Por qué te cuesta tanto tomar decisiones: recomendaciones para tener más iniciativa

En nuestro día a día nos enfrentamos a numerosas decisiones, algunas completamente triviales y otras más trascendentales. En ocasiones, el proceso de toma de decisiones se automatiza, pero muchas personas se ven superadas cuando tienen que elegir entre dos opciones, aunque sea para escoger el postre en un restaurante o la marca de champú en el supermercado.

En decisiones más triviales, rápidamente pasamos página. Volviendo a los ejemplos de antes, eliges la tarta de queso y aunque tenga mejor pinta el brownie de chocolate de tu amigo, al día siguiente lo olvidas. En cambio, cuando hay que tomar decisiones más complicadas, las personas indecisas no solo lo pasan mal en la fase previa, sino también en la fase posterior. En otras palabras, tardan mucho en escoger una opción, pero cuando ya la han tomado se preguntan constantemente si han tomado la decisión acertada, idealizan las alternativas no escogidas y no disfrutan tanto del momento presente.

Por qué algunas personas son incapaces de tomar decisiones

La indecisión es un rasgo de la personalidad multifactorial, es decir, que depende de muchas causas. Algunas de ellas son:

  • Educación autoritaria de los padres. Si tus padres toman todas las decisiones por ti y no te dejan pensar libremente, aprendes a inhibir tu autonomía. Por eso los hijos de padres demasiado autoritarios pueden tener problemas para tomar decisiones.
  • Alto nivel de ansiedad. La ansiedad aumenta la rumiación cognitiva que, en términos coloquiales, significa “dar muchas vueltas a las cosas”. También implica que en tu mente valoras todas las posibilidades negativas, aunque estas sean muy improbables o incluso imposibles. A más rumiación, más dificultad para tomar decisiones.
  • Perfeccionismo. Otra causa de la indecisión es la necesidad de control y perfeccionismo. Piensas que o todo sale perfecto, o es un fracaso absoluto. Esta mentalidad choca con el proceso de toma de decisiones, porque todas las alternativas, por muy buenas o malas que parezcan, tienen sus pros y contras.
  • Inseguridades o problemas de autoestima. A la hora de tomar una decisión necesitamos estar medianamente seguros de ésta. Si tienes problemas de autoestima, es muy probable que dudes de ti mismo y de tu capacidad para actuar, volviéndote más indeciso.
  • tu pareja, tus amigos o tu familia te hacen dudar de ti mismo o invalidan tus necesidades, tus emociones y tus pensamientos, llega un punto en el que te vuelves completamente dependiente. Este tipo de dinámicas son abusivas y pueden provocar muchas secuelas psicológicas además de la indecisión.

Cómo tener más iniciativa a la hora de tomar decisiones

  1. Pon límites a tus relaciones abusivas. Si hay personas que constantemente te controlan o te hacen sentir inútil e incapaz de tomar decisiones, intenta tomar distancia.
  2. ejercicio de proyección en el tiempo. Imagínate una versión futura de ti mismo que se encuentra totalmente bien: es segura de sí misma, tiene éxito y sabe lo que quiere. ¿Qué decisión crees que tomaría ese “yo ideal”?
  3. Reduce la autoexigencia. Es importante ser flexible a la hora de tomar decisiones, asumiendo que siempre van a surgir pequeños inconvenientes y que eso no hace peor tu decisión ni mejores las alternativas no escogidas. Pregúntate si esos inconvenientes son tan graves, si tienen solución o si dicha solución está en tu mano.
  4. mejora tu lenguaje interno. Tendemos a machacarnos constantemente y a dudar de nosotros mismos con pensamientos como “¿Lo estaré haciendo bien?”, “seguro que la cago” o “no sirvo para esto…”. Cambia esas frases por otras más realistas y reforzantes como “estoy haciendo lo correcto”, “soy capaz” o “sé que puedo tomar esta decisión”.
  5. Pide ayuda profesional a un psicólogo si la indecisión es grave. En caso de que la toma de decisiones esté afectándote demasiado, puedes valorar ponerte en manos de un psicólogo para aprender herramientas personalizadas y entender cuál es el origen de tu indecisión.