Las tos nos protege, pero hay remedios naturales para aliviarla

  • Existen grandes remedios naturales para aliviar la tos: descubre los más efectivos

La tos tiene su razón de ser, por muy molesta que nos resulte: es un mecanismo de nuestro cuerpo para eliminar elementos que no deberían estar en él. Por ejemplo, en un proceso de resfriado o cualquier otra infección respiratoria, la tos nos ayuda a descargar mucosas y limpiar nuestro aparato respiratorio. Pero a veces la tos no es productiva y, más que generar beneficios, provoca daños en nuestra garganta, dificultando también el desarrollo de nuestro día a día. Si quieres saber cómo calmar la tos de forma natural, estos son algunos remedios naturales para quitar la tos.

¿Cómo calmar la tos? Algunos remedios naturales para el alivio de la tos

Las causas de la tos son variadas y pueden estar relacionadas con alergias, infecciones... Su razón de ser es eliminar elementos irritantes e infecciosos del cuerpo, por lo que lo mejor para acabar con ella es hacer desaparecer la causa subyacente. Sin embargo, durante estos procesos es importante contar con aliados que te permitan al menos controlar su impacto y evitar que la tos provoque daños añadidos. Existen diferentes remedios naturales para calmar la tos que resultan altamente efectivos y que puedes utilizar antes de recurrir a productos farmacéuticos. Eso sí, cuando la tos no mejore y resulte persistente, lo mejor es acudir a un médico para que analice tu caso y te ofrezca el tratamiento adecuado.

Por ejemplo, un jarabe natural para la tos es el que obtenemos al mezclar miel . Es un clásico infalible que se utiliza en muchísimos hogares, y no es para menos. La combinación del efecto anti bacteriano, hidratante, calmante y regenerador de la miel, unido al poderoso limón, también anti bacteriano y potente desintoxicante, convienen esta mezcla en una apuesta segura. En cuanto a las proporciones, puedes usar las que mejor funcionen en tu caso: una mezcla más densa puede calmar lentamente tu garganta, mientras que una mezcla más líquida y ácida descenderá más rápido.

Del mismo modo, el té con miel es también una buena opción para mantenerte hidratado y cuidar tu garganta. Y es que precisamente mantener una hidratación adecuada es una de las claves para reducir el impacto de la tos, así que con esta mezcla no solo estarás combatiendo a las bacterias presentes en tu aparato respiratorio, sino que también estarás aportando a tu cuerpo el líquido que necesita. También puedes añadir limón a esta mezcla para potenciar el efecto anti bacteriano.

Otro ingrediente clave en caso de tos es el jengibre. De hecho, esta raíz funciona especialmente bien en el tratamiento e la tos seca o asmática, debido a sus propiedades antiinflamatorias. Lo más habitual es preparar una infusión con rodajas de jengibre recién cortado, a la que puedes añadir si lo deseas una cucharada de miel y unas gotas de limón para potenciar su efecto y mejorar su sabor. Y si no te asustan los sabores intensos, prueba a preparar tu infusión de jengibre añadiendo también un par de dientes de ajo. Aunque su sabor puede resultar desagradable, el ajo lo tiene todo para mejorar tu tos: es antiinflamatorio, descongestiona, es un buen antibiótico natural, evita resfriados, mejora el asma...

Los líquidos en general, sobre todo calientes, están muy indicados para calmar la tos: caldos claros, tés y demás infusiones, agua caliente, zumos de frutas... También el uso de vapor de agua, muy indicado para la tos productiva, ya que reblandece la mucosa presente en tus vías respiratorias y ayuda a su eliminación natural. Como el vapor excesivo puede deshidratar tu piel, no olvides beber un vaso de agua después de una sesión de vapor (por ejemplo, en la ducha). También puedes hacer uso del vapor de forma localizada, con un bol de agua caliente y una toalla que cubra tu cabeza, para concentrar la entrada de vapor en tu nariz y tu boca. Puedes añadir aceite esenciales (eucalipto, árbol de té...) para mejorar tu respiración.

Por último, no olvides las poderosas gárgaras de agua con sal, un remedio tan sencillo como efectivo. La sal reduce las flemas y la mucosa y, con ello, disminuye la necesidad de toser. El agua debe estar preferiblemente caliente (aunque no en exceso) para que la sal se disuelva. Basta con una cucharadita en un bol de agua.