Enfermedades primaverales: estas son las más comunes

  • La primavera es tiempo de cambios, y nuestro cuerpo lo nota: algunas enfermedades se asocian especialmente a estos meses

  • La astenia primaveral, las alergias, el asma, la conjuntivitis... son algunos ejemplos de enfermedades comunes durante la primavera

  • La llegada de la primavera supone poner fin a gripes y resfriados

La primavera es época de flores, de buen tiempo, de cambio y evolución, de volver a enseñar la piel tras el invierno... pero también de polen en suspensión, de vaivenes climatológicos, de lluvias y viento alternados con horas de pleno sol. Todo parece estar revuelto durante estos meses en que todo cambia, y nuestro cuerpo lo nota. Por eso existen determinadas enfermedades primaverales que conviene tener en cuenta para evitarlas en la medida de lo posible. Algunas simplemente son más típicas de estos meses; otras se asocian casi en exclusiva a la llegada del buen tiempo. ¿Cuáles son las enfermedades primaverales más comunes?

Enfermedades primaverales: estas son las más comunes

Un podría pensar que la llegada de la primavera supone poner fin a gripes y resfriados. A fin y al cabo, las horas de sol aumentan y las temperaturas también. Sin embargo, lo cierto es que precisamente los cambios de temperatura relativamente bruscos que se producen en estos meses suelen traducirse en enfermedades respiratorias, poco graves, pero sí molestas. A ello se suman las temidas alergias: el estallido de la naturaleza tras meses de letargo supone el pistoletazo de salida de la peor época del año para los alérgicos.

Estas son las enfermedades más comunes durante la primavera.

  • Astenia primaveral. La astenia primaveral es una dolencia que se caracteriza por la sensación de decaimiento y cansancio, tanto físico como mental. Se asocia específicamente a esta estación y puede afectar también a los ciclos de sueño. No se trata de una enfermedad en sí, y no requiere ningún tratamiento, aunque puede ser conveniente realizar ejercicio físico moderado, fijarnos unos horarios estables de descanso, llevar una vida ordenada y seguir una dieta sana.
  • Alergias. Las alergias proliferan en primavera en la medida en que las flores hacen lo propio: el polen lo invade todo en estos meses y este es precisamente uno de los principales alérgenos a los que se enfrentan quienes padecen este tipo de dolencia. Ojos llorosos, goteo en la nariz, picor de garganta… Un médico podrá aconsejarte qué tratamiento más te conviene.
  • Asma. Hay que distinguir entre asma y alergia. El asma, en este sentido, consiste en un síntoma concreto que se manifiesta en forma de respiración sibilante, falta de aire, opresión en el pecho y tos. Lo mejor es que sigas las indicaciones de tu médico y que intentes que el aire de tu hogar esté lo más limpio posible. Una buena limpieza, incluyendo textiles, y una ventilación adecuada que evite la entrada de partículas del exterior, pueden ayudarte a mejorar los síntomas.
  • Faringitis. las enfermedades respiratorias como la faringitis son especialmente frecuentes en primavera, muchas veces porque nos confiamos y tendemos a pensar que el buen tiempo ha llegado para quedarse. Entre los síntomas de la faringitis encontramos la tos, el dolor al tragar, la afonía… Puedes paliarlos recurriendo a infusiones naturales, miel, pastillas para la garganta, beber mucho líquido, consumir frutas y verduras… Para evitarlo, refuerza tus defensas con una buena alimentación, y lleva siempre algo de ropa extra para protegerte de los cambios de temperatura.
  • Infecciones gastrointestinales. Puede que no lo supieras, pero la incidencia de las infecciones gastrointestinales aumenta a medida que lo hacen las temperaturas y la humedad. Por eso la primavera es el caldo de cultivo perfecto para la propagación de bacterias. Diarreas, salmonelosis... son frecuentes en estos meses, así que cuida el estado de los alimentos que ingieres.
  • Varicela. La varicela es más frecuente en esta época del año debido principalmente al aumento de la temperatura. Esta enfermedad infecciosa resulta muy contagiosa y afecta especialmente los niños. Si no estás inmunizado, ten especial cuidado, porque puede resultar más peligrosa en mayores. Entre sus síntomas se encuentra la fiebre, el dolor de cabeza, la falta de apetito (incluso vómitos) y unas características ampollas en la piel (con el picor que ello implica). Para prevenir, ten en cuenta que la varicela se transmite a través de tos, estornudos y contacto directo con las lesiones cutáneas. La mejor forma de evitarla es la vacunación.
  • Lesiones. En primavera es frecuente que nos motivemos y nos encontremos más activos, más arriesgados, más abiertos a nuevas experiencias. La contrapartida es que también corremos un mayor riesgo de sufrir lesiones físicas. Las citas al fisioterapeuta son muy frecuentes en estos meses porque el contacto repentino con la naturaleza o con el deporte puede llevarnos a cometer más de una locura, ya sea en cuanto a la actividad en sí misma como en cuanto a su intensidad. Para prevenirlo, sobre todo si no estás en forma, modera tu nivel de exigencia, no te olvides de calentar, estira siempre que hagas ejercicio, mantén una dieta sana y no olvides hidratarte.
  • Conjuntivitis. La conjuntivitis va asociada muchas veces a las alergias. Consiste en una inflamación de la membrana mucosa que recubre el interior de los parpados, y suele manifestarse en forma de secreción ocular, ganglios inflamados, dolor moderado, visión borrosa, hinchazón de los párpados y fotofobia.