Coronavirus: ¿podemos esperar un verano casi normal?

  • En Estados Unidos esperan vivir un verano 2021 al estilo pre-pandemia

  • Restaurantes abiertos, familias reunidas y viajes por todo el país

  • La inmunización y el aumento de las temperaturas, clave

Aunque ya estamos escuchando el mantra de ‘salvar la Semana Santa’ en nuestro país, parece que aun es pronto para lanzar las campanas al vuelo porque, aunque estamos viviendo el esperanzador descenso de contagios y fallecidos de la tercera ola del covid19, todos los expertos llaman a extremar la precaución para no acelerar la llegada de una cuarta ola. De hecho, la viróloga Margarita del Val ha pronosticado ya esa cuarta ola, que llegará según ella afínales del mes de marzo y será tan cruda como lo ha sido la tercera.

Teniendo esto en cuenta, muchos son los que están retrasando su optimismo a los meses de verano. Y es que muchos expertos apuntan que hay bastantes posibilidades de que este próximo verano de 2021 se parezca bastante a los veranos pre-pandemia, con un altísimo porcentaje de población vacunada y otro gran porcentaje de población que ya ha sufrido la enfermedad y que, por lo tanto, también cuenta con anticuerpos. Estos dos factores reducirían al máximo los contagios, las hospitalizaciones y, sobre todo, las muertes ya que los colectivos más vulnerables que registran mayor mortalidad, los mayores y enfermos con otras dolencias ya estarán inmunizados desde hace tiempo.

Esto augura un maravilloso verano, con la gente visitando a sus familiares, llenando los bares y restaurantes y viajando. Así lo afirma el medio The Atlantic en un extenso artículo donde ha recabado la opinión de un buen número de expertos, virólogos y médicos de Estados Unidos. Uno de ellos, Ashish Jha, decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown, asegura que el próximo 4 de julio piensa hacer una barbacoa en casa y ya ha invitado a más de veinte personas. Un optimismo basado en datos y en la experiencia de anteriores pandemias.

Inmunización y buen tiempo

Y es que en Estados Unidos esperan que a principios de verano se llegue al 70 u 80% de población inmunizada, lo que haría que la deseada inmunidad de rebaño estuviera asegurada. Este dato incluye a las personas vacunadas, pero también a las que ya superaron la enfermedad. Y es que una investigación reciente de la Universidad de Columbia estima que los casos de contagios de SARS-CoV-2 en los Estados Unidos serían hasta 5 veces más de los que muestran los datos oficiales, es decir los datos diagnosticados. Eso indicaría que una gran parte de la población ya cuenta con anticuerpos.

La inmunidad, las vacunas y el buen tiempo serán la clave de unos niveles de contagios realmente bajos. Y es que cuando deja de hacer frío dejamos de realizar actividades en interiores, lo que unido a las altas temperaturas reducen las posibilidades de contagios hasta 10 veces menos. Estos datos no alteran los planes e vacunar a la mayor población posible, pero según los expertos ayudarán a que las tasa de contagio se reduzcan mucho más rápido de lo previsto de aquí a comienzos del verano. Y apuntan a que esta reducción de casos se producirá con porcentajes más altos en aquellos estados donde las medidas de protección contra le virus han sido mucho menores. Es cierto que esos estados han acumulado los mayores porcentajes de contagio y las mayores tasas de mortalidad en los peores momentos de la pandemia, pero objetivamente ahora serán en los lugares donde habrá más porcentaje de población inmunizada.

Un caso significativo es el de los estados de Dakota del Norte y del Sur, donde sus responsables políticos han sido de los más reacios a tomar medidas preventivas contra el coronavirus. Lo han pagado caro. Allí la tasa de mortalidad en la pandemia ha sido de una 34% más que en el resto del país, y el 13% de la población ha tenido un caso confirmado ha tenido un caso confirmado. "Eso probablemente significa que el 60 o el 65 por ciento de la población se ha infectado en aquella zona", afirma Jeff Shaman, investigador de la Universidad de Columbia. "Eso podría significar que en aquellos estados se están acercando a la inmunidad de rebaño".

De hecho, todo parece indicar que es así, ya que los habitantes de Dakota del Norte han visto muy pocos casos este invierno, incluso cuando la mayoría de los EE. UU han pasado unos meses terribles. Desde hace un mes nadie lleva mascarillas en este estado y durante los últimos seis días, se han reportado cero muertes por covid19.

El virus seguirá con nosotros mucho tiempo

Leyendo estas predicciones de los expertos para los Estados Unidos, tal vez el país del mundo con peores datos de contagios y muertes por coronavirus (el año pasado la esperanza de vida en el país se redujo un año), podríamos ser optimistas pensando en el verano que nos espera en España. Algunos expertos de este lado del Atlántico también están apuntando a un verano casi normal si todo va bien con el ritmo de vacunación.

Con la Semana Santa descartada y con una cuarta ola de contagios más que probable en los próximos meses, puede que nos plantemos a principios de junio con una caída drástica en los contagios, en la mortalidad y contemos con una población inmunizada cerca de ese soñado 70%. Además, las altas temperaturas de nuestro país, las largas jornadas de sol y el traslado de las actividades sociales al aire libre harán descender los casos.

Pero a pesar de permitirnos este pequeño optimismo de cara al verano, no hay que pensar que el coronavirus va a desaparecer de nuestras vidas el próximo mes de agosto. Los casos se reducirán drásticamente y las medidas preventivas se relajarán en muchos lugares, pero la pandemia no desaparecerá, sino que tendrá un final muy dilatado y espaciado en el tiempo que puede llevar hasta uno o dos años.

Y después de eso, el SARS-CoV-2 no habrá desaparecido, pero es bastante probable que baje su intensidad y se convierta en una infección mucho menos letal, a niveles de la mortalidad que por ejemplo, produce cada año la gripe común. Probablemente tendremos que vacunarnos contra ella durante varios años y habrá que vigilar su progreso en los distintos países del mundo y sus diferentes mutaciones y variantes.