¿Cuándo hablamos de cepa y variante del coronavirus? Conoce sus diferencias

  • Las variantes no tienen un comportamiento muy diferenciado

  • Las cepas sí, porque inducen un cambio sustancial en el genoma

  • Por ahora, esto no ha ocurrido con el coronavirus

Desde el estallido de la pandemia de coronavirus, decenas de nuevos términos se han incorporado a nuestro vocabulario. Últimamente, lo han hecho algunos como cepa o variante

Con la confirmación de varios países que han registrado nuevas variantes del SARS-CoV-2, ha surgido también confusión respecto a los términos empleados para referirse a ella ya que los científicos aclaran que variante y cepa tienen significados diferentes.

¿Qué es una variante de un virus?

Conforme se dan los contagios, se van dando 'errores' genéticos y entonces ocurren las mutaciones o cambios en el código genético de los virus, como el que provoca el coronavirus.

Al realizar la secuenciación genética o análisis del virus, a partir de las muestras tomadas en diferentes regiones del mundo, los científicos identifican ciertas características por las que dichas mutaciones pueden agruparse en variantes o linajes.

Es decir, son genéticamente diferentes (en parte) al original, pero no induce a un comportamiento particularmente diferenciado. Y, sobre todo, las defensas de nuestro organismo, caso de entrar en él, aún podrían reconocerlo, si están entrenadas -naturalmente, tras una infección pasada; o artificialmente, con una vacuna-.

Entonces, ¿qué es una cepa?

Una nueva cepa de un virus se da cuando existen demasiadas mutaciones que provocan un cambio sustancial en el genoma. Esto supone que se forma una nueva especie de virus. Por ahora, esto no ha ocurrido con el coronavirus.

En este caso, los anticuerpos, que tienen que dar de las primeras voces de alarma, no serán capaces de identificar el virus y contraatacar.

Esto es lo que ocurre cada año con la gripe: no tenemos vacuna universal porque hay varias cepas de influenza. Cada año se impone una, pero circulan varias. La vacuna suele funcionar al 50% o 60%. El virus gripal muta más que el SARS-CoV-2.

Con todo, no invalida del todo la eficacia vacunal. Toda profilaxis de ese tipo estimula a las defensas. Y aunque no tengan un entrenamiento específico contra una cepa concreta que se imponga, sí que puede evitar que enfermemos gravemente.

Hasta la fecha, las vacunas aprobadas o en vías de aprobación para el coronavirus se centran en no desarrollar covid, no en evitar el contagio en sí.