Los 'niños fantasmas' que dejó la pandemia de covid: ¿quiénes son?

Los niños y los mayores han sido los que más han sufrido la pandemia de covid. Los segundos por los fallecimientos y la enfermedad, mientras que los más pequeños se han llevado a peor parte de las secuelas psicológicas: depresión, aislamiento. Los psicólogos los llaman niños fantasmas, que arrastran la secuela de los largos meses de confinamiento.

Los psicólogos coinciden en señalar a los niños como uno de los grupos que peor lo ha pasado con la pandemia del coronavirus. Los 'niños fantasma' dejaron de ir al colegio durante meses y con ello perdieron la ocasión de socializar.

Esta situación ha repercutido en su salud mental y en su comportamiento. Los especialistas detectan que los llamados niños fantasmas son más ansiosos e introvertidos, no están interesados en su educación, ni se sienten atraídos por tener interacción social y prefieren pasar el tiempo encerrados en su habitación.

Las secuelas del confinamiento: De la apatía a la pérdida del interés por todo

Dos psicólogas británicas, Jane Gilmour y Bettina Hohnen, autoras de varios libros sobre jóvenes y adolescentes han explicado que "la pandemia provocó que muchos jóvenes pasaran de tener tendencias bastante inofensivas ("un poco ansiosas") a un comportamiento preocupante (rechazo a ir a la escuela)", según cita el Daily Mail.

Las expertas explican que el confinamiento y la amenazas constantes de enfermedad y muerte, ha provocado un aumento de los problemas de salud mental, y se ha convertido en uno de los factores del abandono escolar de los adolescentes tras el paso de lo peor de la pandemia de covid.

Las especialista aseguran que la pandemia ha llevado a la apatía a muchos adolescentes y a la pérdida del interés por las cosas que antes les importaban o motivaban. Además, los niños y adolescentes de entornos socioeconómicos más bajos tienen más probabilidades de desconectarse de la escuela.

Estos comportamiento puede causar estragos sociales y emocionales en los niños y adolescentes a largo plazo, porque "sin esa conexión social esencial, se acumulan aún más problemas que podrían afectar toda la vida", según las expertas, que piden a los partes estar alertas y promover actividades conjuntas con la familia y hablar con sus hijos respecto a sus temores e inseguridades.