Un perro valorado en 23.000 euros, la esperanzadora terapia para Axl, un niño de 7 años con autismo

Axl y ‘Fresita’, durante las pruebas de compatibilidad celebradas en Madrid
Axl y ‘Fresita’, durante las pruebas de compatibilidad celebradas en MadridCedida por Diario Atlantico
  • Axl es un niño vigués de siete años que sufre de autismo en grado 1-2

  • Un perro especialmente adiestrado puede servir de terapia a niños que sufren TEA

Compartir

Una familia de Vigo ha iniciado una campaña de recaudación con el fin de conseguir un perro de asistencia para su hijo Axl, diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA). El animal, un labrador entrenado de forma específica para niños con autismo, cuesta más de 23.000 euros, una cifra que los padres están decididos a alcanzar como sea para mejorar la calidad de vida de su pequeño.

El precio de la calma y la seguridad para Axl y sus progenitores, Iria y Luis, se traduce en exactamente 23.340 euros. Ese es el valor de un perro entrenado durante años para asistir a niños con autismo, brindándoles apoyo emocional, ayudándoles a gestionar crisis sensoriales y previniendo situaciones peligrosas como intentos de fuga o conductas impulsivas. Para sus padres, esta alternativa representa una vía real de alivio en un día a día cargado de retos.

PUEDE INTERESARTE

Axl tiene siete años y se le ha diagnosticado autismo en un nivel entre 1 y 2, lo que implica dificultades significativas para adaptarse al entorno. Es un niño inquieto, a veces reacciona con agresividad, y su desarrollo del lenguaje fue tardío: no comenzó a hablar hasta los cinco años. “Recibir el diagnóstico fue como quedarse sin suelo bajo los pies. No sabes por dónde empezar y sientes que nadie te guía”, explica su madre Iria. La situación es tan compleja que incluso profesionales especializados han reconocido no saber cómo ayudarle en ciertos momentos.

Aunque recientemente se aprobó una normativa que reconoce la figura del perro de asistencia para personas con autismo, la implementación es todavía lenta. “No existen aún las ayudas que sí se dan a personas ciegas con perros guía, pero confiamos en que eso cambiará en el futuro”, asegura la familia, que se ha propuesto tocar todas las puertas posibles a partir de septiembre para acceder a algún tipo de apoyo institucional.

PUEDE INTERESARTE

Los padres de Axl recaudan fondos para acceder a esta terapia valorada en 23.340 euros

La iniciativa cobró impulso gracias a DogPoint, una entidad que entrena perros para asistir a personas con diversas discapacidades. Esta organización se ofreció a colaborar con la familia para recaudar fondos y facilitar el proceso de selección del perro adecuado. Iria, Luis y Axl viajaron a Madrid para conocer a varios de los candidatos caninos, buscando un vínculo real entre el niño y el animal. “Nuestro hijo necesita un perro que le siga el ritmo, que no sea demasiado calmado, sino que tenga energía”, afirmaron tras encontrar al can ideal.

El perro seleccionado, con un coste exacto de 23.340 euros, lleva recibiendo entrenamiento especializado desde el primer año de vida. “Cada conexión entre niño y perro es única y puede transformar vidas”, explican desde DogPoint. Desde ese momento, la familia se ha lanzado a la búsqueda de recursos para financiar la adquisición del animal, aunque un contratiempo —la fractura de pierna de Axl en octubre— obligó a aplazar temporalmente los esfuerzos.

Habilitarán una web para donaciones

Actualmente llevan dos meses inmersos en múltiples actividades para reunir el dinero: venden rosquillas en partidos del club de balonmano Carballal, ofrecen quesos artesanales de Lalín, gestionan huchas solidarias distribuidas por locales de Vigo como cafeterías, copisterías y centros terapéuticos, y también comercializan productos con la imagen de DogPoint. Además, pronto habilitarán una página web en la que cualquier persona podrá realizar donaciones para contribuir a este objetivo. El plazo que se han marcado es de 18 meses.

Detrás de todo este esfuerzo está el profundo vínculo emocional de Axl con los animales. Para él, estar cerca de un perro no es solo un consuelo, es una forma de terapia que le proporciona estabilidad y bienestar. “Podría quedarse horas junto a un perro, simplemente observándolo o acariciándolo”, dice su madre, conmovida.

La familia espera que su historia no solo sirva para alcanzar la meta que se han propuesto, sino también para visibilizar la realidad de muchas otras familias que atraviesan situaciones similares. “Si esto ayuda a que otras personas encuentren una salida, todo el esfuerzo habrá merecido la pena”.