En 2024 se estrenaron 200 series, películas o documentales de 'true crime', el género que recrea asesinatos reales. Casos muy mediáticos en los que siempre surge el debate: el de proteger a las víctimas. En este caso, la justicia a quién da la razón es a la asesina Ángeles Molina, condenada a 22 años de cárcel.

Su crimen convertido en guión de una serie que ha quedado paralizada. Ángeles Molina denuncia a la plataforma audiovisual por utilizar imágenes personales previas al asesinato de su compañera de trabajo en el 2008.

Los límites de 'true crime'

Los expertos y abogados consultados defienden que, aunque una persona esté condenada, sigue manteniendo su derecho a la intimidad.

Pero ¿dónde queda ese derecho cuando afecta a las víctimas? Tras el caso del libro de Bretón, Igualdad plantea reformar el Código Penal para prohibir a los agresores vicarios difundir detalles que causan más dolor.

Ruth Ortiz, madre de los pequeños asesinados por José Bretón, propone dar un paso más y pide que se extienda a las víctimas de asesinato.

Encontrar un equilibrio entre el respeto y la libertad de expresión es el delicado debate al que se enfrentan los 'true crime'. "Lo que no podemos quebrantar es ese derecho al honor sean familiares de las víctimas como personas que han sido acusadas por la comisión de estos delitos", expone la abogada penalista Marina Porras.

Un género que se centra en los asesinos, en su 'modus operandi' y que, no siempre, empatiza con las víctimas. Los estrenos van en aumento. En 2024 España produjo casi un 20% de estas series. Por su parte, Estados Unidos ha producido un 80% de este tipo de contenido. Un sector que ha puesto el ojo en la bala.

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