“Se me cayó el mundo encima cuando mi exmujer me denunció por abusos sexuales a la niña”, asegura un padre víctima de Infancia Libre

  • La mujer fue detenida en su casa por secuestrar a su propia hija

  • Es la cuarta mujer de Infancia Libre investigada por retener a sus hijos

Mauro recuerda cómo empezó la pesadilla. Llegó a su casa y encontró un sobre. En letras muy grandes, ‘ABUSOS SEXUALES’. “El mundo se me cayó encima”. Como si le hubiera caído una bomba atómica. Así de sencillo y contundente lo explica este padre separado de su mayor tesoro, su hija, cuando tenía 3 años. Empezaba a disfrutar de ella, de esa personita que cada día al llegar del colegio le contaba ya cosas. Una edad divertida y entrañable. El divorcio no había roto la relación. Padre y madre intentaban mantener la guarda y custodia. Su exmujer, Rocío de la Osa, no parecía poner problemas a esa convivencia. Hasta que comenzó otra relación y empezaron las denuncias. Se quería llevar a la niña a Galicia. La primera denuncia por malos tratos psicológicos; se lo anticipó en un bar: “Le pegas a la niña”. Mauro escuchó esa acusación y reventó. Salió del bar sin decir nada pero le dio una patada a la puerta del local. Los testigos aclararían el arrebato. Mientras, el pasaría una noche en el calabozo, detenido, y acusado por la que había sido su esposa. Una provocación cree él. Un plan para poder irse lejos, con la niña y sin el consentimiento del padre. Se habían dado cuenta de que la custodia compartida no se puede tener si los padres viven en diferentes ciudades. La segunda denuncia fue tres meses después de la separación, por abusos sexuales. La madre llevó a la niña al pediatra. Puso la denuncia y cuando llegó la exploración de la perito del juzgado no salió como esperaba. No entraremos en los detalles, pero la psicóloga acabó preguntando a la madre si sus abogados le habían dicho algo, lo que tenía que decir. La perito le explicó a la madre que son muchos los casos que les llegan con denuncias de maltrato o violencia sexual, siempre en casos de divorcio conflictivo. No la creyeron.

La asociación infancia libre

María Sevilla, presidenta de Infancia Libre habló del caso de Mauro en el Congreso. Marzo de 2017. Se extendió en detalles y acabó diciendo que esa niña está obligada a ver a su padre; que tiene trastorno adaptativo, reacción mixta de ansiedad y depresión por culpa de las cosas que le hacía su padre, dijo, y que solo ha mejorado cuando ha interrumpido los encuentros con el padre. Todo según los médicos y psicólogos clínicos de la asociación Infancia Libre. María Sevilla acabó diciendo que solo 3 de los 170 casos de niños abusados que dicen tener en la asociación tienen abierto procedimiento. El resto, “no los creen”. La presidenta ocultaba que ella era una de las que había secuestrado a su hijo porque efectivamente la justicia le había dado la espalda después de denunciar en falso a su exmarido. María Sevilla intentó obtener el apoyo de Podemos y del “mundo feminista” para su asociación. Para justificar los datos objetivos de que solo 3 de los 170 casos siguen enjuiciados, argumentaba la falta de preparación de los profesionales. Todos están equivocados según ella. Todos menos los de su asociación. Ahora la policía intenta demostrar que utilizan de manera instrumental la denuncia de abusos sexuales, para conseguir beneficios en los divorcios o simplemente para hundir a sus parejas sin importarles el sufrimiento de sus hijos al separarlos de sus padres. No hay abogado matrimonialista que no sepa que ésta es un táctica como otra para conseguir divorcios ventajosos. Una terrible técnica de chantaje emocional que hay que erradicar ya porque destroza niños, destroza padres, y destroza madres. Porque perjudica muy seriamente a las madres que denuncian verdades. Y efectivamente son muchas las que dicen la verdad.

Cinco años con una sola visita forzada por un juez

A Mauro le tocó una perito judicial que no encontró pruebas de los abusos y no creyó a la madre. Más bien todo lo contrario. La denuncia fue archivada de manera fulminante, pero el infierno de Mauro y su hija ya estaba servido, y ha durado cinco años con una sola visita forzada por un juez para que viera a su hija en el colegio. Le regaló una muñeca. Dos años sin verla. La niña feliz. La directora aleccionada por la madre le echó como a un delincuente. Es que para esa mujer, Mauro era lo peor.

Después de eso la madre cogió a su hija y huyó. Cambió de residencia y de colegio a la pequeña. La madre, decía María Sevilla en el Congreso, “está investigada por un delito de incumplimiento de visitas. Tiene una enfermedad que no le permite pasar por una situación de estrés. Cada vez que es citada a declarar se le apercibe de que será detenida si no comparece”… Cuando Mauro vio en la televisión que detenían a las tres madres de Infancia Libre, incluida la presidenta, y que habían cometido un delito de sustracción de menores y que habían acusado a los exmaridos por abusos sexuales, pensó que era su caso. No sabía que Roció de la Osa, su exmujer, era la vicepresidenta de esa asociación que ahora la policía investigaba porque hay coincidencias que recuerdan más a una organización criminal. El lunes la policía localizó a Rocío en Granada. Llamaron a su puerta y le recordaron que si no les acompañaba al juzgado, la llevarían esposada. Eso no es declarar voluntariamente. Les acompañó pero se negó a declarar. La niña fue entregada a la hermana de Mauro que tiene hijas de la misma edad para empezar a recuperar la convivencia. Mauro estaba nervioso. Solo quería decirle a su hija que la quería. Estuvo jugando con ella en la piscina. Cuando se marchaba le dijo “te quiero”. La pequeña le contestó, “y yo a ti”.