Verano

'La regla de los dedos', el método para saber cuánta cantidad de crema solar hay que echarse, según un farmacéutico

Un experto resuelve la duda de cuánta crema solar hay que echarse para estar protegidos
Un experto resuelve la duda de cuánta crema solar hay que echarse para estar protegidos. PEXELS
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¿Sabías que la efectividad del protector solar no depende solo del SPF que aparece en el envase? La cantidad que usamos y la frecuencia con la que lo aplicamos también son clave. Como explica Pablo García, farmacéutico y autor del libro 'El frío no resfría' -donde desmonta muchos mitos de salud, incluido el negacionismo solar-, el protector es un producto "dosis-dependiente". Esto significa que, para que realmente funcione como promete, necesitamos aplicar una cantidad mínima específica.

"Muchas veces no somos conscientes de esto y no usamos la cantidad mínima necesaria", advierte García durante una entrevista con la web de Informativos Telecinco. El valor SPF que vemos en los envases (por ejemplo, SPF 30 o 50) solo se cumple si aplicamos correctamente unos 2 miligramos por centímetro cuadrado de piel, una cantidad difícil de calcular a ojo. Por eso, existe una forma muy útil de orientarnos: la conocida como regla de los dedos.

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La regla de los dedos

García, especializado también en cosmética, propone esta regla como una manera práctica y sencilla de asegurarnos de que estamos usando la cantidad correcta de crema solar. ¿En qué consiste? Muy fácil:

  • Dos dedos (de la mano) de producto para el rostro.
  • Dos dedos para cada brazo.
  • Dos dedos por cada lado de cada pierna.
  • Cuatro dedos para el torso.
  • Cuatro dedos para la espalda.
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Así nos aseguramos de cubrir toda la superficie corporal con la cantidad adecuada. De lo contrario, podríamos estar muy por debajo de la protección esperada. "Si aplicamos solo la mitad de la cantidad recomendada, el nivel de protección puede reducirse hasta tres veces", aclara el experto.

Mejor en casa… y mejor sin prisas

Además, García aconseja aplicar el protector en casa, antes de salir al sol, sobre todo en el caso de los niños, que son más vulnerables. Hacerlo tranquilamente garantiza que no se nos olvide ninguna zona -como las orejas o el empeine de los pies- y que lo extendamos bien.

También hay que prestar atención al formato del protector. "Si usamos un spray, probablemente nos pongamos menos cantidad sin darnos cuenta, porque no lo controlamos bien o parte del producto se lo lleva el aire", apunta García.

Por último, no hay que olvidar reaplicarlo con frecuencia, especialmente cuando han pasado dos horas desde la primera aplicación o después de bañarse, secarse, jugar con los niños en la arena o sudar. Solo así nos aseguramos de que el protector solar realmente cumple con su función: protegernos del daño solar.