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Cómo mejorar la artrosis de rodilla sin pastillas ni bisturí: las tres terapias más efectivas

Una persona tocándose la rodilla
Una persona toca su rodilla con osteoartritis.. Pexels
  • Un estudio realizado por el Primer Hospital Popular de Neijiang, China, ha identificado las terapias no farmacológicas más eficaces frente a la artrosis

  • Se estima que más del 20 % de los adultos mayores padecen artrosis de rodilla

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La artrosis de rodilla, también conocida como osteoartritis, es una de las enfermedades articulares más frecuentes y debilitantes a nivel global. Afecta sobre todo a personas mayores de 50 años, aunque puede aparecer antes si existen factores de riesgo como el sobrepeso, lesiones previas o actividad deportiva intensa y repetitiva.

Se estima que más del 20 % de los adultos mayores padecen esta dolencia, lo que supone un reto importante de salud pública por su impacto en la movilidad, la calidad de vida y el sistema sanitario. Frente al uso tradicional de analgésicos y cirugías, se abren paso alternativas más seguras y sostenibles.

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Un análisis global compara doce terapias físicas

Un metanálisis en red, realizado por el Primer Hospital Popular de Neijiang (China) y publicado en la revista PLOS One, ha evaluado los resultados de 139 ensayos clínicos con casi 10.000 pacientes para identificar cuáles son las terapias no farmacológicas más eficaces frente a esta patología. Se analizaron doce intervenciones, entre ellas láser, estimulación eléctrica, órtesis, plantillas, hidroterapia, cinta kinesiológica, ejercicio físico, ultrasonidos y otros tratamientos.

Según los investigadores, tres destacan por encima del resto: las rodilleras, que lideran en cuanto a alivio del dolor, mejora de la función física y reducción de la rigidez; la hidroterapia, que resulta especialmente útil para mitigar el dolor; y el ejercicio regular, que ofrece mejoras significativas tanto en el dolor como en la movilidad.

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En menor medida, el láser de alta intensidad y las ondas de choque también mostraron eficacia. Por el contrario, los ultrasonidos fueron los que ofrecieron peores resultados.

Pese a las limitaciones derivadas de la variabilidad entre estudios, como el tamaño de las muestras o la duración de las terapias, los autores concluyen que estas opciones físicas ofrecen un resultado “prometedor frente a los efectos secundarios gastrointestinales y cardiovasculares” de los tratamientos convencionales con medicamentos.

Y destacan con claridad: “Rodilleras, hidroterapia y ejercicio deberían ocupar un lugar prioritario en el manejo de la artrosis de rodilla, pues reducen el dolor y mejoran la movilidad sin los riesgos asociados a la medicación convencional”.