De la generación Z a la Mute: el 96% de los millenials usan solo Whatsapp o Telegram para comunicarse

Muchos los conocemos como la generación Z, pero ahora también se les conoce como la generación Mute. O lo que es lo mismo, muda. Son jóvenes, de entre 14 y 24 años, que priorizan la comunicación a través de aplicaciones de mensajería y rechazan las llamadas telefónicas.

Según un estudio, el 96% de los millenials utilizan solo WhatsApp o Telegram para comunicarse. De hecho, prefieren relacionarse con asistentes virtuales a hablar con personas.

Estos jóvenes se pasan todo el día pegados al móvil, pero ni llaman ni contestan. "Tengo algunos amigos que les llamo y no cogen, aunque sea una emergencia", dice uno de ellos. Otro reconoce que llamar "como que da pereza porque tienes que contactar con él".

La generación Mute opta por silenciar el móvil

Los expertos les han bautizado la generación Mute porque tienen el móvil silenciado. Llamar, para ellos, es una invasión de la intimidad. Ángeles Franqueira, psicóloga, explica que "la mayoría de la gente se cree que, a la hora de hablar directamente, tienes que responder a todo. Y tienen miedo o les da vergüenza. Muchas veces es por timidez también".

Mientras escriben pueden hacer otras cosas y una conversación telefónica no se lo permite. "Con WhatsApp es más cómodo para mí", asegura una joven. Otro admite que "sinceramente, a lo mejor somos muy vagos". A ellos nunca les va a sonar el teléfono porque lo llevan siempre en silencio.

Ojo que esta tendencia se contagia. Cada vez hay más adultos a los que les cuesta llamar y esto puede ser un problema. "Puede haber cinco personas y cada uno está atendiendo a su teléfono y no se hablan", subraya Franqueira.

"Odio que me suene en el cine o que me interrumpa una reunión de amigos. Me da más pereza que me llamen", indican. Aunque no todos están de acuerdo y siempre hay algún nostálgico: "Yo soy de llamar, no me gusta estar escribiendo".

Ante esta vorágine de silencio, los psicólogos recomiendan dedicar tiempo a conversar con los amigos. Y que Internet no arrase también con las relaciones sociales.