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¿Por qué algunas bacterias no se pueden eliminar del cuerpo con la misma facilidad que otras?

Este descubrimiento podría atraer nuevos tratamientos que se dirijan a cómo las bacterias provocan enfermedades
Este estudio podría atraer nuevos tratamientos que se dirijan a cómo las bacterias provocan enfermedades. Pexels
  • El trabajo está compuesto por Científicos de Genentech, en colaboración con investigadores de la Oregon Health & Science University

  • Los hallazgos del estudio influyen en la salud mundial

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Un estudio revela cómo se relacionan las bacterias patógenas y cómo intentan superar nuestras defensas, con implicaciones que podrían modificar nuestra forma de tratar ciertas infecciones intestinales.

Científicos de Genentech, miembros del grupo Roche, en colaboración con investigadores de la Oregon Health & Science University (Estados Unidos) han descubierto que una cepa peligrosa de 'E. coli', común por causar diarrea con sangre, puede bloquear esta defensa intestinal, lo que permite que las bacterias se multipliquen con facilidad. Los resultados se publican en 'Nature'.

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Además, cuando las bacterias dañinas que provocan intoxicación alimentaria, como 'E. coli', invaden el tracto alimentario, las células intestinales contraatacan expulsando las células infectadas del cuerpo.

Una proteína llamada NleL

Las bacterias inyectan una proteína especial llamada NleL en las células intestinales, que descompone las enzimas clave, conocidas como ROCK 1 y ROCK2, necesarias para la expulsión de las células infectadas. Sin este proceso, las células infectadas no pueden salir de manera rápida, lo que facilita la multiplicación de bacterias.

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Cuando las bacterias dañinas se hacen con el intestino, el cuerpo contraataca rápidamente. El primer movimiento de defensa es el revestimiento intestinal, compuesto por células compactas que absorben nutrientes y mantienen las bacterias fuera del torrente sanguíneo. Si una de estas células se infecta, sale automáticamente del revestimiento intestinal hacia los intestinos para ser eliminada. Esto contribuye a prevenir que las bacterias se propaguen.

 "Este estudio muestra que las bacterias patógenas pueden impedir que las células infectadas sean expulsadas", afirma Isabella Rauch, principal autora del estudio y profesora asociada de microbiología molecular e inmunología en la Facultad de Medicina de OHSU. Es una estrategia muy diferente a lo visto antes, Algunas bacterias tratan de ocultarse, pero esta bloquea la vía de escape de la célula.

Rauch se ha dedicado en su carrera al estudio de cómo los tejidos de barrera, como el revestimiento intestinal, interactúan con los microbios y protegen el organismo sin desencadenar la inflamación. Su trabajo es imprescindible tanto para enfermedades infecciosas como para afecciones crónicas como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).

Un hallazgo con implicaciones para nuevos tratamientos

"Ahora sabemos que el revestimiento intestinal no es solo una pared pasiva", confirma. "Estas células son muy eficaces para detectar infecciones de forma temprana y responder a ellas incluso antes de que el sistema inmunitario entre en acción".

El estudio fue un resultado del trabajo entre varios científicos, incluidos expertos bioquímicos de Genentech que descubrieron cómo funciona NleL, y el laboratorio de Rauch, que hizo uso de modelos de tejido intestinal para mostrar los efectos de la proteína en células reales.

"Pudimos demostrar que cuando las bacterias portan esta proteína específica, infectan el intestino con mucha mayor eficacia", aporta Rauch. "Impiden que las células infectadas sean expulsadas rápidamente, lo que les da más tiempo para multiplicarse e infectar más células".

Hacia terapias antivirulentas

Este descubrimiento podría atraer nuevos tratamientos que se dirijan a cómo las bacterias provocan enfermedades, en lugar de matarlas directamente, como es el caso de los antibióticos.

   "Al comprender cómo las bacterias evaden las defensas de nuestro cuerpo, los científicos podrían diseñar terapias antivirulentas que no dependan de antibióticos", informa Rauch. "Esto es fundamental, sobre todo porque la resistencia a los antibióticos sigue aumentando".

Un riesgo creciente en salud global

Los hallazgos también influyen en la salud mundial. Este tipo de E. coli puede ser especialmente peligroso para los niños pequeños, cuyos cuerpos no pueden gestionar la pérdida de líquidos tan fácilmente. Los científicos advierten que el cambio climático y el debilitamiento de los sistemas de seguridad alimentaria podrían incrementar la frecuencia de estas infecciones.

  "Este tipo de bacterias ya representan un problema grave en lugares con saneamiento deficiente", asegura Rauch. "Pero con el aumento de las temperaturas y la reducción de la vigilancia de la seguridad alimentaria, también se están convirtiendo en una amenaza creciente en los países desarrollados".

El descubrimiento podría traer esperanza sobre trastornos intestinales como la Ell, en la que el revestimiento intestinal pierde demasiadas células demasiado rápido.