¡Vacaciones! ¿Es verdad que cuando paramos nos ponemos malos?

Elsa Alonso 08/07/2017 11:48

En 2007, el doctor Ad Vingerhoets comentaba a The Guardian su teoría acerca de este hecho. Él lo acuñaba 'enfermedad del ocio': el organismo responde al cambio brusco de actividad con una sensación de agotamiento, migrañas, dolor muscular, náuseas e incluso gripe.

El Tiempo Hoy se ha puesto en contacto con la doctora Millie Soria Claros, del Centro Psicogoya de Psicología Neuropsicologia Clínica y Educativa, y ha dicho que esta 'enfermedad del ocio' tiene más que ver con el estrés que con el descanso: "los altos niveles de adrenalina que manejan las personas que están estresadas les hacen estar activados, y eso no es bueno para su bienestar. Cuando entran en vacaciones y dejan de trabajar, descienden los niveles de estos neurotransmisores y el organismo enferma porque es una brecha muy ancha de estar hiperactivos a descansar".

El sector de la población que enferma, por tanto, es el que está más extenuado en los meses previos al verano. El parón radical de trabajo hace que el organismo reaccione con "cambios en su estado de ánimo y depresión", según la doctora Soria Claros.

En conclusión, no nos pone malos parar, nos pone malos no hacerlo en todo el año.

¿Hay cura?

La mejor cura de este padecimiento es la prevención. Si lo que provoca la fiebre, el catarro o la gastroenteritis es el cambio brusco, y su consecuente bajada de neurotransmisores, lo que se debe intentar es suavizar el paso de la rutina al período vacacional. La psicóloga explica: "Es importantísimo dosificar de manera planificada tanto las horas laborales como las de ocio. Ningún extremo es bueno, y menos para nuestro organismo, tanto a nivel mental como físico. Es decir, el problema no son las vacaciones, sino pasar de un extremo a otro, careciendo de adaptación y por eso podemos enfermar".

Solo los que han realizado una retirada progresiva en el lugar de trabajo han conseguido que esta 'enfermedad' no les vuelva a atacar.

En verano, los achaques suelen ser otros

"Las vacaciones en sí mismas no hacen enfermar, al contrario. No es habitual ponerse malo", asegura la doctora de entrada. No obstante, cuando comienzan los días de descanso y ocio, es posible que algunas personas no acepten bien el cambio de aires. Millie Soria Claros comenta: "cuando comienzan nuestras vacaciones, si nos ponemos malos es porque pasamos de estar en un estado de actividad alerta, que demanda nuestra actividad laboral y cotidiana, a un descanso y actividades opuestas de lo que venimos haciendo habitualmente. Los cambios son dormir a distintas horas, la alimentación es distinta, el clima, el lugar donde elijamos irnos a descansar. Nuestro organismo a veces se enferma con resfriados y malestares gástricos porque no le damos el tiempo que necesita para adaptarse y defenderse de tal agresión".