España, más cerca de trasplantar órganos de cerdos a humanos: "Espero en que en los próximos meses aclaremos cómo sumarnos a su investigación"
China y Estados Unidos lideran los trasplantes de cerdos modificados genéticamente, pero ¿cuándo veremos el primer xenotrasplante en España?
Investigadores españoles trasplantan el primer riñón de cerdo modificado con células madre humanas: "Podría alargar la vida de los órganos"
Cada día, nueve personas fallecen en la Unión Europea esperando un órgano. A pesar de que España es líder mundial en trasplantes, manteniendo esta posición durante más de 33 años, todavía hay personas que mueren con la esperanza de encontrar un órgano humano compatible.
Desde hace décadas, la ciencia busca alternativas y mira hacia el xenotrasplante, la transferencia de células, tejidos u órganos de animales a humanos, como una posible opción para abordar la escasez de órganos.
Actualmente son los cerdos modificados genéticamente los donantes más estudiados debido a su compatibilidad anatómica y facilidad para la modificación genética.
Uno de los últimos casos, publicado en Nature, se conocía hace escasos días. Un paciente en muerte cerebral vivió 61 días con un riñón procedente de un cerdo modificado. El órgano funcionó durante todo ese tiempo, pese a dos episodios de rechazo que fueron revertidos con medicación. Nunca antes en la historia del xenotrasplante se había conseguido revertir un rechazo de este tipo.
Estados Unidos y China encabezan actualmente el avance del xenotrasplante con compañías líderes como Revivicor o eGenesis, responsables de generar los cerdos modificados que se emplean en los ensayos experimentales. España, mientras tanto, busca la vía para sumarse a esta investigación.
Un camino que resurge: décadas de historia
"Los médicos que se dedicaban a realizar trasplantes lo primero que pensaron es que los animales eran una fuente inagotable para realizarlos. El primer caso documentado de un órgano animal a un humano se realizó en 1906, con un riñón de cerdo", señala Pablo Ramírez, director del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) y uno de los principales expertos en este campo en España.
En la década de los 70, los chimpancés fueron la especie más utilizada, con un caso de supervivencia de hasta nueve meses. En 1993, un hígado de babuino mantuvo con vida durante 70 días a un paciente con VIH. Pero cuando el trasplante entre humanos empezó a consolidarse, se abandonó esta línea de investigación.
Todo cambió en los años 90. La microinyección permitió crear los primeros cerdos transgénicos con genes humanos para evitar el rechazo. La biotecnológica Novartis llegó incluso a instalar una granja de animales modificados junto a un hospital en Canadá.
En España, centros en A Coruña y Murcia iniciaron líneas de investigación en corazón, riñón y hígado. En 2000, el equipo murciano realizó un trasplante de hígado de cerdo modificado genéticamente a un mono babuino y el animal sobrevivió durante ocho días con ese órgano.
Sin embargo, un estudio publicado en 1998 alertó sobre la presencia de retrovirus porcinos en cultivos celulares humanos, lo que llevó a imponer una moratoria a la investigación en Europa. "Hubo oposición española porque no había evidencia concluyente de transmisión en humanos", recuerda Ramírez.
La técnica CRISPR ha marcado un antes y un después en los xenotrasplantes
En el año 2012 hay una revolución con la técnica CRISPR que permite editar fácilmente el ADN, como eliminar genes porcinos que causarían el rechazo hiperagudo del órgano e inactivar retrovirus endógenos porcinos.
"En los años 90, crear un cerdo transgénico por microinyección llevaba unos cinco años. Hoy, con CRISPR, podemos introducir decenas de modificaciones —10, 20 o incluso 60 genes, como ya hace una empresa estadounidense— y tener el animal listo en apenas seis meses", explica el experto español en xenotrasplante.
Ese salto biotecnológico volvió a poner el xenotrasplante sobre la mesa. En 2021, en Nueva York, se realizó el primer trasplante de un riñón de cerdo a una mujer en muerte cerebral, que funcionó durante 53 horas. Un año después, la Universidad de Maryland llevó a cabo el primer trasplante de corazón de un cerdo genéticamente modificado a un paciente vivo. Y en 2024 el primer receptor vivo de un riñón porcino, que vivió dos meses con un órgano producido mediante tecnología CRISPR.
