Cuidado de la piel

Carmen Kannee, dermatóloga, alerta de los brotes de dermatitis por el calor: "Hay zonas que requieren especial atención"

La doctora, en una foto tomada en su clínica. Salus Madrid
  • El incremento de las temperaturas y de la exposición solar favorece la aparición de trastornos de la piel

  • El sudor es uno de los factores que pueden empeorar la dermatitis

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El picor, los brotes de dermatitis, la urticaria y los eczemas suelen intensificarse con la llegada del calor. ¿Por qué en primavera se incrementan los casos de dermatitis atópica? ¿Qué papel desempeñan las alergias estacionales en la piel?

Para profundizar en estas cuestiones, Europa Press Salud (Infosalus) ha entrevistado a la doctora Carmen Kannee, dermatóloga del Instituto de Dermatología Integral (IDEI), quien confirma que las alergias estacionales sí influyen en la aparición de brotes de dermatitis en los pacientes con piel atópica.

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Según explica la doctora, las personas con dermatitis atópica tienen una barrera cutánea debilitada por causas genéticas, lo que las hace más propensas a reaccionar de forma exagerada ante factores ambientales como el polen, que se encuentra más presente en la atmósfera durante la primavera.

“Esto se debe a que los pacientes con dermatitis atópica tienen una barrera cutánea genéticamente frágil, que puede reaccionar de forma exagerada a estímulos ambientales, entre ellos, los alérgenos del aire, como el polen, cuya presencia está incrementada durante la primavera”, afirma esta experta.

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De hecho, señala que los aeroalérgenos son reconocidos por el sistema inmunitario de las personas atópicas sensibilizadas como 'invasores', provocando una reacción inflamatoria que no sólo afecta a las vías respiratorias (rinitis o asma), sino también a la piel, lo que puede causar o agravar un brote de dermatitis atópica o inducir un episodio de urticaria por contacto.

Lista de afecciones cutáneas propias del verano

El incremento de las temperaturas y de la exposición solar con la llegada del verano favorece la aparición de trastornos de la piel más característicos de la estación estival. Estos problemas también se ven potenciados por el uso de ropa apretada, el sudor y el aumento de la humedad en el ambiente. Entre ellos se encuentran:

  1. Sudamina (miliaria): erupción provocada por la obstrucción de los conductos sudoríparos. Es común en niños y personas con sudoración excesiva.
  2. Dermatitis por contacto: aunque puede aparecer en cualquier época del año, el mayor contacto con plantas, metales (como el níquel de joyas), protectores solares o repelentes durante actividades al aire libre, puede aumentar el riesgo de reacciones irritativas o alérgicas.
  3. Fotodermatitis: reacción adversa de la piel al sol tras haber estado en contacto con sustancias fotosensibilizantes como el jugo de lima, perfumes, medicamentos o plantas.
  4. Eccema dishidrótico: afección que se manifiesta con mayor frecuencia en manos y pies, y que se agrava con la humedad y el calor.
  5. Intertrigo: inflamación y enrojecimiento de la piel en pliegues como la zona inguinal o submamaria, debido a la fricción constante y al sudor. En muchos casos, puede haber sobreinfección por hongos.
  6. Urticaria colinérgica: erupción de ronchas pequeñas acompañadas de picor provocada por el calor corporal o el ejercicio físico.
  7. Dermatitis atópica: aunque la exposición solar puede aliviar sus síntomas en verano, el calor intenso y la sudoración pueden empeorar los brotes, sobre todo si predomina el calor sobre una exposición moderada al sol en climas frescos.

El sudor como factor agravante

La doctora Kannee subraya que el sudor es uno de los factores que pueden empeorar la dermatitis, especialmente en pieles sensibles o con antecedentes dermatológicos como la dermatitis atópica.

"Aunque el sudor en sí no es dañino, pues es una forma natural de regular la temperatura, contiene sales y otras sustancias que, al evaporarse, pueden irritar la piel o alterar su pH. Además, al combinarse con bacterias y humedad, puede provocar inflamación, picor y brotes", remarca.

Las zonas que suelen verse más afectadas por el sudor, según indica, son aquellas con menor ventilación y mayor fricción: pliegues del cuello, axilas, área bajo el pecho, ingles, parte posterior de las rodillas, codos, rostro y cuero cabelludo en casos de sudoración intensa.

“Estas zonas requieren especial atención, ya que la humedad constante puede generar un ambiente propicio para el desarrollo de infecciones cutáneas secundarias por bacterias o hongos”, asevera esta doctora.

Medidas preventivas para cuidar la piel en verano

La especialista destaca que mantener la salud de la barrera cutánea debe ser una rutina durante todo el año, pero en los meses de calor se vuelve aún más fundamental. Entre las principales recomendaciones están:

  1. Ducha diaria con agua tibia: evitar el uso de agua muy caliente que deshidrata la piel. En días con mucha sudoración o actividad al aire libre, puede ser conveniente ducharse dos veces.
  2. Uso de limpiadores sin jabón: mejor elegir productos líquidos o aceites lavantes, sin perfumes ni colorantes, y no utilizar esponjas que puedan dañar la piel.
  3. Secado suave: hacerlo con pequeños toques, sin frotar, especialmente en zonas de pliegues.
  4. Aplicación de cremas hidratantes sin perfume tras la ducha: "Durante la primavera, si la piel está bien hidratada, se va a traducir en una barrera cutánea más fuerte, lo que impide la entrada de alérgenos, reduce la pérdida de agua y disminuye la sensibilidad a factores irritantes. Al menos dos veces al día. La primera aplicación debe hacerse justo después del baño, con la piel aun ligeramente húmeda, para atrapar la humedad, así como después de la exposición al sol o al aire libre o siempre que se note que la piel está tirante o seca. Se deben elegir productos sin alcohol, sin perfumes y con ingredientes reparadores de la barrera cutánea como glicerina, ceramidas o avena coloidal".
  5. Cambio de ropa si se ha sudado para evitar la humedad y el contacto con la piel
  6. Ropa fresca y transpirable: preferiblemente de algodón o tejidos ligeros que no acumulen sudor ni generen fricción.