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La pandemia redujo el consumo de alcohol en atracón entre jóvenes, aunque creció en casos de estrés y soledad

Los jóvenes con antecedentes de consumo, síntomas de ansiedad o depresión fueron los más vulnerables. Pexels
  • La pandemia provocó un descenso generalizado en el consumo de alcohol en atracón entre jóvenes de 12 a 25 años

  • Sin embargo, se intensificó como respuesta a situaciones de soledad o estrés

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La pandemia de la covid-19 y las restricciones impuestas provocaron un descenso generalizado en el consumo de alcohol en atracón entre jóvenes de 12 a 25 años. No obstante, en ciertos casos, este tipo de consumo se intensificó como respuesta a situaciones de soledad, estrés o falta de apoyo emocional.

Así lo concluye una investigación dirigida por Elena Andrade, profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de La Rioja (UR), junto a los expertos Andrea Merino (Osakidetza–Servicio Vasco de Salud), Javier Fagundo-Rivera y Pablo Fernández-León (Universidad de Sevilla).

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Factores de protección y vulnerabilidad

El equipo realizó una revisión sistemática de estudios publicados entre enero de 2020 y septiembre de 2024 en 17 países, incluyendo Estados Unidos, Italia, Australia, Francia y España. La mayoría de los trabajos señalan que el miedo al contagio, el respeto por las normas sanitarias, una red de apoyo emocional, hábitos saludables y habilidades para gestionar el estrés actuaron como factores de protección.

Además, los estudiantes vinculados a áreas sanitarias mostraron menor predisposición al consumo abusivo. Sin embargo, el patrón no fue uniforme: en algunos casos, se observó un repunte en el abuso de alcohol, influido por el aislamiento social, la ruptura de rutinas o la incertidumbre sobre el futuro.

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Los jóvenes con antecedentes de consumo, síntomas de ansiedad o depresión, o que carecían de apoyo familiar, fueron los más vulnerables.

Importancia de la prevención en adolescentes

El estudio, publicado en la revista Journal of Clinical Medicine, también destaca que vivir solo o en ambientes sin supervisión familiar, así como la falta de actividades estructuradas, incrementó el riesgo de consumo. En cambio, quienes mantuvieron relaciones familiares estables o rutinas académicas adaptadas, mostraron menos conductas de riesgo.

Algunos estudios indican que las mujeres jóvenes podrían haber aumentado su consumo por un mayor nivel de estrés emocional, mientras que otros subrayan que los hombres lo hicieron más por factores culturales y sociales.

Los investigadores insisten en la necesidad de impulsar estrategias de prevención y detección temprana, especialmente dirigidas a adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad.