Los cuatro factores más importantes que impulsan los riesgos cardiovasculares en la menopausia, según un estudio
De los cuatro factores, uno de ellos puede incluso duplicar las probabilidades de sufrir enfermedades cardíacas a largo plazo
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La menopausia supone un cambio crucial en la vida de las mujeres, con impactos significativos no solo en la salud física, como el aumento del riesgo cardiovascular, sino también en el bienestar emocional. Por ello, entender estos efectos es fundamental para adoptar hábitos que protejan el cuerpo y la mente durante esta etapa.
Durante la transición a ella, solo una de cada cinco mujeres obtiene puntuaciones óptimas de salud, según la herramienta de evaluación de la salud de la Asociación Americana del Corazón, conocida como Life's Essential 8 (LE8), según concluyen investigadores de la Universidad de Pittsburgh, la Facultad de Medicina Albert Einstein y la Universidad de Baylor (todas en Estados Unidos).
Los cuatro factores
Concretamente, el estudio, del que se hace eco Infosalus y que se recoge en un artículo en 'Menopause', muestra que entre los ocho componentes de la herramienta, cuatro de ellos (glucemia, presión arterial, calidad del sueño y consumo de nicotina) son clave para determinar el riesgo cardiovascular futuro, siendo el sueño particularmente crucial para la salud cardiovascular a largo plazo.
"Anteriormente hemos demostrado que la transición a la menopausia es un momento de mayor riesgo cardiovascular", asegura la autora principal, Samar R. El Khoudary, profesora de epidemiología en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh.
Al respecto, los investigadores analizaron datos de salud recopilados de aproximadamente 3.000 mujeres que participaron en el Estudio de la Salud de la Mujer en Todo el País (SWAN), un estudio longitudinal, multicéntrico y multiétnico en curso sobre mujeres de mediana edad que comenzó en 1996.
Analizando las estadísticas obtenidas, los investigadores compararon las puntuaciones LE8 de las mujeres al inicio, alrededor de los 46 años, con sus trayectorias de salud evolutivas a lo largo del tiempo, desde medidas de enfermedad cardiovascular subclínica, como el aumento del grosor de la arteria carótida, hasta eventos cardiovasculares, incluidos ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, y mortalidad por todas las causas.
Además, examinaron los impactos de cada uno de los componentes individuales de LE8: nutrición, actividad física, abstinencia de tabaco, sueño, índice de masa corporal, lípidos en sangre, azúcar en sangre y presión arterial.
De este modo, los resultados mostraron que cuatro componentes de LE8, –la glucosa en sangre, presión arterial, calidad del sueño y consumo de nicotina–, eran los factores más importantes que impulsaban los riesgos cardiovasculares futuros de los participantes del estudio.
El sueño, posible predictor de los efectos a largo plazo de las enfermedades cardiovasculares: ¿Cuánto debemos dormir?
Sobre todo, el sueño se reveló como un posible predictor de los efectos a largo plazo de las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad por cualquier causa, aunque no se relacionó con los efectos a corto plazo del engrosamiento de la arteria carótida. El equipo descubrió que, en la mediana edad, alcanzar el nivel de sueño saludable, definido en Life's Essential 8 como un promedio de siete a nueve horas para la mayoría de los adultos , puede contribuir a la salud cardíaca y la longevidad de las mujeres, una hipótesis que debería evaluarse en un futuro ensayo clínico, apunta Ziyuan Wang, candidata a doctorado en Salud Pública de Pitt y primera autora.
En esta línea, detallan los investigadores, las puntuaciones totales bajas de LE8 se correlacionaron con un mayor riesgo cardiovascular, como se esperaba; sin embargo, solo el 21% de las mujeres de mediana edad estudiadas tenían una puntuación LE8 ideal.
No dormir lo suficiente o un sueño de mala calidad puede duplicar las probabilidades de enfermedades cardiacas
Niveles elevados de glucosa en sangre, presión arterial alta, consumo de nicotina y, especialmente, una mala calidad del sueño influyen así en el riesgo de problemas cardiovasculares. De todos ellos, el sueño insuficiente o de mala calidad, advierten, puede llegar a duplicar las probabilidades de sufrir enfermedades cardíacas a largo plazo, según el equipo tras este estudios.
A la luz de sus hallazgos, insisten en la importancia de adoptar hábitos saludables y controlar estos factores durante la transición menopáusica para proteger la salud cardiovascular y mejorar la calidad de vida.
"Dado que las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte en las mujeres, estos hallazgos apuntan a la necesidad de intervenciones médicas y de estilo de vida para mejorar la salud cardíaca durante y después de la menopausia entre las mujeres de mediana edad", sentencia la autora principal del estudio.
