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¿Por qué hay personas que no pueden dejar de fumar y otras sí? La respuesta puede estar en tus genes

El ADN también puede hacer que una persona sea más propensa a sufrir un trastorno mental. Informativos Telecinco
  • Juan R. Ordoñana, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia, recuerda que el ADN nos forma psicológicamente, pero sin determinismo

  • El entorno forma parte del 50 % y los expertos Colom y Ordoñana lo describen como una "interacción genotipo por ambiente"

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Somos poco conscientes de la influencia genética en nuestra forma de ser psicológicamente. Aceptamos con naturalidad la relación del ADN con la salud física, pero no tanto con aspectos como por qué una persona es más inestable emocionalmente, más social, más inteligente o más vulnerable a ciertos trastornos mentales, algo en lo que, aunque no lo creamos, el ADN juega un papel crucial.

Esta es la idea central de Eres tu ADN (Ariel), obra del catedrático de Psicología Diferencial de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Roberto Colom, y del catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia (UM), Juan R. Ordoñana, quienes concedieron una entrevista a Europa Press Salud Infosalus para hablar del tema.

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Gemelos y hermanos: evidencia genética

"Un dato rotundo, si comparas gemelos idénticos criados por mismos padres, o gemelos idénticos que han crecido en diferentes contextos y que han sido separados al nacer, es que a nivel psicológico, de adultos, se parecen de manera similar, hayan sido criados o no por los mismos padres. Esto explica cómo el ADN nos influye psicológicamente. Los gemelos idénticos se parecen más o menos lo mismo, independientemente del padre que les haya criado", pone de ejemplo Colom.

Además, explica que si comparamos hermanos biológicos, que comparten el 50 % de su genética, estos serán más parecidos entre sí que dos personas elegidas al azar de la población. Aun así, recuerda que aproximadamente el 50 % de nuestro comportamiento procede de la genética, mientras que el resto se explica por factores diferentes. "Los hermanos no son iguales al 100%, y lo vemos todos los días. Los hermanos son distintos, y esas diferencias que se dan entre hermanos emparentados genéticamente explica, por ejemplo, el porqué alguno de ellos llega a un doctorado y otro, sin embargo, opta por otro desarrollo profesional", añade.

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El entorno también influye

El entorno forma parte de ese otro 50 % y Colom y Ordoñana lo describen como una "interacción genotipo por ambiente". En palabras de Colom, esta influencia es muy variable, de manera que durante etapas como la adolescencia el entorno adquiere un mayor peso en nuestros comportamientos; aunque el ADN, por ejemplo, permanece inalterable desde el nacimiento hasta la muerte.

Juan R. Ordoñana ofrece un ejemplo muy ilustrativo: "La dieta es un ejemplo muy claro. Si hablamos de una epidemia de obesidad o de un incremento del peso en la población en los últimos años, no es porque los genes hayan cambiado, sino porque ha cambiado la dieta, que actualmente es más obesogénica, y se da un mayor acceso a los alimentos ultraprocesados, que producen un incremento del peso".

El experto añade que los genes sí generan diferencias individuales en la forma en que cada persona procesa la dieta, por lo que la ingesta de un mismo alimento puede producir efectos muy distintos entre individuos. "El ADN influye en cualquier parte de nuestro comportamiento, no lo determina", insiste Ordoñana, subrayando que comportamientos como fumar están condicionados tanto por el entorno como por características genéticas específicas.

No hay dos humanos iguales

Colom señala que, ante una situación idéntica, como estar en un lugar muy concurrido, las reacciones son distintas: “Si eres una persona extrovertida lo verás con buenos ojos, mientras que si eres introvertido intentarás huir cuanto antes. Las circunstancias son las mismas, pero el modo de interactuar cambia significativamente. No hay a dos individuos iguales, de la misma forma que la interacción con el entorno es diferente en cada uno de nosotros", matiza en otra idea.

El catedrático recuerda que el ADN nos forma psicológicamente, pero sin determinismo: algunas personas tienen más predisposición genética a sufrir trastornos mentales, pero estos no tienen por qué aparecer si el entorno no activa esa vulnerabilidad. "Esa influencia de los genes es una contribución que interactúa con las circunstancias del entorno, y estas mismas circunstancias del ambiente o del contexto tienen un impacto distinto según el individuo. Esto es así porque a nivel genético no hay dos humanos iguales, todos somos únicos, y esto hace que la misma circunstancia del entorno tenga un impacto distinto en cada de uno de nosotros", remarca.