Fiebre, cefaleas, confusión... ¿Qué es la enfermedad del sueño y qué la provoca?

La enfermedad del sueño es provocada por la picadura de la mosca tsetsé, infectada a su vez por un tipo de parásito
En la mayoría de los casos, los síntomas aparecen cuando la infección se encuentra extendida
Sin el tratamiento adecuado, se trata de una enfermedad mortal
MadridExisten muchas enfermedades asociadas a la falta de sueño, aunque pocas en las que la causa de la ausencia de descanso se encuentre en una causa externa, en este caso, en forma de parásito: la enfermedad del sueño es causada por las moscas tsetsé infectadas, y se trata de una enfermedad endémica en 36 países del África subsahariana, en los que abunda este insecto. Si no se trata, puede ser mortal. ¿Qué es la enfermedad del sueño?
Qué es la enfermedad del sueño
Tal y como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas más expuestas a esta enfermedad son aquellas que se encuentran en zonas rurales dedicadas a la agricultura, la pesca, la ganadería o la caza, donde la mosca tsetsé se encuentra más presente. El parásito que la provoca esta enfermedad es normalmente el Trypanosoma brucei gambiense, con el 95 por ciento de los casos.
Además, la mosca tsetsé, que se encuentra en el África subsahariana, no siempre transmite esta enfermedad: depende de la especie concreta. Otras causas de transmisión son el traspaso de madre a hijo o los pinchazos accidentales con agujas contaminadas, así como el contacto sexual.
Afortunadamente, el número de casos va en descenso, gracias a iniciativas de control de la enfermedad. Así, en 2009, el número de casos notificados se redujo a menos de 10.000 por primera vez en 50 años, y en 2019 y 2020 se notificaron 992 y 663 casos respectivamente.
En cuanto a los síntomas de la enfermedad del sueño, éstos suelen aparecer cuando la enfermedad se encuentra en un estado muy avanzado. En concreto, una vez que alcanza el sistema nervioso central. Se trata de una infección crónica que puede durar meses o años sin manifestarse.
En una primera etapa, la llamada fase hemolinfática, aparecen episodios de fiebre, cefaleas, adenopatía, dolores articulares y prurito. En la segunda etapa, los parásitos atraviesan la barrera hematoencefálica e infectan el sistema nervioso central. Esto se conoce como la fase neurológica o meningoencefálica. Es ahí donde aparecen los signos y síntomas más evidentes de la enfermedad: cambios de comportamiento, confusión, trastornos sensoriales y falta de coordinación.
Los trastornos del ciclo del sueño, que le dan el nombre a la enfermedad, son una característica importante de la segunda etapa. Si no se trata, la enfermedad se considera mortal.
En cambio, cuando la enfermedad es provocada por el parásito Trypanosoma brucei rhodesiense (menos del 3 por ciento de los casos), la infección es aguda y los primeros signos y síntomas se observan a las pocas semanas o a los pocos meses.
La epidemia más reciente de esta enfermedad se produjo en 1970 y se prolongó hasta finales de los 90, y tuvo lugar debido a una relajación en los medios de control de la enfermedad a partir de los años 60. Los esfuerzos desplegados por la OMS, los programas nacionales de control de la enfermedad, la cooperación bilateral y las organizaciones no gubernamentales durante la década de 1990 y los primeros años del siglo actual permitieron invertir la tendencia.
Actualmente, la mayoría de los casos detectados (más del 70 por ciento) ocurren en la República Democrática del Congo, con una media de menos de 1.000 casos declarados anualmente. Angola, el Chad, el Congo, el Gabón, Guinea, Malawi, la República Centroafricana y Sudán del Sur notificaron entre 10 y 100 nuevos casos en 2019, mientras que el Camerún, Côte d'Ivoire, Guinea Ecuatorial, la República Unida de Tanzanía, Uganda, Zambia y Zimbabwe notificaron entre 1 y 10 nuevos casos.
