El New York Times arremete contra los políticos españoles: les culpa de la imparable segunda ola de coronavirus

  • "La incompetencia de los políticos españoles, tan mortal como la covid"

  • "Madrid, centro financiero y administrativo, hoy en situación límite”

  • "Los españoles soportaron el confinamiento más duro de Europa"

El diario New York Times arremete contra los políticos españoles, a los que acusa de la imparable segunda ola de coronavirus que azota nuestro país. Los ciudadanos -dice- "hoy asisten, entre la impotencia y la indignación, al desperdicio de todos sus sacrificios por parte de una clase política que no cumplió su parte del trato".

"Los ciudadanos hicieron su trabajo, aceptaron los confinamientos y siguieron normas como el uso de mascarillas. Los políticos se pelearon entre ellos, incumplieron las promesas y repitieron los errores de la primera ola del virus". Con estas palabras el diario norteamericano comienza el artículo en el que analiza la pandemia en España.

Mientras en España se ha afirmado que las cifras de contagios están disparadas porque los ciudadanos no cumplen las cuarentenas y por la forma de ser y de relacionarnos, desde fuera se ve todo muy distinto. Ensalzan la actitud de la gente y culpan a los políticos. "Los españoles aceptaron con infinita paciencia el confinamiento más duro de Europa durante la primera ola de marzo, asumieron graves perjuicios económicos a cambio de proteger la vida de sus mayores y han sido algunos de los ciudadanos más disciplinados en normas como el uso de la mascarilla, utilizada por más del 84 por ciento de la población. Hoy asisten, entre la impotencia y la indignación, al desperdicio de todos sus sacrificios por parte de una clase política que no cumplió su parte del trato".

El diario afirma que el Gobierno central hizo una desescalada “apresurada” para reactivar el turismo y devolvió las competencias a las CCAA demasiado rápido. “La responsabilidad pasó de un gobierno que había gestionado la pandemia con torpeza —el país lideró las cifras de mortalidad y trabajadores de salud contagiados— a 17 administraciones que lo han hecho con desidia”.

En España, dice,” no se reforzaron los sistemas sanitarios, ni se planeó la reapertura de las escuelas, ni se organizó el sistema de rastreo”.

El diario saca los colores si de PCR se trata: “Una de las claves para frenar la propagación del virus es buscar y realizar la prueba de PCR al mayor número de personas que han estado en contacto con personas infectadas. Pero el número de esos sospechosos que España consigue localizar es inferior al de Zambia (9,7), cuatro veces menor que el de Italia (37,5) y está veinte veces por debajo de Finlandia (185)”.

No obstante, el New York Times acusa a los ciudadanos de no querer a los mejores al frente de las decisiones políticas. “Nuestros políticos tienen escasos incentivos en buscar la excelencia porque saben que los españoles votan a sus partidos con una lealtad solo equiparable a la que sienten por su equipo de fútbol. La ideología y el partidismo tienen más peso en las urnas que la preparación, la honestidad o experiencia de los candidatos, enviándoles el mensaje de que su futuro no depende de su gestión o los resultados que obtienen. Eso tiene que cambiar: si algo nos ha enseñado la pandemia es que el precio de no tener a los mejores al volante es demasiado alto”, afirma el artículo.

Mientras los políticos se entretenían en culparse los unos a los otros de la primera ola, la segunda se les ha venido encima, sostiene la publicación.

Políticos, de profesión militantes

La coincidencia de la pandemia de covid con los populismos no solo se sufre en España, pero aquí es algo estructural, argumenta: “Los partidos políticos se han convertido en organizaciones endogámicas y herméticamente cerradas al talento exterior. Los españoles solo pueden votar a sus candidatos en bloque, a través de listas cerradas elaboradas por los propios partidos tras un proceso de selección donde la intriga y las relaciones cuentan más que la preparación. La mayoría de nuestros representantes llegan a puestos de responsabilidad sin más experiencia que su militancia política. Solo el 36 por ciento de los diputados del Congreso declaraban haber trabajado alguna vez en la empresa privada en 2018”.

La pandemia ha desvelado una verdad dolorosa: la incompetencia cuesta vidas y arruina economías

“La pandemia ha desvelado una verdad dolorosa: la incompetencia cuesta vidas y arruina economías, como demuestra el ejemplo de la comunidad de Madrid, el centro financiero y administrativo de España, hoy en situación límite”.

El New York Times compara la situación de Madrid y Nueva York, que –afirma- a finales de junio estaban en una situación parecida. “Desde entonces la comunidad española ha visto multiplicar sus casos hasta los 772 por cada 100.000 habitantes mientras Nueva York mantiene la situación bajo control con 28 contagios por cada 100.000 habitantes. El número de rastreadores, el apoyo hospitalario, la reapertura eficazmente prudente de los negocios o las pruebas explican la diferencia”.

“Revertir la mediocridad en la política española requerirá de profundas reformas que deben comenzar por la educación y cuyos beneficios podrían demorarse años. Pero nada impide empezar por medidas más concretas que frenarían la degradación de la vida pública”, señala el periodista David Jiménez en su artículo.

“Urge cambiar la ley electoral para que los votantes escojan a sus representantes en listas abiertas, replantearse una organización territorial que ha provocado una gran descoordinación entre regiones y renovar las instituciones de gobierno para que dejen de ser una agencia de colocación de políticos y militantes afines a los partidos en el poder. Y, sin embargo, nada de ello servirá mientras no se responsabilice a los dirigentes españoles por sus fracasos y que estos tengan consecuencias políticas en las urnas”, sentencia.