"Me cuesta mucho": engañarse para beber más agua en invierno

  • De la cantidad diaria de líquido que necesita el cuerpo, al menos un 80% se debe aportar en agua

Parece que el mundo se divide en dos tipos de persona: gente a la que le encanta beber agua y gente a la que no. Estar en el primer grupo es una especie de bendición que te ha tocado en suerte. Estar en el segundo es un castigo, porque el ser humano necesita agua para vivir y mucha agua para vivir bien. Este artículo está especialmente pensado para quienes se encuentran en el segundo grupo.

No ingerir las cantidades recomendadas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (European Food Safety Authority -EFSA-), que considera adecuada la ingesta diaria de agua en 2 litros para las mujeres y 2 litros y medio para hombres (mucha agua), tiene consecuencias muy negativas en el organismo, que se pueden resumir en dolor de cabeza, vértigo, mareo, náuseas, hormigueo en las extremidades, convulsiones, enfermedades urinarias (cálculos renales, infección de orina e incluso insuficiencia renal), calambres, lesiones musculares e hipertemia durante la práctica de ejercicio y en los peores casos, choque hipovolémico, e incluso la muerte.

La buena noticia es que está en tu mano ponerle remedio y la mala es que sólo está en tu mano ponerle remedio.

Hay otra buena noticia, que el agua que necesitamos no llega solo de beberla, porque los alimentos también aportan hidratación al cuerpo. A pesar de ello, los expertos señalan que de la cantidad diaria de líquido que necesita el cuerpo, al menos un 80% se debe aportar en agua.

Beber más por la mañana

Hay que beber agua, ese es el propósito con el que hay que levantarse por la mañana. Mientras las buenas intenciones duran, aprovecha y bébete el primer vaso de agua antes del desayuno. Puedes tomarla fría, del tiempo, templada o caliente con limón o en infusión, da igual, el caso es que ya te has quitado un vaso de encima.

Beber entre horas

Superado el primer vaso, hazte con una botella de medio litro reutilizable (de cristal, aluminio…), tenla siempre cerca y ve pegándole sorbitos. Cuando te la acabes te queda sólo un vaso para completar el litro.

Si tienes una jornada de trabajo de ocho horas antes de comer, puedes hacer una pausa para tomar una infusión -o un par- en tazón grande (más de 250cc), aunque también valen las aguas de sabores.

También puedes optar por tomar una ración de fruta a media mañana. Elige entre las que tienen alto contenido en agua: sandía, fresa, melón, melocotón, piña, naranja, albaricoque, ciruela o manzana.

Beber en la comida

Si antes de comer te atreves con otro vaso más, ya tienes un litro y medio ventilado.

La comida otro momento que debes aprovechar para beber un vaso de agua y si eres incapaz (sí, hay gente que no es capaz), intenta tomar de postre una de las frutas antes mencionadas.

Beber por la tarde

Empieza la cuesta arriba: beber por la tarde.

Si has seguido las indicaciones anteriores, sólo te quedaría un vasito para llegar a los dos litros y tres para los dos y medio.

Lo ideal es repetir patrones: tomar a media tarde una fruta con mucha agua, una infusión o un agua de sabores en la cantidad necesaria para alcanzar los objetivos marcados.

Las aguas de sabores se elaboran a gusto del consumidor, entre las más populares están la de limón, la de pepino y la de menta, pero hay todo un mundo de posibilidades que puedes explorar con fruta picada, hierbas frescas, miel y especias. Puedes hacerlas en frío, macerando los ingredientes durante un par de horas o en infusión y añadirle hielo o tomarla caliente.

Beber por la noche

Con la tarea cumplida, ya no es necesario seguir bebiendo agua por la noche, además tampoco es conveniente hacerlo poco antes de ir a dormir si no quieres interrumpir tu descanso nocturno por la necesidad de levantarte para ir al baño a media noche.