Dermatología

El cáncer de piel, una amenaza creciente en niños: "Una quemadura solar en la infancia duplica el riesgo"

El cáncer de piel es una amenaza en niños
El cáncer de piel es una amenaza creciente en niños. MICHA ROSENWIRTH / ENDHALS /EUROPAPRESS
  • La exposición solar acumulada desde la infancia y las quemaduras intermitentes aumentan significativamente el riesgo de cáncer de piel

  • "El bronceado es un mecanismo de defensa, no un símbolo de salud ni de belleza", alerta el dermatólogo Agustín Buendía

Compartir

Las quemaduras solares durante la infancia y la adolescencia son un factor de riesgo clave para el desarrollo de cáncer de piel en la edad adulta. "Duplica el riesgo. La piel tiene memoria y el daño solar es cumulativo", advierte Agustín Buendía Eisman, director de la Fundación Piel Sana de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). "Tenemos muy claro que el principal factor de riesgo es la exposición incontrolada al sol. No es el único -también influye la genética o el tipo de piel-, pero sí el único que podemos modificar".

El panorama no es alentador: se estima que los casos de cáncer de piel aumentarán un 40 % en los próximos 25 años. "Ha habido un incremento impresionante desde los años 60 con la moda del bronceado. Los estudios apuntan a que las tasas podrían duplicarse o incluso triplicarse en los próximos años", señala Buendía, también profesor titular de Dermatología en la Universidad de Granada.

PUEDE INTERESARTE

En los últimos diez años, el cáncer de piel ha crecido de forma sostenida tanto en España como en el resto del mundo. Se calcula que cada año se diagnostican más de 500.000 casos en todo el planeta y que más de 50.000 personas fallecen a causa de esta enfermedad. En nuestro país, la Red Española de Registros de Cáncer revela que la incidencia del melanoma cutáneo ha aumentado un 50 % en la última década, con más de 8.000 nuevos diagnósticos anuales.

El peso social del bronceado

Uno de los grandes obstáculos para el cambio de hábitos es el componente estético. "En ocasiones, especialmente en la adolescencia, resulta muy difícil modificar el hábito de exponerse al sol porque el bronceado sigue teniendo un gran peso social. De hecho, a veces logramos más impacto al hablarles de las consecuencias estéticas, como el fotoenvejecimiento, que al advertirles sobre los riesgos para la salud", explica Buendía.

PUEDE INTERESARTE

Las cabinas de rayos UVA, usadas con fines estéticos, también aumentan el riesgo. "Francia ha sido el último país en prohibirlas para uso cosmético. Lamentablemente, en España siguen permitidas", lamenta.

El daño solar empieza en el ADN

El dermatólogo Agustín Buendía lo deja claro: el bronceado no es un símbolo de salud, sino una señal de daño. "Tenemos que transmitir la idea de que el bronceado es un mecanismo de defensa de la piel ante una agresión externa. No es sinónimo de salud y no debe ser sinónimo de belleza", recalca. Esa coloración dorada que muchos persiguen como ideal estético, en realidad, aparece cuando el ADN de nuestras células cutáneas ya ha comenzado a alterarse.

"El daño en el ADN estimula al melanocito para que se ponga a funcionar y produzca mucha más melanina, como intento de protegernos", explica. Aunque nuestro cuerpo cuenta con mecanismos de reparación celular, no siempre funcionan. "Cuando ese sistema falla, se puede inducir un cáncer cutáneo. Hay que desterrar la moda del bronceado", advierte.

Además, subraya que ningún perfil está libre de riesgo: ni quienes pasan largas horas al sol por su trabajo -como agricultores, marineros o trabajadores de la construcción- ni quienes solo toman el sol de forma esporádica durante las vacaciones. "Las exposiciones intermitentes, intensas y acompañadas de quemaduras también son peligrosas. Hay distintos tipos de cáncer asociados a diferentes patrones de exposición solar", señala.

