Ejercicios físicos

Levantando pesas con 70 años (o más): gimnasios que cambian vidas

Entrenamiento de peso en personas mayores
Entrenamiento de peso en personas mayores. Getty Images
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A primera vista, puede parecer un gimnasio más: máquinas, música ambiente y varias filas de pesas en su sitio. Pero cuando nos fijamos más en detalle es cuando se ponen en relieve las diferencias. Las personas que allí entrenan tienen más de 70 años y peinan canas. Los hay incluso que rebasan los 80, y puede que incluso se estén iniciando en la actividad física por primera vez en su vida. 

En lugar de perseguir alcanzar cuerpos esculpidos a la perfección, buscan algo más valioso y cotidiano, como poder sostener una bolsa de la compra sin dolor, levantarse del suelo sin ayuda, subir escaleras con confianza. Lo que ofrecen estos centros es una forma de resistencia que no se mide en kilos, sino en dignidad.

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Recientemente The New York Times ha recogido el caso de Greysteel, a las afueras de Detroit, ejemplo perfecto de un lugar en el que el entrenamiento de fuerza se convierte en medicina preventiva. Su premisa es simple y poderosa: enseñar a las personas mayores a levantar pesas puede devolverles la autonomía, retrasar el deterioro físico e incluso mejorar su salud mental. Y esta tendencia, poco a poco, gana espacio también en España.

La fuerza como escudo contra la dependencia

En nuestro país, entrenadores y centros especializados llevan tiempo insistiendo en la necesidad de que las personas mayores se ejerciten más allá del paseo matutino. Como explica el entrenador Oriol Simó especializado en envejecimiento activo, a La Vanguardia, “el entrenamiento de fuerza no es solo levantar pesas, es levantar tu cuerpo, mejorar tu equilibrio, mantener tu autonomía”. Y añade: “No se trata de ir al gimnasio para parecer joven, sino para seguir siendo uno mismo”.

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Este cambio de paradigma se apoya en evidencias sólidas. Según un estudio del Journal of Aging and Physical Activity, los músculos de los mayores se adaptan al entrenamiento tan bien como los de los jóvenes. Incluso la recuperación tras el ejercicio es similar o, en algunos casos, más rápida en personas mayores, lo que desmiente uno de los grandes temores asociados al ejercicio en edades avanzadas.

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En Madrid y Barcelona comienzan a proliferar espacios adaptados a mayores de 60 años, con entrenadores especializados, rutinas personalizadas y maquinaria de bajo impacto. Algunos, como Studio Fitness o Vivir100, ofrecen entrenamientos centrados en movilidad, fuerza funcional y prevención de caídas, en entornos diseñados para que el mayor se sienta seguro, escuchado y respetado.

Por su parte, el programa Vivifrail, impulsado en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha demostrado mejorar la fuerza, el equilibrio y la capacidad funcional de personas mayores frágiles o en riesgo de dependencia, mediante un plan de ejercicios supervisados de bajo coste y gran eficacia.

Los beneficios no son estéticos, sino vitales

El entrenamiento de fuerza en mayores ayuda a prevenir caídas, reduce el riesgo de fracturas, combate la osteoporosis, alivia dolores crónicos, como puede ser la artrosis de rodilla, y mejora el estado de ánimo y la calidad del sueño. De hecho, un estudio de la Universidad Tufts sugiere que puede ser tan efectivo como algunos analgésicos para controlar el dolor articular crónico.

En mujeres, especialmente tras la menopausia, el entrenamiento de fuerza mejora la densidad ósea, el metabolismo y el equilibrio hormonal. Como señala Nina en sobre este tema, “la musculatura es nuestra gran aliada a partir de los 50. Sin ella, empezamos a perder movilidad, masa ósea, autonomía y salud mental”.

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Para quienes se atreven a hacer ejercicio con esta edad, o cruzan por primera vez la puerta de estos gimnasios, levantar pesas deja de ser una cuestión de vanidad. Es una forma de resistencia: contra el sedentarismo, contra la pérdida de independencia, contra la idea de que envejecer es inevitablemente deteriorarse. Como afirma uno de los usuarios del gimnasio Greysteel de Detroit, “no entreno para vivir más, sino para vivir mejor lo que me quede”.

Levantarse del suelo sin ayuda, caminar sin temor a caerse o seguir jugando con los nietos no deberían ser lujos, sino derechos. Y en ese sentido, levantar pesas, con técnica, supervisión y progresión, es hoy una de las herramientas más eficaces para conquistarlos.