Cómo combatir los talones secos y agrietados: remedios y cómo cuidarlos

  • Los talones agrietados son muy frecuentes, sobre todo en verano: toma nota de estos remedios caseros y naturales para combatirlos

Los talones agrietados son muy frecuentes, sobre todo en verano, cuando exponemos nuestros pies a todo tipo de elementos que interfieren en el buen estado de la piel en esta zona: calzado plano y abierto (y, por tanto, mayor impacto en la pisada y mayor exposición a elementos externos), piscinas y agua salada, una posible menor hidratación... Sin embargo, es posible revertir los talones secos y agrietados. No solo se trata de una cuestión estética: dejar de lado los cuidados de talones secos puede provocar problemas de salud. ¿Qué remedios caseros existen para tratar los talones secos?

Remedios caseros para combatir los talones secos

La piel de los talones es mucho más espesa que la del resto del cuerpo. De hecho, puede ser hasta 50 veces más gruesa que la de la zona de las mejillas. También cuenta con un mayor número de células adiposas, lo que funciona como 'amortiguador' de la pisada, reduciendo la incidencia del impacto al caminar. Precisamente la presencia de grasa influye en que su hidratación sea más difícil, por lo que hay que utilizar productos específicos para esta zona.

Cuando hay falta de hidratación, aparecen los talones agrietados, que presentan síntomas como descamación, picor, enrojecimiento, rugosidad y grietas, e incluso sangrado. En algunos casos, los talones agrietados pueden ser dolorosos. A veces los talones secos tienen su origen en otras dolencias, como es el caso de enfermedades metabólicas (diabetes), que pueden afectar al estado de la piel y disminuir el grado de humedad. Lo mismo se aplica a quienes sufren problemas circulatorios. La diálisis, la quimioterapia o la radioterapia también provocan como efecto secundario una mayor sequedad en la piel.

En cualquier caso, la forma de actuar es la misma: hidratar la zona convenientemente, usar un calzado adecuado (que reduzca la presión y sin costuras incómodas), evitar andar descalzo (el impacto en este caso es total), evitar los tacones altos (máximo 3 centímetros), y mantener una higiene adecuada (agua no muy caliente, evitando el cloro de la piscina y los baños prolongados, así como uso de jabones y cremas con principios activos naturales). Además, la alimentación es clave: es necesario hidratarse por dentro para tener una piel saludable, y eso pasa no solo por ingerir mucha agua, sino también alimentos que la contengan, especialmente en los meses de más calor. También es importante usar protección solar en esta zona: por mucho que esta piel sea más gruesa, eso no significa que no deba protegerse. El sol deshidrata, también en el caso de tus pies.

Existe una amplia gama de productos pensados para mejorar la hidratación de los pies, pero también existen algunos potentes remedios caseros para combatir los talones secos. Antes de hidratar, por ejemplo, una herramienta clave es utilizar piedra pómez para eliminar las durezas: lo primero es eliminar antes todas las células muertas acumuladas para que los productos que apliques puedan penetrar lo suficiente. Una vez hecho esto, puedes usar aceites esenciales (el de argán es uno de los más utilizados) altamente hidratantes. El aceite de almendras es otro clásico de la hidratación.

Además, otra opción es utilizar una mezcla de glicerina y limón y sumergir los pies en ella. Utiliza un recipiente adecuado y cómodo, y llénalo agua caliente (no demasiado), sal gruesa, glicerina, zumo de limón y agua de rosas. Puedes darte baños de 15 o 20 minutos (no pasará nada si decides pasar más tiempo con los pies sumergidos en esta mezcla. También puedes usar esta mezcla a modo de mascarilla, prescindiendo del agua como ingrediente. Envuelve tus pies en ella, colócate unos calcetines y mantén la mezcla en contacto con tu piel todo el tiempo que quieras.

El plátano, la miel, el aguacate, la vaselina, la parafina, el aceite de coco... son otros grandes aliados. En general, puedes utilizarlos de la forma que prefieras, preferentemente como 'mascarilla' para que su efecto sea más potente. Además, en el caso de la miel, ésta tiene propiedades antifúngicas.