Científicos ingleses afirman haber encontrado una proteína que podría curar todos los tipos de cánceres

  • Desarrollarán una terapia genética que en tres años podría probarse en humanos

  • Es más efectiva y menos devastadora que los tratamientos actuales

Investigadores del Imperial College de Londres afirma haber descubierto una nueva proteína que podría inmunizar todos los tipos de cánceres. No se tenía constancia hasta el momento de su existencia y ahora podría suponer la cura para esta enfermedad.

La proteína sobrecarga el sistema inmunitario e manera que puede enfrentarse al cáncer o a los virus con mayor efectividad. Cuando detecta un cáncer, se pone en marcha para combatirlo, lo que provoca que el cuerpo se llene de células o linfocitos T. Esta nueva proteína, que recibe el nombre en inglés de LEM (“lymphocyte expansiona molecule”, molécula de expansión de linfocitos), provoca que estas células se multipliquen en mayor número, lo que facilita el combate de la infección o el tumor. “Puede ser un punto de inflexión para tratar un gran número de cánceres y virus”, ha explicado a los medios británicos el profesor Philip Ashton-Rickardt, de la Sección de Inmunología del Departamento de Medicina de lmperial College. El estudio, publicado en la revista Science y recogido por The Telegraph, explica que es una nueva forma de tratar el cáncer.

El próximo paso será desarrollar una terapia genética basada en la producción de dicha proteína. Los científicos creen que podrán empezar a probar este método en humanos dentro de tres años.

Hallazgo casual

Fue un hallazgo casual. Los investigadores se toparon con esta molécula mientras investigaban ratones con mutaciones genéticas. Una de estas provocaba que dichos animales produjesen diez veces más células T, lo que las convertía en resistentes al cáncer y otras infecciones. Este descubrimiento dio la pista a los investigadores de que una terapia genética basada en la producción de más linfocitos T puede ser más efectiva y mucho menos devastadora que los tratamientos actuales, como la quimioterapia.

El hallazgo, más allá de sus aplicaciones terapéuticas, puede ayudar a entender mejor los mecanismos de las enfermedades como las inflamaciones crónicas, la arteriosclerosis o la artritis reumatoide.