Un diagnóstico de cáncer, más allá del shock inicial para quien lo padece, plantea el reto de enfrentarse al impacto que generará en los seres queridos
El cáncer ya no es un tabú o cómo ayuda contar el día a día en redes: "Visibilizarlo te da un propósito"
La actriz Antonia San Juan ha anunciado que tiene cáncer y que permanecerá durante un tiempo alejada de los escenarios para centrarse en su tratamiento. "No me gusta quejarme y no quiero que la gente tenga compasión, solamente quiero dar las gracias a la gente que está ahí", ha aseverado en sus redes sociales. Un diagnóstico de cáncer como el que ha recibido la popular intérprete siempre llega como un jarro de agua fría para quien lo sufre, pero también plantea el reto de cómo contárselo a la familia o al círculo más cercano.

Compartir la noticia después del shock inicial supone enfrentarse al impacto que generará en los seres queridos. ¿Cómo decirlo? ¿Cuándo es el momento adecuado? ¿Me lo guardo para no preocupar a nadie? ¿Conviene suavizar la realidad? Son preguntas que pasan por la mente del enfermo de cáncer, y no hay respuestas universales.
"Depende del tipo de familia, de la relación, del vínculo y de los rasgos individuales de cada uno", nos explicaba aquí Marta de la Fuente, responsable del servicio de Psicooncología del hospital MD Anderson Cancer Center Madrid. Pero la forma en que se dé ese primer paso influirá en la manera en que el entorno acompañará durante el proceso.
Cada persona tiene sus tiempos
La gestión de la comunicación con familiares y amigos no es fácil, y tampoco hay unos tiempos establecidos. Cada uno tiene los suyos. Pero la mayoría de la gente necesita y desea tener a alguien con quien hablar cuando se encuentra en esta clase de situación. La ocultación a muchas personas le genera más angustia y poder hablar de ello sin tapujos es una liberación. Esto no significa que haya que contar todo, pero tampoco no hacerlo. Debe haber libertad plena porque cada persona vive esta experiencia de forma diferente.
"Dar la información que se crea la justa y necesaria en cada una de las circunstancias y sobre todo la que nosotros queramos. El paciente tiene derecho a contar hasta un punto y no quiere comunicar al 100%. Todo vale", apunta De la Fuente. Por ejemplo, cuando a la periodista Ana Rosa Quintana le detectaron un primer cáncer de mama en 2010 decidió mantenerlo en secreto. “No lo conté, porque mis hijos tenían seis años y mi madre aún vivía, y no quería preocuparles. Me prometí que no lo revelaría hasta que ella me faltara”, reveló en su programa.
Naturalidad y sinceridad
Sea cual sea el punto que se decida, lo que sí que recomiendan los profesionales en general es actuar con naturalidad y estar dispuesto a entablar una comunicación transparente. "Es muy importante la cercanía, la tranquilidad y el dar una información sincera, sin mentir ni ocultar, aunque nos cueste", añade la experta.
La American Cancer Society recomienda preparar una lista de personas con las que hablar en primer lugar, aquellas que brindarán apoyo emocional genuino que puede aliviar parte de la carga. Después se puede hacer una segunda lista de seres menos cercanos que pueden ser notificados mediante algún amigo o familiar.
También es importante llamar al cáncer por su nombre, aunque al principio sea duro. "Nos ayuda a entender lo que significa, pero es difícil y por ello no hay que forzarse, forma parte del proceso de adaptación a la nueva realidad. Es común que al principio ni la familia ni el paciente puedan utilizar el nombre propio", apunta la psicooncóloga.
Cuando hay niños de por medio
Si hay niños o adolescentes de por medio la situación puede ser más complicada. Hay que tomarse el tiempo necesario para explicarles la noticia en el momento y forma adecuado para su edad, como hizo Kate Middleton cuando recibió su diagnóstico de cáncer. Para proteger a sus tres hijos hicieron el anuncio público de su enfermedad el primer día de las vacaciones escolares de Pascua en el Reino Unido, lo que permitió a los niños estar en casa, lejos del foco mediático, y procesar la noticia sin presiones externas.
Al comunicarles a los menores la noticia de la enfermedad conviene adaptar el mensaje a su edad y evitar alarmarles. También es importante saber el significado que les van a dar a las palabras que se usen. Ofrecer explicaciones simples, transmitir seguridad y recalcar que estarán acompañados en todo momento reduce la ansiedad y fortalece la confianza. Algunos especialistas apuntan que no hay que evitar la palabra cáncer, porque solo retrasaría que el niño se entere.
Elegir cuándo, cómo y ante quién pronunciar en voz alta las palabras "tengo cáncer" es una decisión muy personal, pero siempre es un acto de cuidado hacia uno mismo y hacia los demás. Supone poner en palabras algo que a menudo todavía se está procesando y que conlleva emociones como miedo, incertidumbre y vulnerabilidad. Sin embargo, hablarlo con claridad y sensibilidad puede ser clave para sobrellevar la enfermedad de la mejor manera posible.

