La abuela de la niña hallada muerta en Logroño denunció ser víctima de un 'timo amoroso' de 100.000 euros

  • Madre e hija dejaron reflejado en sus cartas claras intenciones de suicidio

Las cartas escritas por la parricida de Logroño y su madre, abuela de niña fallecida, aportan luz sobre un caso que conmovió a la sociedad española. Cuatro escritas por Olga Febles, la abuela, para sus hijos, un amigo y la declaración de suicidarse. Había sufrido un desengaño amoroso. Las otras tres de Adriana. Más confusas sobre la idea del suicidio, pidiendo perdón a su exmarido por todo el daño que le ha hecho pero insistiendo en que la niña no quería vivir con él.

Ahora se sabe que el desengaño amoroso que sufrió Olga trajo consigo una gran estafa amorosa por valor de 100.000 euros. Según adelanta 'ABC', la mujer expone en una de las misivas que se enamoró de un hombre en Madrid y que este le había asegurado que trabajaba en la ONU y tenía a sus hijos enfermos, por lo que necesitaba dinero. Ella, le envió varias remesas a cuentas de Turquía e Indonesia.

Tras darse cuenta de que había sido víctima de un 'timo amoroso', Olga denunció los hechos el pasado mes de septiembre en la comisaría de Miranda del Ebro (Burgos). La denuncia se estaba investigando. En una de sus cartas de despedida, la mujer asegura tener el número de las cuentas bancarias, listines telefónicos, capturas de Facebook y correos electrónicos, además de pedir que se hiciera justicia y que se devolviese el dinero a su familia.

Era conocido que ambas tenían problemas económicos y que las deudas le habían llevado a cerrar un pequeño negocio que las dos regentaban en la localidad burgalesa. Ahora la investigación continúa.

Las sospechas de los hijos de Olga

Las cartas las llevó el hermano pequeño, Ramón, al cuartel el lunes cuando su sobrina ya estaba muerta, las encontró en su habitación. Las leyó y se quedó shock. El domingo, los tíos maternos, Daniela y Ramón, hijos de Olga y hermanos de Adriana, habían llamado al cuartel y habían buscado en hospitales y en todas partes, porque algo se temía. Olga y Adriana se habían llevado el coche y en cambio había dejado los teléfonos. Tardaban en regresar. Daniela tenía que entregar la niña al padre por la tarde, ella era la encargada en el régimen de visitas del acuerdo de separación. A las 21 horas fueron al cuartel a explicar sus miedos otra vez, pero no dijeron nada de las cartas, o no las habían encontrado. Los agentes buscaron a Adriana, pensando que se quería llevar a la niña. Sin imaginar el plan macabro.

Adriana continúa en prisión preventiva, acusada de homicidio. Cuando los agentes entraron en la habitación del hotel donde encontraron a la pequeña, muerta, les dijo que no sabía cómo había muerto Carolina. Estaba en shock, ausente y ni siquiera colaboró en la búsqueda de su madre.