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Los errores alimenticios más comunes que afectan al metabolismo en mayores de 50

Los errores alimenticios más comunes que afectan al metabolismo en mayores de 50
Errores alimenticios que tienen solución. GETTY IMAGES
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A partir de los 50 años experimentamos una serie de transformaciones fisiológicas que impactan directamente en nuestro metabolismo, no por una cuestión de edad en sí, sino por cómo cambian nuestras rutinas, nuestro cuerpo y, sobre todo, nuestros hábitos. Los procesos químicos mediante los cuales nuestro organismo convierte los alimentos en energía se vuelven más lentos, lo que tiene incidencia en nuestra salud.

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Lo más habitual es que se reduzca progresivamente la masa muscular, lo que se traduce en una menor tasa metabólica basal, que es la energía que el cuerpo gasta en reposo, y hace que se más fácil acumular grasa. También puede verse afectada la calidad del sueño, lo que repercute en la regulación hormonal, y los niveles de estrés crónico tienden a aumentar.

La buena noticia, apunta el doctor Helios Pareja, experto en la materia y autor de 'Inteligencia metabólica' (Alienta), es que estos cambios no son inevitables ni irreversibles: "Con ejercicio de fuerza regular, una alimentación adaptada a esta etapa, un descanso de calidad y una vida activa más allá del entrenamiento, es perfectamente posible mantener un metabolismo saludable".

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Sin embargo, muchos de los errores alimenticios que arrastramos desde fases anteriores pueden tener un mayor impacto en esta etapa en la que el metabolismo tiende a volverse menos eficiente si no lo cuidamos:

Comer menos proteína de la que se necesita

La proteína es fundamental para conservar la masa muscular, que tiende a disminuir con la edad. Una ingesta insuficiente de proteínas de calidad (huevos, pescado, carne magra, legumbres, lácteos) en cada comida puede acelerar la sarcopenia. "Muchas personas reducen la proteína sin darse cuenta, sobre todo en el desayuno y la cena, lo que dificulta mantener el músculo activo", indica el doctor Pareja.

Seguir dietas muy bajas en calorías o saltarse comidas

"Con la intención de 'comer menos' o 'compensar', algunas personas reducen tanto su ingesta que terminan ralentizando su metabolismo y generando más hambre o ansiedad horas después", advierte el experto. El cuerpo entra en modo ahorro y quema menos calorías, además de perder masa muscular.

Abusar de alimentos ultraprocesados “aparentemente sanos”

Los alimentos ultraprocesados suelen tener muchas calorías vacías que no nutren, no sacian y alteran el apetito y la regulación energética. También favorecen la inflamación crónica, resistencia la insulina y aumento de peso. "Muchos productos etiquetados como light, bajos en grasa o sin azúcar esconden una carga elevada de ingredientes de baja calidad: almidones, edulcorantes, grasas refinadas o sal en exceso", apunta el doctor.

Descuidar la hidratación

"A menudo, con la edad, disminuye la sensación de sed, pero la necesidad de agua sigue siendo la misma", alerta Pareja. "Una deshidratación leve puede afectar la digestión, la función celular y el rendimiento físico, lo que reduce el gasto energético y afecta al metabolismo", añade.

Comer de forma automática, sin conciencia

"A partir de cierta edad, muchas personas comen más por hábito, por horarios rígidos o por aburrimiento que por hambre real", explica el doctor. Otras mantienen los mismos hábitos alimenticios que cuando eran más jóvenes. "Reaprender a escuchar al cuerpo, comer despacio y distinguir entre apetito y necesidad real es un paso importante para mejorar la relación con la comida y el control metabólico", aconseja.

El doctor Pareja insiste en que estos errores tienen solución: "No se trata de hacer una dieta estricta, sino de tomar mejores decisiones cada día". Adoptar una alimentación balanceada, rica en nutrientes y adecuada a las necesidades del cuerpo maduro puede ayudar a mantener un metabolismo activo después de los 50 y sentirnos con la suficiente energía y vitalidad en esta etapa de la vida.