Sara Andrade 21 ABR 2025 - 05:30h.

¿Cuidas tu salud hormonal? ¿Sabías que tus hormonas regulan la mayoría de los engranajes que hacen que tu cuerpo funcione? Hablamos, por ejemplo, de las funciones sexuales, del sueño, del estado de ánimo, de la frecuencia cardíaca, del funcionamiento del sistema inmunitario y hasta incluso de la salud ósea. Nuestras hormonas están, por lo tanto, "detrás de muchos problemas de salud, la mayoría sin saberlo": seguro que te suena la obesidad, la infertilidad o las alteraciones menstruales o la aparición de acné o la pérdida de cabello.

Nuestras hormonas se deberían mantener en equilibrio, en el momento en el que sus niveles suben o bajan empezamos a perder salud. Existen muchas hormonas aunque de las que se suele hablar con más frecuencia son las hormonas como la insulina (clave en metabolismo de la glucosa), la melatonina (sueño), las hormonas tiroideas (clave en muchas funciones vitales de control de energía y mental), sexuales (estrógenos, testosterona y progesterona), el cortisol (estrés) o la leptina y grelina (hambre y saciedad). Su secreción no es siempre igual y se ve influenciada por factores externos e internos como la luz, la comida o el estrés que podemos sufrir durante un momento de nuestras vidas.

"Las hormonas no son solo cosa de adolescentes o embarazadas. Son las directoras de orquesta de nuestro cuerpo: regulan el sueño, el apetito, la energía, la libido, el estado de ánimo… ¡todo! Lo que muchas personas no saben es que nuestros hábitos diarios son los que mandan señales, de forma continua, a las glándulas para producirlas en la cantidad y momento adecuados. Así que sí, tus decisiones cotidianas influyen directamente en cómo 'suenan' esas hormonas dentro de ti. o al menos qué notas hacen tocar a nuestro cuerpo". Esto nos lo explica, en una entrevista para Informativos Telecinco, el doctor Joaquín Puerma, médico especialista en endocrinología y nutrición, y autor del libro 'Tus hormonas importan' (editorial Zenith). Desde su cuenta de Instagram @drpuerma comparte consejos prácticos y divulgación sobre la salud hormonal, una de las más desconocidas.

Tal y como explica en su libro, detrás de una niebla mental o de cansancio excesivo (y continuo en el tiempo), por ejemplo, puede haber una alteración de las tiroides. Si hay un exceso, hablamos de hipertiroidismo, pero si hay un déficit hablamos de hipotiroidismo. Aunque habría que confirmarlo en un análisis de sangre, una alteración de las tiroides por déficit daría problemas como piel seca, pérdida de cabello o uñas frágiles, anemia o disminución de la frecuencia cardíaca; mientras que un exceso provocaría pelo fino y poca cantidad, palpitaciones, diarrea o mala absorción de nutrientes o debilidad muscular.

Para cuidar nuestra salud hormonal hace falta revisar muchas cosas, pero algunas de las más importantes son el estrés, cuando se trata de algo crónico y habitual en tu vida, hay que pedir ayuda; también los patrones de sueño, la exposición a la luz natural y el abuso de pantallas, como sabemos influyen en la calidad del sueño; así como la alimentación o el hacer ejercicio. "Comer sano es el primer paso, sí, pero no todo vale para todos. Por ejemplo, una persona con resistencia a la insulina no debería abusar de los carbohidratos simples, aunque a veces puede no ser tan sencillo como eso. Alguien con problemas de tiroides necesita un buen aporte de yodo, hierro o selenio. La clave está en personalizar sin obsesionarse: conocer tus hormonas te ayuda a afinar mejor tu alimentación, pero los pilares son comunes a casi todos", subraya.

Los factores que alteran nuestras hormonas

Hay siete grandes factores que alteran nuestras hormonas, según explica el doctor Joaquín Puerma: "La edad y factores genéticos, la alimentación inadecuada, el estrés crónico, la falta de descanso, sedentarismo, exposición a disruptores endocrinos, inflamación crónica y la falta de exposición a la naturaleza. Cuando se alteran, aparecen síntomas como cansancio, insomnio, dificultad para perder peso, infertilidad, alteraciones del ciclo menstrual, caída del cabello… y muchas veces ni siquiera pensamos en las hormonas como origen".

Entre todos ellos, uno de los factores de los que más se está hablando en medios y que afectan directamente a la salud de nuestras hormonas son los disruptores endocrinos. Estas palabras tan raras se refieren a unas sustancias que alteran nuestro sistema hormonal provocando infertilidad, enfermedades autoinmunes o un aumento de la inflamación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya alertó de estas sustancias en un informe publicado en 2013. "Los perturbadores endocrinos (PE) pueden contaminar el medio ambiente sobre todo a través de los vertidos industriales y urbanos, los desagües agrícolas o la incineración y vertido de basuras. La exposición humana puede producirse por ingestión de alimentos, agua o polvo, por inhalación de gases o partículas presentes en el aire o por contacto con la piel", señalaban.

Disruptores endocrinos: ¿qué hacemos con ellos?

¿Dónde se encuentran? Los disruptores o perturbadores endocrinos son habituales ya en nuestra vida, los podemos encontrar en los materiales con los que se fabrican latas o plásticos, en pesticidas, herbicidas, plaguicidas, además de en metales pesados como cadmio, el plomo el mercurio; y hasta en alimentos como el pescado de gran tamaño o en el arroz, así como en productos farmacéuticos o médicos y en aditivos alimentarios.

Es posible que estés pensando que luchar contra los disruptores endocrinos sea una batalla perdida, pero no es así. Puedes intervenir de muchas formas en su exposición. Como dice el doctor Joaquín Puerma, puedes actuar en tu cocina y alimentación. Por ejemplo, aconseja sumergir en agua las verduras y frutas durante 15 minutos en agua con bicarbonato (1 cucharada por 1 litro) y después enjuagar. Consumir carnes magras como el pollo y el pavo también puede ser una opción, además de pescados más pequeños y/o salvajes, dejar de consumir café en cápsulas, optar por productos frescos y de proximidad, así como priorizar los recipientes de cristal y los utensilios de cocina libres de bisfenoles y ftalatos (busca "libre de BPA" o "libre de PFOA").

En casa, ventila al menos 10 minutos al día, revisa qué tipo de productos de limpieza tienes -siempre es mejor usar productos naturales como el vinagre- y, obviamente, evitar fumar y mantener el hábito de lavarte las manos.

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