El uso del aire acondicionado reaviva el dilema climático en plena ola de calor en toda Europa

El uso del aire acondicionado reaviva el dilema climático en plena ola de calor en toda Europa
El uso del aire acondicionado reaviva el dilema climático en plena ola de calor en toda Europa
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El El calor extremo no solo sofoca a Europa, también entra de lleno en el debate político. En Francia, la líder ultraderechista Marine Le Pen ha acusado al Gobierno de Emmanuel Macron de hacer sufrir al pueblo al no extender el uso del aire acondicionado en espacios públicos. Su promesa, si llega al poder: lanzar un amplio Plan Nacional de Equipamientos para climatizar infraestructuras públicas.

Desde el Ejecutivo critican el oportunismo político y señalan que Le Pen no cuantifica el enorme coste energético de una medida así. Las voces ecologistas, aunque reconocen la necesidad de invertir, proponen otro camino: aislamiento térmico, arquitectura bioclimática o revegetalización urbana.

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Agrava el problema climático

El debate se intensifica en un contexto de veranos cada vez más largos y abrasadores, que comienzan ya en mayo y elevan las temperaturas nocturnas por encima de los 30 grados en algunas regiones. El aire acondicionado se vuelve, para muchos, imprescindible, sobre todo cuando el termómetro supera los 40 °C. Sin embargo, su uso masivo genera preocupación: contribuye al calentamiento urbano, dispara el gasto energético y agrava el problema climático.

En España, el Gobierno reguló hace dos años la temperatura en espacios públicos y comercios, fijándola en 27 grados. "El calor que se extrae del interior, va directamente a la calle", explica José Merino, catedrático de Ecología en la Universidad Pablo de Olavide, quien reconoce que él mismo usa aire acondicionado en casa. La clave, dice, está en enfriar mejor los edificios sin depender únicamente de la tecnología.

La factura eléctrica también lo nota: los hogares españoles gastan más de 250 millones de euros al año solo en climatización.