Si disfrutas ya de tus vacaciones, seguro que ya lo has sufrido. Si te queda poco para hacerlo, seguro que recuerdas ocasiones pasadas en la que las yemas de tus dedos y pies se han arrugado. De hecho, sucede a partir de estar más de cinco minutos dentro del agua.
Pues bien, esto se debe a la evolución de nuestro sistema nervioso. Es una respuesta única que no ocurre en el resto del cuerpo. Estas arrugas son un reflejo directo de la adaptación de nuestros antepasados a las condiciones climáticas de extrema humedad, tal y como ha explicado el neurobiólogo Mark Changizi, del instituto de investigación sobre inteligencia artificial 2AI Labs, a la BBC.
Otro de los datos más curiosos que ha investigado este científico es que es mucho más fácil que el proceso se produzca con agua dulce que con agua salada, lo que reforzaría la idea de que el origen está en la evolución de los primates, más acostumbrados a zonas cercanas a lagos y ríos.
¿Por qué se produce?
Los científicos pensaron durante mucho tiempo que era solo por una cuestión de intercambio osmótico. Es decir, un intercambio entre el agua de fuera y dentro del cuerpo a través de la fina piel de manos y pies.
Después de muchos experimentos, se ha demostrado sin embargo que es una respuesta autónoma de nuestro sistema nervioso, es decir, del sistema de células especializadas en la conducción de señales eléctricas.
¿Qué es lo que ocurre?
Cuando nos sumergimos en el agua, este entra en contacto con las capas externas de la piel, lo que poco a poco, altera el balance de electrolitos. Los electrolitos son líquidos y minerales necesarios para nuestro cuerpo, presentes en la sangre, y que llevan una carga eléctrica que se relaciona con el sistema nervioso. Este lo procesa, y obliga a los capilares subcutáneos (por debajo de las yemas) a que se contraigan para evitar el flujo de sangre abundante. Esto hace que la capa más externa de la piel de los dedos disminuya el flujo de sangre y se produzcan las arrugas.
¿Para qué sirven estas arrugas?
Este hallazgo ha planteado cuál es la ventaja de los dedos arrugados frente a los dedos secos. ¿Con qué finalidad reacciona así el cuerpo? Los científicos de la Universidad de Newcastle han llegado a otra conclusión: que posibilitan un mejor agarre de objetos bajo el agua o un mejor movimiento dentro de superficies mojadas o húmedas, ya que drenan el agua, haciendo que la superficie de contracto sea mayor. Sería el equivalente a las marcas de un neumático.