Claves para prevenir el cáncer de piel

El especialista resume en dos ideas básicas las recomendaciones para prevenir el cáncer de piel:

  1. Evitar la exposición prolongada al sol a lo largo de la vida. "El daño provocado por la radiación ultravioleta es acumulativo. Es como un vaso de agua que se va llenando poco a poco... y cuando se desborda, ya es tarde", ilustra.
  2. Evitar a toda costa las quemaduras solares. "Son un factor de riesgo importantísimo. Deben extremar el cuidado especialmente las personas de piel clara, que se queman con facilidad y tienen más dificultad para broncearse".

Para minimizar riesgos, se recomienda evitar el sol en las horas centrales del día -de 12:00 a 17:00-, cuando la radiación UVB alcanza su pico de intensidad. "Reducimos hasta un 65 % esa radiación simplemente evitando ese horario", apunta el dermatólogo. En caso de exposición, conviene protegerse con ropa adecuada: camisetas frescas, pantalones amplios y sombreros. "No vale cualquiera: debe ser de ala ancha, de al menos 7 cm, para cubrir nariz, orejas y cuello". También es importante aprovechar la sombra siempre que sea posible.

¿Usamos bien la crema solar?

La fotoprotección es otra medida esencial, pero no siempre se utiliza correctamente. "Muchas veces, la población tiene una falsa sensación de seguridad. Cree que por ponerse crema puede estar más tiempo al sol... y no es así", advierte.

El uso correcto implica:

  • Elegir siempre un factor de protección alto (mínimo 30).
  • Aplicar una cantidad generosa, ya que lo habitual es poner menos de la necesaria, lo que reduce la eficacia del producto.
  • Comprobar que el fotoprotector protege frente a radiación UVA y UVB.

Además, hay que recordar zonas que suelen olvidarse: orejas, punta de la nariz, cuello, cuero cabelludo, etc. "El fotoprotector no está hecho para alargar el tiempo al sol, sino para protegernos durante el tiempo que estemos expuestos", subraya.

Autoexploración: clave en el diagnóstico precoz

Dentro de la prevención secundaria, Buendía destaca la importancia de la autoexploración. "Recomendamos que las personas se examinen la piel una vez al mes, igual que las mujeres lo hacen con las mamas".

La regla ABCDE ayuda a detectar señales de alarma en los lunares:

  • A: Asimetría. Si una mitad del lunar no se parece a la otra.
  • B: Borde irregular. Contornos dentados o difusos.
  • C: Color variable. Presencia de varios tonos (marrón, negro, rojo, azul...).
  • D: Diámetro mayor de 6 mm.
  • E: Evolución. Cambios en tamaño, color, forma o aparición de picor o sangrado.

Existe además lo que se llama el signo del patito feo: "Si todos los lunares tienen un patrón similar y uno destaca por ser distinto, hay que consultar". En el caso de los carcinomas no melanoma (como el epidermoide o el basocelular), el signo de alarma suele ser una herida que no cicatriza. "Una costra persistente, una zona áspera que crece o una lesión escamosa en zonas expuestas requieren atención médica".

Revisiones gratuitas durante junio

El diagnóstico precoz es clave. "Afortunadamente, hoy en día se detectan muchos melanomas en fases muy iniciales, lo que permite reducir la mortalidad. Pero aún queda mucho por hacer", apunta. Con motivo de la campaña Euromelanoma, que se ha presentado este pasado 22 de mayo, la Fundación Piel Sana retoma en junio las revisiones dermatológicas gratuitas. Están dirigidas especialmente a personas de riesgo y pueden realizarse tanto de forma presencial como telemática en distintas zonas geográficas. "Cualquier persona puede solicitar cita a través de euromelanoma.aedv.es. Si tras completar el cuestionario se detecta riesgo, se le ofrece una exploración gratuita", explica Buendía.

Un ejemplo de mejora es Australia, país con la mayor incidencia de cáncer de piel. "Llevan más de 40 años haciendo campañas. Gracias a eso, la incidencia de melanoma ha disminuido en personas menores de 35 años, es decir, las que ya han crecido con una cultura de la fotoprotección. En cambio, sigue siendo alta entre quienes crecieron con la cultura del bronceado sin protección". El objetivo, concluye Buendía, es claro: "Queremos que en España pase lo mismo que en Australia. Que nuestros jóvenes no desarrollen cáncer de piel en el futuro".