Cómo afectan las altas temperaturas en el embarazo: precauciones para disfrutar de los meses de calor

  • El calor tiene sus efectos durante el embarazo: conocerlos puede ayudarte a prevenir malestares y posibles problemas

  • En los meses de calor es importante hidratarse más, evitar las horas de calor y realizar ejercicio suave que active la circulación

  • Cuidado con la piel: es más probable que sufras manchas solares durante la gestación, por lo que deberás protegerte más

Los meses de verano pueden sentarnos muy bien si sabemos sacarles partido y usarlos a nuestro favor: a pesar de las altas temperaturas, que en ocasiones pueden resultar excesivas, se trata de un periodo de mayor relax y descanso, de vacaciones y playas, de contacto con la naturaleza y de más espacio y tiempo para cuidarnos de una forma relajada y sana, introduciendo nuevos hábitos que podremos perpetuar durante el invierno. Sin embargo, en el caso de las mujeres embarazadas es necesario tener cuidado con ciertos factores para evitar que todas las ventajas que supone el periodo estival puedan volverse en contra, provocando molestias o problemas. Toma nota de cuál es el efecto del calor en el embarazo y cómo aprovechar el verano de la mejor forma posible si te encuentras a la espera de un bebé.

Cómo afecta el calor durante el embarazo

El verano nos sienta muy bien siempre que sepamos controlar sus efectos: los días de máxima temperatura deberemos buscar la forma de evitar exponer a nuestro organismo a este tipo de estrés térmico y, del mismo modo, es importante tener cuidado a la hora de aprovechar los beneficios del sol y del mar, del deporte en condiciones de pérdida de hidratación... En definitiva, se trata de evitar los excesos en los que fácilmente podemos caer si no atendemos a las condiciones extremas de este periodo.

Lo mismo se aplica en caso de embarazo: simplemente, debemos conocer con qué factores contamos durante los meses de calor para equilibrar la balanza y sentirnos bien en todo momento.

Especialmente si estás embarazada, es el momento de cuidarte: invierte en lo que necesites para controlar tu temperatura (por ejemplo, acondicionando tu hogar a través de textiles, aparatos de aire, elementos que permitan ventilar durante la noche sin dejar paso a mosquitos y otros insecto...) y disfruta de espacios frescos y a la sombra. También debes poner el foco en la necesidad de hidratarte y aprovechar para nutrirte en profundidad mientras lo haces... Haz deporte, pero de forma suave, y aprovecha las largas horas de sol para pasear cuando el ambiente sea fresco y agradable. Sobre todo, intenta generar un estado de relax y de bienestar que resultará beneficioso tanto a ti como para tu bebé.

Para que puedas actuar en consecuencia, toma nota de algunos factores veraniegos que debes tener en cuenta durante el embarazo:

  • Durante el verano aumentan las temperaturas y, en caso de estar embarazada, lo normal será que seas más sensible a este cambio y que lo pases un poco peor. Las mujeres embarazadas son más vulnerables a los efectos de las altas temperaturas y por eso son más propensas a sufrir golpes de calor, insolaciones o casos de agotamiento por calor... También puedes cansarte más fácilmente y experimentar fatiga, sobre todo en los últimos meses de gestación. Debes tenerlo en cuenta y moderar tu exposición y tu actividad física. También te ayudará saber que, en general, el aumento de la temperatura exterior no afectará al feto, ya que la temperatura en el útero permanecerá estable.
  • Cuidado con las manchas solares. Durante el embarazo es más fácil que tu piel sufra las consecuencias de una sobreexposición a los rayos del sol. Por eso, protege tu piel como nunca con cremas específicas, no olvides la exfoliación y la hidratación, e intenta que tus horas de playa coincidan con las primeras y las últimas de la jornada.
  • Cuida tu circulación durante los meses de calor. El embarazo suele afectar a la circulación y el calor actúa como enemigo en estos casos. Por eso puede ser conveniente prestar especial atención a este factor y aprovechar los beneficios de los baño en agua fría y los largos pasillos por la orilla. La vasodilatación y la hinchazón en pies y tobillos pueden combatirse reposando con los pie en alto y evitando que pase mucho tiempo sin andar.
  • Tu sudoración aumentará durante el verano, y esto se aplica especialmente a las embarazadas. Es importante evitar la deshidratación, por lo que deberás beber más agua de lo normal y hacerlo de forma regular. Intenta también permanecer en lugares frescos y pasear en las horas en que los rayos de sol tienen una menor incidencia. Usa también ropa holgada y fresca y un calzado cómodo que favorezca la transpiración, tal y como recomiendan desde Hospital Nuestra Señora del Rosario.
  • Apuesta por alimentos nutritivos y muy hidratantes. Al hilo de lo anterior, una buena forma de mantenerte hidratada y sana es apostar por frutas y verduras de temporada que aporten tanto nutrientes como agua. También es recomendable consumir lácteos frescos, evitando los azúcares y las comidas pesadas en general.
  • Conoce y combate el síndrome supino-hipotensivo. Este síndrome suele ocurrir durante el verano y consiste en una sensación de mareo y malestar al tumbarse boca arriba. Ocurre porque el peso del útero comprime los grandes vasos abdominales, lo que provoca una disminución del riego sanguíneo cerebral. Para combatirlo, lo mejor es tumbarse del lado izquierdo en las horas de descanso.