Diez consejos para huir de la gripe

Celia Molina 14/12/2016 14:36

Antes de saber cómo combatir la gripe, debemos explicar qué es la gripe. Es un virus respiratorio contagioso que suele confundirse con el resfriado común, dada la similitud de sus manifestaciones. Para saber si tenemos una gripe o un catarro, debemos fijarnos en las diferencias; principalmente, en los dolores musculares y la aparición de la fiebre alta (entre 38ºC y 40ºC) desde el primer día que se detecta la enfermedad.

Aunque es difícil no contagiarse durante las epidemias propias de los meses más fríos e inestables (de octubre a abril), cuando la gripe va pasando de unos a otros con su ‘efecto dominó’, podemos adquirir una serie de hábitos que nos ayuden a esquivarla:

1. Lavarse las manos (más de lo normal). Parece un consejo baladí, pero no lo es. Evidentemente, la gripe no se pega de una mano a otra mano, pero no somos conscientes de la cantidad de veces al día que nos tocamos la cara, la boca o los ojos. Y lo hacemos después de haber tocado previamente objetos y focos de infección como: pomos de puertas, barandillas, cintas de las escaleras mecánicas, etc…; por lo que las bacterias entran en contacto con nuestros fluidos sin apenas darnos cuenta. ¿Cómo evitarlo? Lavándonos con agua y jabón entre cinco y seis veces al día.

2. Abrigarse sí, pero lo justo y necesario. ¿Cómo que lo necesario? Cuando hace frío, ¿no es mejor ponerse el mayor número de capas posibles, gorros, guantes, bufandas y todo lo que haga falta?, preguntaría cualquier ciudadano de a pie. Pues sí, cuando hace frío hay que abrigarse pero, si nos excedemos en la cantidad de prendas o en su textura, tendremos mucho calor cuando entremos en un espacio cerrado (la oficina, el supermercado), sudaremos y nuestra temperatura corporal se volverá ‘loca’.

3. La ventilación es fundamental. Al contrario de lo que muchos piensan, no es en la calle donde contraemos la gripe, sino en los sitios cerrados, por su alta carga de iones positivos. Los iones positivos son concentraciones de moléculas que no vemos pero que están en el aire estático e influyen en nuestra salud (para mal). Puede provocarnos posibles problemas respiratorios, jaquecas, trastornos circulatorios y una bajada de las defensas en general. Por eso es tan importante abrir las ventanas y dejar que corra la brisa (aunque sea fresca), para evitar su aglomeración.

4. La vitamina C no previene la gripe, pero la disminuye. Todos hemos oído alguna vez a nuestra madre/padre/abuela/abuelo decirnos que comamos naranjas para no ponernos malos en invierno. Esta vieja y popular costumbre, si bien es beneficiosa para nuestra salud por ser vitaminada y antioxidante, no es una fórmula para prevenir la gripe (ni el resfriado). Sin embargo, la vitamina C sí es efectiva a la hora de paliar los síntomas, una vez hemos enfermado. Además de lo típico, los cítricos, hay otros alimentos que nunca pensarías que son ricos en esta vitamina, como el pimiento, la coliflor y el brócoli.

5. Dormir bien es más importante de lo que crees. Aunque, al dormir, nos parezca que estamos descansados y que nuestro cuerpo se mantiene en ‘stand by’, no es así. Tanto a nivel psíquico como fisiológico, nuestro cuerpo aprovecha el tiempo de sueño para reforzar el sistema inmunológico, que nos protegerá de los gérmenes a los que nos vemos expuestos a diario. También nos ayuda a resolver conflictos, aunque suene extraño, pues la mente se libera y encuentra alternativas que no se habían contemplado.

6. Tomar el sol, mucho más que un placer. Además de disparar la serotonina- la hormona de la felicidad- los rayos del sol (y su vitamina D) están relacionados con los niveles de colesterol y de azufre de nuestro organismo. El azufre es lo que más nos interesa para combatir las enfermedades, pues actúa como un ‘papel celo’ al que se pegan las toxinas y no se esparcen.

7. Beber té verde. El té verde tiene tantas propiedades que es recomendable tomarlo aun cuando se esté en un perfecto estado de salud. Es anticoagulante, antibiótico, antiviral, diurético y bueno para la protección de las arterias. Y todo eso dentro de una tacita.

8. Haz deporte, hazte resistente. Mantenernos en buena forma física creará una barrera protectora contra el ataque de los virus. Cuando practicamos deporte a menudo mejora nuestro sistema respiratorio y cardiovascular, la resistencia de los huesos, el desarrollo de nuestros músculos, etc. Además, el sudor nos hará liberar toxinas, perder grasa y tener un aspecto más saludable. Con el deporte, siempre ganas.

9. No fumes. Sobran las razones.

10. Por último, es conveniente tener una buena relación con nuestras emociones. Hay quien no lo defiende, pero la unión entre lo físico y lo psíquico es algo innegable. Así es la somatización: cuando estamos deprimidos es más fácil que nos pongamos enfermos porque nuestro metabolismo también se deprime. Por suerte, también ocurre al contrario: cuando estamos contentos, estamos, por ende, más sanos.