Trastorno antisocial de la personalidad: ¿cuáles son las señales para detectar a un sociópata?

  • Llamamos comúnmente 'sociópata' a una persona diagnosticada con un trastorno antisocial de la personalidad

  • La sociopatía es un trastorno mental por el que una persona no demuestra discernimiento entre bien y mal

  • Además, el sociópata suele ignorar los derechos y sentimientos de los demás

Existen muchos tipos de enfermedades mentales pero quizás una de las más conocidas es la llamada sociopatía o trastorno de personalidad antisocial. El sociópata sufre un trastorno mental que se manifiesta a través de una actitud en la que la persona no distingue entre el bien y el mal, siendo también frecuente ignorar los derechos y los sentimientos de los demás. Se trata de un perfil capaz de tratar a los demás de forma manipuladora o cruel y, como ocurre con cualquier otro trastorno, existen factores de riesgo y síntomas asociados que es importante conocer para una detección temprana y el inicio del tratamiento adecuado. Toma nota de los síntomas y señales para detectar una sociopatía.

Trastorno antisocial de la personalidad: señales para detectar a un sociópata

Si resulta tan llamativo el perfil sociópata es precisamente por ser capaz de tratar a los demás de forma cruel, indiferente, dura, agresiva... sin sentir ningún tipo de culpa o remordimiento en el proceso. Esta indiferencia y ausencia de culpa o remordimiento cobra sentido si pensamos que, tal y como recuerda Mayo Clinic, quienes sufren este trastorno no distinguen los límites entre lo que está bien y lo que está mal.

No es raro que un sociópata transgreda las normas legales y cometa delitos, y tampoco que presente actitudes violentas o que consuma drogas. Las actitudes impulsivas, la mentira y la ausencia de responsabilidad familiar, laboral, académica o social son factores que también suelen estar presentes en quienes sufren este tipo de trastorno.

Así, algunos de los síntomas y signos para detectar la presencia de un trastorno antisocial de la personalidad son el desprecio por el bien y el mal, la mentira o engaños constantes, la insensibilidad y el cinismo, la falta de respeto a los demás, el uso de la manipulación y el encanto para conseguir cosas del resto de personas, la arrogancia o sentido de la personalidad, o problemas recurrentes on la ley o la autoridad.

Además, el sociópata puede tender a violar repetidamente los derechos de los demás a través de la intimidación y la deshonestidad, puede ser impulsivo y poco planificador, mostrará poca empatía y remordimiento, asumirá riesgos innecesarios o conductas peligrosas y no tendrá en cuenta las consecuencias negativas de sus actos, tanto para sí como para los demás.

Estos síntomas suelen aparecer relativamente pronto: antes de los 15 años de edad, si bien los más frecuentes en un principio son los problemas de comportamiento graves y persistentes: agresiones a personas o animales, engaño, violencia contra las cosas, robos, transgresión grave de las normas...

Desafortunadamente, se trata de un trastorno de por vida, aunque algunos síntomas pueden mitigarse con el tiempo. Lo más frecuente es que sean las personas del círculo cercano del paciente las que detecten que algo no va bien y pidan ayuda profesional.

En cuanto a las causas de la sociopatía, se desconoce su causa exacta, aunque pueden existir factores genéticos o de desarrollo del cerebro. Conductas sufridas por el paciente (maltrato o descuido durante la infancia; vida familiar inestable, violenta o caótica durante la infancia...) también son causas frecuentes. Los hombres, por otro lado, tienen mayor riesgo de experimentar este tipo de trastorno que las mujeres.

La prevención en el caso de este trastorno es complicada, ya que se gesta o aparece en la infancia o adolescencia. Lógicamente, un clima familiar violento repercutirá muy negativamente en el desarrollo de la persona y será un claro factor de riesgo en este sentido.

El tratamiento de la sociopatía es también complicado y no existen fármacos específicos para tratar este trastorno, a lo que se suma que la prescripción de determinados medicamentos (contra la depresión o ansiedad, por ejemplo) puede usarse de forma poco responsable por parte del paciente. La psicoterapia suele ser una herramienta recurrente en estos casos, aunque no siempre es eficaz.