"No quiero quedar a lo loco y poner en peligro a mis padres": la pandemia ha cambiado la forma de ligar con desconocidos

  • El confinamiento nos ha hecho darnos cuenta de la importancia de la necesidad de afecto, volviéndonos más sociables, pero también más selectivos y exigentes

  • Ángela, Jaime y Andrés, tres jóvenes veinteañeros, nos cuentan sus experiencias ligando en plena pandemia

  • “He conocido a una chica que me gusta mucho, pero me agobia quedar en persona y me da miedo que por no querer vernos acabe pasando de mí”

Cuando el estado de alarma estalló en marzo, el número de descargas de aplicaciones de citas y de rolletes que surgieron subió como la espuma. Poco a poco, la vida social ‘online’ ha dejado paso a la nueva normalidad, y tras meses de conversaciones interminables ha llegado el momento de poner cara a la persona que hay detrás de la pantalla. Sin embargo, los jóvenes españoles se han topado con una realidad muy diferente: mascarillas, distanciamiento social y una nueva forma de ligar.

Como cuando un bebé comienza a caminar, hemos vuelto a socializar con nuestros seres queridos, primero con familiares cercanos y después con el grupo de amigos íntimos. Pero a la hora de interactuar con desconocidos una voz en nuestra cabeza se despierta: "¿Y si tiene coronavirus…?".

Sociabilidad selectiva

El miedo a la enfermedad que ha quitado más de 28 mil vidas, según cifras ofrecidas por las autoridades sanitarias es poderoso, pero también lo es la necesidad de afecto. El confinamiento nos ha hecho darnos cuenta de la importancia del contacto social. En consecuencia, nuestras relaciones se han vuelto más sólidas.

Somos más sociables, pero solo con las personas de confianza. El tiempo que invertimos con nuestra familia y amigos íntimos es de calidad, valorando los eventos con poca gente y los planes tranquilos. En el lado opuesto, las fiestas multitudinarias o las citas con desconocidos han pasado a mejor vida.

Queremos conocer gente, pero con moderación y cautela. Incluso los más extravertidos tienen reticencias a la hora de tener citas, mostrando actitudes más selectivas. Este es el caso de Angela, una joven de 21 años que aprovechó la pandemia para conocer gente y tontear a través de Tinder. “Antes de la pandemia igual tenía cuatro citas con personas diferentes. Ahora eso es impensable”, confiesa, y no es por falta de afinidad sino por miedo al coronavirus. “Durante estos meses me he sentido atraída por muchas personas con las que he hablado, pero solo he quedado con dos. No quiero quedar a lo loco y poner en peligro a mis padres o a mis abuelos”.

La nueva era del flirteo

En detrimento de las citas cara a cara, el coqueteo online va ganando adeptos. Son muchos los que se sienten más cómodos practicando sexting sin tener que preocuparse por contraer el coronavirus. Sin embargo, otros prefieren seguir ligando a la vieja usanza, aunque las reglas del juego hayan cambiado y se inste a la población a no intercambiar fluidos con desconocidos. Mascarillas de por medio, distancia de seguridad y sexo sin besos, esas son las nuevas normas.

Jaime, de 19 años, está adaptándose a esta situación tan incierta. “En junio empecé a quedar con un chico, pero fue muy incómodo al principio. En vez de darnos dos besos, nos saludamos desde la distancia. Dimos un paseo sin vernos del todo la cara porque la mascarilla la tapaba”, relata. “Al día siguiente hablamos por WhatsApp y le dije que había sido la cita más rara de mi vida. Me dicen en enero esto y no me lo creo”, bromea entre risas.

“Seguimos quedando y empezamos a sentirnos más cómodos. Con el tiempo hemos decidido que lo mejor es no tener citas con otras personas. No somos pareja ni queremos serlo, es algo sobre todo sexual, pero por salud hemos preferido evitar contactos con más gente. Yo lo cumplo, espero que él también”.

Lo ideal es encontrar un punto medio entre aislarnos del mundo y exponernos al coronavirus. Detrás de las bromas sobre cuándo será el próximo estado de alarma se esconde una cruda enseñanza: debemos disfrutar del presente porque el futuro es incierto. Eso sí, el placer siempre debe ir de la mano de la prudencia y del sentido común. Si sospechas que eres positivo, habla con tu médico y evita citas. Si eres negativo y decides quedar, respeta las medidas de seguridad.

Quedar o no quedar, he ahí la cuestión

¿Qué hago si no quiero quedar cara a cara?”, se pregunta Andrés, de 24 años. “Hay una chica que conocí por Instagram y me gusta mucho. Llevamos hablando mucho tiempo y nos hemos dado el número de teléfono. Ella quiere quedar, pero a mí me agobia vernos en persona. Me gusta mucho y me da miedo que por no querer verla, acabe pasando de mí”.

Las personas introvertidas, con problemas de salud o que simplemente prefieren posponer las citas cara a cara hasta que la situación se estabilice no deben sentirse culpables. Es totalmente respetable no querer conocer gente nueva de forma presencial.

Si esta es tu situación, exprésate con sinceridad. No busques excusas tontas, porque el miedo al coronavirus es una razón totalmente válida para no querer quedar. Lo más probable es que la otra persona te entienda y respete tus necesidades.

¿Qué hago si quiero quedar con alguien, pero él no?”, plantea Elisa, de 18 años. “Quiero ver de una vez a mi crush, pero le da palo porque he estado de vacaciones con mis amigos y me he juntado con mucha gente”.

En primer lugar, ofrécele alternativas de ocio en las que se respeten las medidas de seguridad. En vez de ir a un bar en el que estaréis sin mascarillas y con menos de un metro de distancia, salid a dar un paseo por la ciudad o por el campo.

Si aun así no quiere quedar, lo único que puedes hacer es respetar su decisión y empatizar con sus circunstancias. Que no quiera verte cara a cara no significa que no le gustes. Probablemente estará deseando abrazarte, pero está actuando con cautela. Ten paciencia, la situación no durará eternamente, y por suerte hay muchas formas de mantener el contacto sin que la magia desaparezca.