El coronavirus logra su ambiente ideal a 4 grados, la temperatura de una nevera doméstica

  • The Lancet publica un estudio que señala que el virus pudo estar latente antes de lo que pensamos

  • Dos estudios constatan las condiciones ambientales más favorables para el virus

  • Aunque no se ha demostrado que se contagia a través de los alimentos, se recomienda su limpieza

La gran duda surge ahora. ¿Desde cuándo lleva al coronavirus ¿Es posible que se haya adaptado durante un tiempo para aparecer en el momento preciso, cuando se daban las mejores condiciones para ello? Tom Jefferson, del Centro de Medicina Basada en la Evidencia (CEBM) de la Universidad de Oxford, en una entrevista para The Daily Telegraph cree firmemente que “el virus ya estaba aquí, y aquí significa en todas partes. Puede que estemos viendo un virus latente que se ha activado por las condiciones ambientales". Jefferson cree que es necesario analizar hasta el extremo por qué el virus prospera en entornos como fábricas de alimentos o plantas empacadoras de carne para poder conocer nuevas formas de transmisión en condiciones frescas, las favoritas del virus.

La temperatura ideal del coronavirus para estabilizarse y activarse son 4ºC”, destaca al experto tras analizar la elevada concentración que hay en las aguas residuales que se encuentran a esta temperatura. Afirmación respaldada por una serie de estudios recientes que han encontrados vestigios del coronavirus en muestras de aguas residuales de España, Italia y Brasil, que son anteriores a su descubrimiento en China. También las plantas empacadoras de carne están, a menudo a esta temperatura.

Una investigación de la Universidad de Hong Kong publicada en The Lancet hace unos meses coincide con la teoría de Jefferson. Los investigadores cultivaron durante 14 días a los virus, midiendo su tiempo vital en las distintas superficies, y establecieron que el virus es muy estable cuando se encuentra a 4ºC, la temperatura de una nevera doméstica. En estas condiciones puede durar hasta dos semanas.

Por eso, aunque no se ha comprobado científicamente que los alimentos puedan transmitir el virus, las agencias nacionales de seguridad alimentaria de Europa aconsejan lavarse bien las manos antes de guardar los alimentos de la compra, dejar fuera de la nevera unas horas aquellos alimentos que no necesiten urgentemente el frío, tirar los mayores envases posibles, como el cartón de los yogures y limpiar los que deban permanecer, como los cartones de leche. También recomiendan una limpieza más frecuente del refrigerador para su desinfección.

El estudio comprobó que el virus es altamente estable a 4ºC, pero muy sensible al calor. Según aumenta la temperatura, el virus es menos resistente y muere antes. Para su examinar su estabilidad contagiosa, los investigadores pusieron una diminuta muestra de cultivo del coronavirus sobre distintas superficies (madera, ropa, cristal…) en un ambiente de 22 grados centígrados y una humedad del 65%, que es el que podemos tener en casa. A continuación, recogieron las muestras con pautas de tiempo: 30 minutos, tres horas, un día… Y así hasta siete días.

Observaron que en superficies como el papel o la ropa el virus ya no era detectable transcurridas tres horas. Por su parte, no se puede encontrar en la madera y tela tratadas en el segundo día. En las superficies lisas (vidrio y billete), en cambio, es más firme. Hubo que esperar hasta el cuarto día para no detectar virus infecciosos en vidrio y billetes y hasta el séptimo en acero inoxidable y plástico. Curiosamente, en la parte exterior de una mascarilla quirúrgica es donde más tiempo aguanta. Aquí todavía podría estar presente el séptimo día.

En general, el virus puede ser estable con una temperatura ambiente, pero la buena noticia es que, según el estudio, también se ve muy dañado por los métodos convencionales de desinfección. Los científicos probaron con varios desinfectantes caseros en las condiciones antes mencionadas de 22ºC y una humedad del 65% y todos resultaron muy destructivos.