Según detalla Ramírez, hasta ahora se han documentado 20 trasplantes de órganos de cerdo en humanos: uno de pulmón, dos de corazón, quince de riñón y dos de hígado. Entre los trasplantes renales, dos pacientes han alcanzado supervivencias de siete y ocho meses y han podido abandonar la diálisis.
"Es el momento de abrir el debate para regular posibles ensayos clínicos en España. El futuro del xenotrasplante está más cerca de lo que pensábamos", afirma Ramírez, también jefe de servicio de Cirugía General del Hospital Virgen de la Arrixaca.
¿Cuándo veremos el primer xenotrasplante en España?
Beatriz Domínguez-Gil, directora de la ONT, reconoce que Europa está rezagada en el desarrollo del xenotrasplante. "Seguimos hablando de un procedimiento experimental, muy lejos aún de incorporarse a la práctica clínica", ha recordado durante el XX Encuentro entre profesionales de la comunicación y coordinadores de trasplantes celebrado en El Escorial (Madrid).
El problema principal es que la Unión Europea aún no ha decidido cómo clasificar estos órganos: si como trasplantes, productos biológicos o medicamentos. Aunque ella lo tiene claro: "se tiene que hacer en el ámbito del trasplante".
"China y Estados Unidos nos han pasado de largo", afirma. Compañías como eGenesis o Revivicor cuentan con sus propias granjas en suelo estadounidense y los estudios más avanzados —incluidos los trasplantes realizados por uso compasivo y ensayos aprobados por la FDA— se están llevando a cabo exclusivamente en centros de Estados Unidos. China, por su parte, ha desarrollado sus propios cerdos modificados, aunque se desconoce con detalle las características.
La directora de la ONT insiste en que, aunque a veces se cuestione si España necesita realmente el xenotrasplante, es necesario pensar en sus posibles usos futuros. "Podría ser una opción para pacientes muy difíciles de trasplantar, personas hiperinmunizadas que no encuentran un donante compatible, niños muy pequeños para quienes no llega un corazón adecuado o pacientes que, por sus características, previsiblemente permanecerán en lista de espera durante años", destaca.
En Europa, el proyecto más avanzado es un consorcio de universidades alemanas que ha logrado crear un cerdo genéticamente modificado con potencial para dar el salto a la clínica. Sin embargo, ese paso aún no se ha producido.
Las tres vías posibles para España
Domínguez-Gil expone que existen varias vías para que Europa —y España— puedan "subirse a este carro". La opción ideal sería que el propio sistema público desarrollara cerdos modificados genéticamente destinados al trasplante dentro de la sanidad pública, aunque reconoce que, por ahora, no se trata de una línea iniciada ni algo que previsiblemente vaya a materializarse a corto plazo.
Otra posibilidad sería que el cerdo desarrollado en Alemania cuente finalmente con instituciones y centros europeos en su validación clínica. En ese escenario, afirma, tanto España como, de forma muy destacada, el equipo de Murcia (Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca) ya han trasladado su interés en formar parte del proceso.
La tercera alternativa pasaría por colaborar con compañías estadounidenses. "Estas empresas están especialmente interesadas en estudiar cómo distribuir órganos a largas distancias, ya que actualmente la extracción se realiza en granjas especializadas situadas muy cerca de los hospitales donde se llevan a cabo los trasplantes. El desafío logístico —cómo transportar estos órganos a Europa, Asia o cualquier región alejada— abre la puerta a proyectos conjuntos en los que España podría participar", añade Domínguez-Gil.
Lo que sí puede afirmarse, subraya la directora de la ONT, es que existe un interés muy elevado por parte de España en sumarse a esta línea de investigación. "Aunque la regulación actual es mucho más compleja que hace años y depende de múltiples actores, el país cuenta con apoyo institucional, equipos preparados y una voluntad clara de integrarse en futuros ensayos. Estamos buscando la forma de articular esa participación", afirma.
Pese a las incógnitas —qué pacientes se beneficiarían, cómo se regularía el proceso o qué modelo adoptará Europa—, Domínguez-Gil espera que "en los próximos meses podamos saber con claridad cómo sumarnos a este tipo de investigación".