Cáncer

Un nuevo estudio advierte de un riesgo oculto tras superar el cáncer de cuello uterino: descubren un tumor vinculado

El cáncer de cuello uterino es uno de los más prevenibles
El cáncer de cuello uterino es uno de los más prevenibles. Europa press
  • Investigadores piden revisar las guías de seguimiento para mujeres que ya han superado este tumor

  • El trabajo apunta a que el control médico debe extenderse más allá del tratamiento inicial

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Para las mujeres que han vencido el cáncer de cuello uterino, una nueva investigación del Centro de Cáncer MUSC Hollings (Estados Unidos) advierte sobre otro peligro para la salud que puede pasar desapercibido: el cáncer anal.

El artículo, publicado en JAMA Network Open, liderado por los investigadores Haluk Damgacioglu y Ashish Deshmukh, codirector del Programa de Investigación para la Prevención y Control del Cáncer, revela un riesgo poco conocido que enfrentan estas pacientes y señala la necesidad de actualizar las guías de cribado.

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El cáncer de cuello uterino es uno de los más prevenibles gracias a las pruebas rutinarias y a la vacuna contra el VPH, con una tasa de supervivencia superior al 90 % si se detecta de forma temprana. Sin embargo, las recomendaciones clínicas no han abordado qué sucede con estas mujeres a largo plazo, pese a que podrían presentar un mayor riesgo de desarrollar otro tipo de cáncer vinculado.

Un vínculo relacionado con el VPH

"Sabemos desde hace mucho tiempo que tanto el cáncer de cuello uterino como el de ano son causados por el VPH, el virus del papiloma humano", explica Deshmukh. "Pero lo que no se ha comprendido bien es cómo ese riesgo compartido podría vincular ambas enfermedades a lo largo de la vida de una mujer".

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Actualmente, la detección del cáncer anal se aconseja solo para grupos de alto riesgo, como personas con VIH, receptoras de trasplantes o mujeres con antecedentes de cáncer de vulva. No hay, sin embargo, directrices específicas para quienes han padecido cáncer de cuello uterino.

Datos a largo plazo revelan mayor peligro

La falta de datos prolongados ha dificultado precisar el riesgo y cómo evoluciona con el tiempo. Para subsanar este vacío, los investigadores recurrieron al programa SEER del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU., analizando registros de más de 85.000 mujeres diagnosticadas con cáncer de cuello uterino y siguiéndolas durante veinte años para determinar cuántas desarrollaron cáncer anal y en qué momento.

Los resultados fueron llamativos: las mujeres con antecedentes de cáncer cervical tenían casi el doble de probabilidades de sufrir cáncer anal respecto a la población general. Las tasas aumentaron con la edad y los años transcurridos, siendo más frecuentes en mujeres de 65 a 74 años, más de 15 años después del diagnóstico inicial. En este grupo, los diagnósticos superaron el umbral que justificaría cribados sistemáticos.

Un proceso lento y difícil de detectar

"Nuestro estudio muestra que el riesgo no desaparece; en realidad, aumenta con la edad y con el tiempo", señala Damgacioglu. Los cánceres relacionados con el VPH pueden tardar décadas en aparecer.

"Es un proceso lento", añade Deshmukh, "y esa es una de las razones por las que ha sido tan difícil de detectar. Para cuando aparecen los síntomas, el cáncer suele estar avanzado".

Aunque el cribado del cáncer anal no es tan común como el de otros tumores, existen pruebas fiables, como la citología anal o la anoscopia, pero el acceso sigue siendo limitado. En Carolina del Sur, por ejemplo, solo hay un especialista capacitado para realizar anoscopias de alta resolución.

Necesidad de cribado dirigido

Identificar a los grupos con mayor riesgo resulta clave. "Estos resultados nos indican que las mujeres que tuvieron cáncer de cuello uterino hace años deberían ser consideradas para la detección sistemática del cáncer anal", afirma Damgacioglu. "Actualmente, eso no está sucediendo".

El equipo de Deshmukh ya trabaja en un proyecto financiado para evaluar cómo y con qué frecuencia se debería aplicar el cribado en estas pacientes, en colaboración con el MD Anderson Cancer Center y la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí. "No tenemos los recursos para evaluar a todos", concluye Deshmukh. "Pero podemos usar estos datos para ser estratégicos. El cribado basado en el riesgo garantiza que ayudemos a quienes más lo necesitan".