Anticiparse pensando que algo malo va a pasar también es un síntoma de ansiedad: "Me bloqueo y no puedo salir de la cama"

  • La evitación psicológica se produce cuando anticipamos que algo malo va a pasar, y ponemos en marcha conductas y pensamientos para evitar que llegue ese momento

  • Analizamos cómo se relaciona la evitación psicológica con la ansiedad: “De todas las ansiedades la que más odio es la que aparece a primera hora del día para acojonarme, bloquearme e impedirme salir de la cama”

  • Una psicóloga explica propone diez recomendaciones para sustituir la evitación psicológica por estrategias de afrontamiento más activo

Es lunes y el despertador comienza a resonar a las siete y media de la mañana. Abres los ojos, lo apagas y te tapas con el edredón para seguir durmiendo quince minutos más. Tras silenciar el móvil tantas veces que has perdido la cuenta, te das cuenta de que tienes que ponerte en pie y afrontar las obligaciones. Sin embargo, algo dentro de ti te paraliza. Se trata de una reacción provocada por la ansiedad y tiene nombre: evitación psicológica.

Nuestra compañera, Perra de Satán, lo explicaba en uno de sus últimos posts de Instagram. “Llevo décadas experimentando la ansiedad en todas sus formas, sabores y colores, y de todas ellas la que más odio es la que aparece a primera hora del día para acojonarme, bloquearme e impedirme salir de la cama”, compartía, añadiendo que salir de la cama implica afrontar un sinfín de situaciones que ella no se siente preparada para hacer.

En la publicación, que acumula ya 164 comentarios, animaba a otras personas a compartir sus experiencias con este tipo de ansiedad. “Yo sufro esa ansiedad casi a diario, y lo peor es sentirte mal por todo el tiempo que pierdes después”, afirmaba un seguidor. “Me pasa prácticamente todos los días desde hace 6 años”, comentaba otra joven, añadiendo que la situación le ha dificultado aspectos de su vida como terminar la carrera o preparar unas oposiciones.

También se podía leer a personas que estaban trabajando esta desagradable sensación en terapia. “Tengo claro que esto es lo próximo que trataré con mi psicólogo”, afirmaba una usuaria de Instagram, “no quiero perder tanto tiempo de mi vida sintiéndome inútil y culpándome”.

Qué es la evitación psicológica y su relación con la ansiedad

La evitación psicológica funciona de forma muy sencilla: anticipamos que algo malo va a suceder, así que ponemos en marcha conductas y pensamientos para evitar que llegue ese momento. Por ejemplo, tu pareja y tú lleváis una mala racha. Te dice que ‘tenéis que hablar’ y empiezas a agobiarte pensando que lo vais a dejar. Para no afrontar esa temida conversación, le dices que no puedes quedar e ignoras sus mensajes y llamadas.

En mayor o menor medida, todos realizamos conductas de evitación psicológica en algún momento. Cuando tenemos que mirar la nota de un examen que nos ha salido mal, cuando sabemos que al llegar a casa nuestros padres nos echarán la bronca por algo que hemos liado, cuando tu ligue de Tinder quiere algo más serio pero tú sólo quieres vivir la vida loca… Hay infinidad de situaciones en las que la reacción de huida surge espontáneamente.

El problema se produce ante dos circunstancias:

  • Utilizamos la evitación psicológica para afrontar cualquier situación. Asumámoslo, por mucho miedo que nos den los problemas hay que plantarles cara.
  • Cuando la evitación psicológica aparece en momentos en los que somos perfectamente capaces de afrontar una situación.

Este último caso es el que va asociado a la ansiedad generalizada, un problema psicológico que provoca preocupación ante innumerables situaciones que o son poco probables, o no son tan malas como pensamos. Y cuando aparece esa preocupación, de su mano va la evitación psicológica susurrándote al oído que no salgas de la cama porque el día será horrible, que no abras el WhatsApp porque seguro que hay alguien con una mala noticia, o que no quedes con nuestros amigos porque en el fondo no te soportan y fingen para quedar bien. Todo esto es mentira, pero te lo acabas creyendo y de forma automática evitas afrontar esas situaciones que desconfirmarían tus preocupaciones.

¿Cómo mandar a paseo a la evitación psicológica?

Si la evitación psicológica es tu forma favorita de abordar los problemas, es necesario aprender estrategias de afrontamiento activo:

  1. Divide tu problema en tareas más pequeñas y realízalas de una en una, en vez de centrarte en el objetivo final.
  2. Pide ayuda a amigos o familiares cuando por tu cuenta no puedas gestionar algo.
  3. Escribe cómo te sientes o cuéntaselo a alguien para que el malestar pierda valor al ser consciente de él.
  4. Imagina una situación hipotética en la que ya no estás agobiado. ¿Qué ha cambiado en tu imaginación para que te sientas así? ¿Puedes extrapolar esos cambios a la vida real para dejar a un lado las preocupaciones?
  5. Evalúa tu responsabilidad en el problema. Ni todo es culpa tuya, ni todo es culpa de los demás.
  6. Confronta directamente la situación que te preocupa y dejar de posponerla una y otra vez.
  7. Distráete momentáneamente de lo que te agobia para verlo con perspectiva. ¡Ojo! Esto no significa evitar el problema, sino invertir tiempo en otras tareas productivas, para después reflexionar sobre la situación.
  8. ¿Estás agobiado por algo que puede pasar o en realidad es poco probable? Puedes utilizar una escala del 1 al 10 para puntuar la evidencia de tus preocupaciones.
  9. Si la preocupación es poco probable, averigua qué te ha llevado a agobiarte. ¿La evitación cognitiva es algo aislado en tu vida o suele aparecer muy a menudo? ¿Estás pasando una mala racha o llevas tiempo angustiado?
  10. Ponte en manos de un profesional si sufres ansiedad.