La vida de Marta Pérez, una joven de Ibi de 19 años, cambió por completo el 28 de septiembre del año pasado, al igual que la de toda su familia. Tras entrenar con una amiga en el gimnasio al que se había apuntado, probó un batido de proteínas que contenía pistacho. Ella primero preguntó si el preparado llevaba el fruto seco al que es alérgica, pero le dijeron que no. Pronto comenzó a sentirse mal, por lo que decidió ir al centro de salud de su localidad, donde le administraron Urbason y la mandaron a casa. María Verdejo, su madre, detectó que su hija no estaba bien cuando estaba regresando y decidió volver de nuevo al centro de salud. Allí, al poco de entrar, sufrió una parada cardiorrespiratoria.
Los sanitarios estabilizaron a Marta y la joven fue trasladada a su hospital de referencia, el Hospital Virgen de los Lirios de Alcoy, donde ingresó en coma a la Unidad de cuidados Intensivos (UCI). En este centro sanitario estuvo de septiembre a diciembre y la familia denunció un "trato inhumano": a María le llegaron a decir que la vida de su hija estaba en riesgo y que podría no vivir. Ella, desesperada, comenzó a presentar recursos pidiendo su traslado a otro centro hasta que se decidió su ingreso en un centro privado de Valencia, donde hoy sigue recibiendo un tratamiento de neurorrehabilitación y dando pasos adelante. "Ves su recorrido y sus avances y estás contento, pero a la vez estás triste. Hace un año de todo esto y duele", explica a Informativos Telecinco la madre de Marta, a quien el trabajo le ha mantendio la mente bastante ocupada en un día tan señalado.
María publicó en la víspera un vídeo muy especial desde las redes sociales (@mariaverdejomelero en Instagram) para agradecer todo el apoyo que han recibido a lo largo de estos 365 días. Ella considera que hubo "una serie de negligencias médicas" que provocaron que su hija terminara en la situación actual. La primera "y la más grave", apunta, se cometió en el centro de salud que atendió a Marta en primera instancia: "No tenían que haberla mandado a casa y no se siguieron los protocolos para casos de shock anafiláctico, como ocurría con mi hija. De haber trabajado bien, esto no hubiera pasado". La joven ya había pasado por otros shocks anafilácticos anteriormente, pero se resolvieron con total normalidad -se quedaba tres días ingresada y recibía el alta-. Sin embargo, en esta ocasión "se alinearon los astros" en su contra.
La madre de Marta vio a su hija asfixiarse, ponerse morada y entrar en parada cardiorrespiratoria. La tuvieron que sacar de la sala para que los médicos atendieran a la joven y no puede ni recordar bien qué es lo que habló con su marido al enterarse de todo. Él estaba trabajando y fue corriendo hasta el lugar. Además, nunca pensó que en Alcoy fuera a revivir situaciones complicadas a nivel sanitario como en Ibi. Lo que tiene claro es que no quiere que su hija vuelva al hospital de referencia. Por eso pidió y consiguió el traslado al Hospital Vithas Valencia Consuelo y por eso inició su particular lucha: la de pedir prórrogas para que continúe, mientras presente mejoría, recibiendo tratamiento de neurorrehabilitación.
Marta lleva encadenando prórrogas de dos meses desde diciembre. El próximo 19 de octubre finalizará la actual (la tercera concedida). María asegura que numerosas personas le han dicho que su apariencia es de "muy cansada" -"y lo es, es muy agotador"-, pero confía plenamente en que su hija despierte del coma y vuelva a ser la de antes, en escuchar de nuevo un "mamá, estoy aquí". Afirma que su progreso es muy notorio y esperanzador, a pesar de que todavía no se pueda comunicar con ellos -"las recientes pruebas médicas lo avalan, ya es medible 'médicamente'"-, pero recuerda que necesitan una prórroga de mínimo un año y medio, lo que requieren estos procesos neurológicos severos.
La joven de Ibi puede volver al domicilio familiar los fines de semana desde mayo por un permiso que le conceden los profesionales del centro privado valenciano. Tanto el sábado como el domingo continúa con la terapia en casa, donde acuden unos fisioterapeutas contratados por sus padres. Para llegar hasta su localidad, lo hace en ambulancia y tarda unas tres horas de viaje. La familia se organiza como puede. Pero Marta nunca está sola. Entre semana, por el contrario, sigue con sus sesiones de neurorrehabilitación. Se espera que las partes de su cerebro, que no presentan daños, vuelvan a tener esa conexión que necesitan. Y en las últimas semanas, los resultados son muy buenos, insiste su madre.
Lo que lamenta María es que en este tiempo que lleva su hija en coma, Sanidad no se haya dirigido directamente a la familia para transmitirles las noticias sobre la estancia de su hija en Valencia (lo que la llevó a convocar incluso manifestaciones). No ha recibido ninguna disculpa y no la esperaba, pero sí que pensó en que desde la Consellería hubieran dicho: 'Vamos a estudiar tu caso y a analizar qué ha pasado'. Se ha sentido desamparada. "No nos han comunicado nada, ni nos han contestado a los recursos y todo lo que hemos enviado. Espero que en la próxima fecha marcada, el 19 de octubre, se note que hay un cambio de Gobierno en la comunidad autónoma o un cambio en la dirección del hospital de referencia. Me gusta ser optimista, confío en que dejen de hacernos sufrir y tener que dejar de pensar en que el mes que viene mi hija puede estar fuera", explica María, que lo único que quiere es que la joven siga progresando donde está. No permitirá que acabe postrada en la cama como ocurrió con muchas otras personas.