Los destrozos que han dejado las rachas de viento de más de 110 kilómetros en el País Vasco

  • El viento ha arrancado una fachada en Barakaldo, que se ha desplomado sobre el patio de una guardería

  • La borrasca ha afectado especialmente al País Vasco, el norte de Navarra y los Pirineos

Una profunda y amplia borrasca atlántica ha azotado el norte peninsular, especialmente el País Vasco, donde ha habido rachas de viento de más de 110 kilómetros por hora. El temporal también ha afectado al mar, donde se han podido ver olas de hasta 9 metros, según informa la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

La borrasca ha afectado especialmente durante la jornada de hoy al País Vasco, el norte de Navarra y Pirineos. El viento ha sido un fenómeno especialmente adverso, con rachas muy fuertes de viento de componente oeste en buena parte de la mitad norte y tercio oriental peninsular, unas rachas que han dejado grandes daños a lo largo de toda la zona.

En San Sebastián era muy peligroso andar por la ciudad, “da miedo”, decía una de las vecinas de la zona. El viento llegaba a mover contenedores y a tirar motos. Incluso, arrancaba enormes árboles o levantaba la arena de La Concha. “Nos tenemos que meter piedras en los bolsillos porque poco más y nos lleva”, decía una de las mujeres que se atrevía hoy a pasear por esta playa.

También el viento ha dejado vestigios en varios edificios, de los que ha levantado la cubierta, como el club de tenis o la feria de artesanía. En muchas carreteras, también se complicaban los trayectos, además del hecho de que el viento complicaba severamente la conducción, las vías estaban prácticamente impracticables.

En Vizcaya, a los aviones se les hacía muy difícil aterrizar en el aeropuerto de Loiu. Mientras que en Barakaldo ha tenido lugar un incedente que podía haber terminado en tragedia, parte de la fachada de un edificio era arrancada por el temporal. Se ha desplomado en el patio que hay bajo el bloque de viviendas, que es el sitio de recreo de una guardería, que ha quedado lleno de cascotes. Por fortuna, no ha habido que lamentar daños personales.