Sarah Tubiana sostiene que los resultados ofrecen “un duro recordatorio del impacto del COVID-19, que se extiende más allá de la infección inicial”
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Un estudio realizado por el Centro de Investigación Clínica del Hospital Bichat-Claude Bernard, en Francia, ha revelado que las personas que han sido hospitalizadas por COVID-19 enfrentan un mayor riesgo de muerte y complicaciones de salud hasta dos años y medio después de recibir el alta. La investigación, publicada en 'Infectious Diseases', analizó datos de casi 64.000 residentes franceses, proporcionando información valiosa sobre las secuelas a largo plazo de la enfermedad. Los hallazgos subrayan la importancia de un monitoreo médico continuo para quienes han padecido formas graves de la infección por SARS-CoV-2.
La doctora Sarah Tubiana, especialista en enfermedades infecciosas y autora principal del estudio, destacó que los resultados ofrecen “un duro recordatorio del amplio impacto de la COVID-19, que se extiende mucho más allá de la infección inicial”. Además, señaló que aunque gran parte de la atención se ha centrado en los efectos inmediatos del virus, los sobrevivientes hospitalizados continúan enfrentando riesgos significativos de complicaciones meses e incluso años después. “Las implicaciones a largo plazo para la salud pública son significativas”, añadió.
Los investigadores utilizaron datos de la base nacional de reclamaciones de salud en Francia para analizar el estado de 63.990 adultos hospitalizados por COVID-19 entre enero y agosto de 2020. Estos pacientes, con una edad promedio de 65 años y una mayoría masculina (53,1%), fueron comparados con un grupo de control de 319.891 personas de edad, sexo y ubicación similares, que no habían sido hospitalizadas por COVID-19 durante el mismo período. El estudio realizó un seguimiento de los participantes durante un máximo de 30 meses, registrando tanto las muertes como las hospitalizaciones por cualquier causa y por afecciones específicas de los órganos. Los resultados revelaron diferencias significativas entre los sobrevivientes de COVID-19 y la población general.
Riesgos elevados de muerte y complicaciones de salud
Los datos mostraron que los pacientes que habían sido hospitalizados por COVID-19 presentaban una tasa de mortalidad superior (5.218 por 100.000 personas-año) en comparación con el grupo de control (4.013 por 100.000 personas-año). Además, estos individuos tenían una mayor probabilidad de ser ingresados nuevamente en el hospital, con riesgos especialmente altos de desarrollar problemas neurológicos, psiquiátricos, cardiovasculares y respiratorios.
El estudio también encontró que no existían diferencias significativas entre hombres y mujeres en cuanto al riesgo general de hospitalización, excepto en el caso de los trastornos psiquiátricos, donde el riesgo era mayor en las mujeres. La probabilidad de rehospitalización tras el alta también se mantenía elevada en todos los grupos de edad, aunque era más frecuente en pacientes mayores de 70 años. Aunque estos riesgos disminuyeron después de los primeros seis meses, se mantuvieron elevados hasta los 30 meses en casos de trastornos neurológicos y respiratorios, insuficiencia renal crónica y diabetes.
Necesidad de más investigación y monitoreo continuo
El doctor Charles Burdet, coautor del estudio y especialista en enfermedades infecciosas en la Université Paris Cité, resaltó que “incluso 30 meses después de la hospitalización, los pacientes con COVID-19 seguían teniendo un mayor riesgo de muerte o de complicaciones graves de salud, lo que refleja las consecuencias más amplias y duraderas de la enfermedad en la vida de las personas”. También enfatizó la necesidad de profundizar en las investigaciones para comprender los mecanismos detrás de estos riesgos y encontrar formas de mitigarlos.
Una de las fortalezas del estudio es el uso de una base de datos nacional que abarca toda la población francesa, lo que hace que los hallazgos sean ampliamente aplicables a poblaciones occidentales similares. Además, el uso de datos longitudinales y registros médicos electrónicos detallados permitió a los investigadores diferenciar entre problemas de salud preexistentes y nuevos trastornos surgidos tras la infección por COVID-19.
Sin embargo, los autores advierten que los resultados podrían no ser completamente extrapolables a las variantes más recientes del SARS-CoV-2, ya que el estudio se centró en pacientes infectados a principios de 2020, antes de la aparición de nuevas cepas. Se requiere más investigación para determinar si las variantes actuales presentan efectos similares a largo plazo en la salud. Este estudio pone de relieve la importancia de continuar monitoreando a los sobrevivientes de COVID-19 y desarrollar estrategias de salud pública que aborden las posibles secuelas a largo plazo de la enfermedad.
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