Cómo puedes fortalecer tu sistema inmune de manera natural

  • Una buena alimentación y la importancia de las horas de sueño fortalecen nuestro sistema inmune

  • El tabaco, el sedentarismo y una mala alimentación puede echar abajo nuestro escudo de defensas naturales

  • Tener un sistema inmune robusto puede ayudarnos a esquivar el contagio de covid19

El sistema inmune es la barrera natural con la que cuenta el cuerpo humano a la hora de defenderse frente a agresiones externas, como las bacterias, los virus o las toxinas y otras sustancias perjudiciales para el organismo. Aunque todos contamos con una inmunidad innata y otra adquirida, al contacto de los diferentes antígenos o mediante los medicamentos o vacunas, el sistema inmune natural puede fortalecerse siguiendo algunos consejos.

Aunque tengamos hábitos de vida saludable, en algunos momentos o en diferentes épocas del año, podemos bajar la guardia o estar más expuestos a virus y demás enfermedades, lo que puede hacer que nuestro sistema inmune se vea perjudicado, poniendo en riesgo nuestra salud. Modificar nuestras rutinas, cambiar nuestros horarios de comidas o de sueño, y abandonar algunas costumbres saludables, puede comprometer nuestras defensas naturales.

En el momento actual, con la pandemia del coronavirus en un nuevo auge debido al empuje de contagios de la variante ómicron, es vital contar con un sistema inmune lo más robusto posible. Según los médicos y expertos de la salud, hay algunas recomendaciones que podemos seguir para fortalecer nuestro sistema inmune:

La importancia de la alimentación

Una alimentación equilibrada ayuda a fortalecer nuestras defensas. Una dieta variada, con su cantidad justa de grasas, hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y minerales garantizará la robustez de nuestro sistema inmune y, al contrario, una mala alimentación puede tirar abajo este escudo de protección natural.

Abusar de las grasas reduce la respuesta inmunológica, por lo tanto hay que introducir en nuestra dieta las grasas monosaturadas (presentes en el pescado azul, los frutos secos, el aceite de oliva, girasol o soja) y consumir regularmente productos lácteos fermentados, como el yogur.

Las frutas y vegetales son ricos en antioxidantes, una ayuda extra al sistema inmune.

El ejercicio físico moderado

El sedentarismo es otro de los grandes enemigos del sistema inmune. Mantener una buena forma física es fundamental para fortalecer las defensas. Pero siempre que este sea un ejercicio moderado, preferiblemente aeróbico, que permita mover muchas partes del cuerpo a la vez, como nadar, correr o montar en bici.

Y es que un sobre esfuerzo o una sesión de ejercicio excesivo puede provocar el efecto contrario: bajar nuestras defensas de manera temporal, lo que nos dejaría más expuestos a virus o patógenos de cualquier tipo.

Dormir sufientes horas al día

Nuestro organismo necesita descansar para volver a generar las defensas que apuntalen nuestro sistema inmune. Las suficientes horas de sueño nocturno (que debe estar entre 6 y 8 horas) es fundamental, ya que algunas de las células de las defensas se producen durante el descanso. Por eso, en los momentos en los que encadenamos muchas hornadas sin dormir lo suficiente, es más fácil estar expuestos a virus o enfermedades.

Complementos que pueden aportar un extra a las defensas

Si contamos con una alimentación sana y variada tendremos una gran parte del trabajo hecho, pero en momentos de especial riesgo como el invierno ante catarros y gripes y otros virus respiratorios, o como ahora por la pandemia, los complementos alimenticios para añadir una dosis extra de vitaminas o minerales pueden ayudarnos a mejorar nuestro sistema inmune. Así, podemos añadir un extra con lo siguientes complementos:

  • Vitamina C: reduce la duración y la severidad de las gripes y resfriados. La encontramos en frutas, verduras y hortalizas, como las fresas, el kiwi, cítricos, melón, pimiento, tomate y col.
  • Vitamina A: contribuye a mantener las barreras naturales contra las infecciones (mucosas). La encontramos en hígado, mantequilla, nata, huevos, lácteos y algunas frutas como el albaricoque, cerezas, melón y melocotón.
  • Vitamina E: aumenta la respuesta inmunológica. Presente en aceite de germen de trigo, de soja, cereales (pan, arroz, pasta integral…), aceite de oliva, vegetales de hoja verde y frutos secos.
  • Vitamina B: carne, vísceras, pescado, marisco, huevos, cereales, legumbres, frutas, verduras de hoja verde…
  • Hierro, zinc y selenio: reducen la duración y severidad de las infecciones