Anticípate a los daños colaterales de los excesos de Semana Santa

Eva Cánovas (@dietaconsalud) 17/03/2016 12:43

En estas fechas puede ser normal terminar con un kilo de más, así como sufrir alguna pesada digestión o regresar al trabajo más cansados que cuando partimos. Evita los traspiés este año y toma medidas preventivas; no son nada complicadas pero sí muy eficaces.

Come saludable

Estés donde estés es muy importante ser consciente de lo que comes, porque de ahí van a salir los nutrientes con los que enfrentarnos al día. Elige, siempre que puedas, platos bajos en grasas y ricos en verduras. Nadie dice que no puedas probar ese plato típico, que hace más especial el lugar y las fechas en las que te encuentras. Solo tienes que recordar que todo en su justa medida se puede, pero en su justa medida. Controla la cantidad para que no sumes demasiado a tu contador calórico. Si ingieres más calorías de las que gastas te llevarás un exceso de equipaje nada gratificante y costoso de remediar a posteriori.

Cuidado con los dulces típicos

En Semana Santa es probable que encuentres dulces típicos en cada sitio que visites o en tu propia localidad si decides quedarte en casa: torrijas, monas de Pascua, rollos fritos, pestiños, buñuelos, leche frita, flores dulces... y así una larga lista que recorre cada localidad y comarca del territorio español. Hay que tener mucho cuidado con comer en exceso, porque todos esos platos son bombas calóricas de grasas y azúcares. Es cierto que sin alguna de esas delicias no te creerás que es Semana Santa, pero te recomiendo que escojas el que más te guste y lo pruebes para quitarte las ganas. Pero no te excedas o te lo devolverá tu báscula.

Respeta los horarios de comidas

Tú cuerpo está acostumbrado a un ritmo de vida y unos horarios de ingesta de alimentos: si los cambias tú organismo se tambalea. No te dediques a picar todo el tiempo, come cada tres horas que es lo que dura tu reserva de energía. De esta forma estarás nutrido y sin tanta hambre en la siguiente comida. Para no engordar, un truco muy efectivo es dejar el mayor consumo calórico para los momentos del día en los que puedes quemar más, como el desayuno y la comida. Opta por una cena ligerita para no llevarte un exceso de energía a la cama que terminará en forma de depósitos de grasa.

No olvides hidratarte

El agua es vital e insustituible. Las bebidas gaseosas, los zumos, el alcohol no te sirven para estar óptimamente hidratado. Necesitas de litro y medio a dos o incluso más de agua si estás en un lugar caluroso que te produce sudoración. Hidratándote conseguirás estar menos hinchado porque no retendrás líquidos, cosa que hace tu organismo cuando piensa que recibe poca agua. Te encontrarás mejor en todos los aspectos, estarás menos cansado y hasta tu piel estará más bonita.

Controla el consumo de alcohol

Además de no ser nada saludable, cuando no quemas su gasto calórico se convierte en grasa y puede ser decisivo para que cervecita a cervecita regreses con más peso. En estas fechas también es típico combinar dulces con licores. Esto puede ser la culminación calórica fatal y decisiva para que engordes. Con el alcohol ten en cuenta que cuanta mayor graduación alcohólica y azúcar tenga mayor será el número de calorías. Los licores típicos suelen ser con una base de aguardiente de orujo (con mucha graduación alcohólica) y otra de azúcar. ¡Recuerda que para metabolizar el alcohol necesitarás más que nunca agua!

Haz ejercicio

No olvides que tu gran aliado frente a los excesos puede ser el ejercicio. No hace falta que si sales de viaje cargues con las zapatillas y toda la equipación, porque es probable que nunca salgan de la maleta. Bastará con que te mantengas en activo, caminando para ir a todas partes o a visitar sitios nuevos. Con que camines d e cuarenta y cinco minutos a una hora al día bastará para mantener a raya el michelín. Esto no significa que si haces ejercicio te pases comiendo lo que sea, porque la realidad es que si no gastas lo que comes engordarás igual. Deja de lado la pereza y disfruta de cada rincón de tu ciudad o destino elegido para las vacaciones, cuidando de tu salud.

Deja que tu cuerpo descanse

De vacaciones quieres disfrutar al máximo el tiempo de ocio: eso tiene sentido, pero no lo tiene tanto que comprometas tu salud. Dormir menos de ocho horas al día no es saludable. Esta falta de sueño puede hacer mella en tu cuerpo. Tu metabolismo se resiente y puedes ganar peso fácilmente. Además el síndrome post-vacacional se acrecienta enormemente si no has respetado la rutina de sueño diario. ¡Recuerda que el sueño no es acumulativo y no vale el “ya dormiré cuando regrese de las vacaciones!

Evita las malas digestiones

Una mala digestión puede arruinarte la sobremesa o fastidiarte los planes previstos. En tu mano está que esto no te ocurra. Prevé esta situación llevando contigo manzanilla con anís o una infusión de hinojo o de regaliz que son digestivas y carminativas. Si no eres de infusiones puedes optar por el plan “B”: fermento láctico de papaya, que te ayudará a digerir hasta la comida más pesada.

Evacua adecuadamente

No pasar por el baño cuando estas de vacaciones está asumido por muchas personas. Los cambios de horarios, hábitos y no estar en nuestro entorno pueden provocar grandes dramas digestivos. Intenta crear una pauta parecida a la que sigues en casa, en horario y tranquilidad. Y abre la mente a un pensamiento de normalización sobre el acto de eliminación en un entorno diferente al habitual. Si no evacuas correctamente te vas a sentir intoxicado, cansado, pesado, con gases y con malestar generalizado. Tu intestino está absorbiendo toxinas que deberían expulsarse. Para que el tránsito intestinal sea el adecuado no descuides la fibra y si pasan dos días sin deponer incorpora una infusión laxante, como puede ser la de sen.

Ten buena actitud

Practica la filosofía del positivismo y relájate. Estar de vacaciones puede ser un auténtico estrés, si te vas fuera hay que hacer las maletas y tener controlados todos los pormenores e imprevistos. También se puede complicar más la ecuación cuando hay niños de por medio, puede que necesites vacaciones de las vacaciones. Pero la realidad es que sufrir más o menos es cosa tuya: tú eliges la actitud con la que enfrentarte a las situaciones o los imprevistos que te puedan surgir. Desdramatiza cualquier problema, quédate con lo que de verdad tiene importancia y serás más eficaz para resolver cualquier cosa que con quejas que no te llevan a ninguna parte. ¡Ríete de ello y recuerda que estás de vacaciones!